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24 ]
-
Y
ACONTECIÓ después de la muerte de
Saúl, que vuelto David de la derrota
de los Amalecitas, estuvo dos días
en Siclag:
-
Y al
tercer día acaeció, que vino uno del
campo de Saúl, rotos sus vestidos, y
tierra sobre su cabeza: y llegando á
David, postróse en tierra, é hizo
reverencia.
-
Y
preguntóle David: ¿De dónde vienes?
Y él respondió: Heme escapado del
campo de Israel.
-
Y David
le dijo: ¿Qué ha acontecido? ruégote
que me lo digas. Y él respondió: El
pueblo huyó de la batalla, y también
muchos del pueblo cayeron y son
muertos: también Saúl y Jonathán su
hijo murieron.
-
Y dijo
David á aquel mancebo que le daba
las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl es
muerto, y Jonathán su hijo?
-
Y el
mancebo que le daba las nuevas
respondió: Casualmente vine al monte
de Gilboa, y hallé á Saúl que estaba
recostado sobre su lanza, y venían
tras él carros y gente de á caballo.
-
Y como
él miró atrás, vióme y llamóme; y yo
dije: Heme aquí.
-
Y él me
dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le
respondí: Soy Amalecita.
-
Y él me
volvió á decir: Yo te ruego que te
pongas sobre mí, y me mates, porque
me toman angustias, y toda mi alma
está aún en mí.
-
Yo
entonces púseme sobre él, y matélo,
porque sabía que no podía vivir
después de su caída: y tomé la
corona que tenía en su cabeza, y la
ajorca que traía en su brazo, y
helas traído acá á mi señor.
-
Entonces
David trabando de sus vestidos,
rompiólos; y lo mismo hicieron los
hombres que estaban con él.
-
Y
lloraron y lamentaron, y ayunaron
hasta la tarde, por Saúl y por
Jonathán su hijo, y por el pueblo de
Jehová, y por la casa de Israel:
porque habían caído á cuchillo.
-
Y David
dijo á aquel mancebo que le había
traído las nuevas: ¿De dónde eres
tú? Y él respondió: Yo soy hijo de
un extranjero, Amalecita.
-
Y díjole
David: ¿Cómo no tuviste temor de
extender tu mano para matar al
ungido de Jehová?
-
Entonces
llamó David uno de los mancebos, y
díjole: Llega, y mátalo. Y él lo
hirió, y murió.
-
Y David
le dijo: Tu sangre sea sobre tu
cabeza, pues que tu boca atestiguó
contra ti, diciendo: Yo maté al
ungido de Jehová.
-
Y
endechó David á Saúl y á Jonathán su
hijo con esta endecha.
-
(Dijo
también que enseñasen al arco á los
hijos de Judá. He aquí que está
escrito en el libro del derecho:)
-
¡Perecido ha la gloria de Israel
sobre tus montañas! ¡Cómo han caído
los valientes!
-
No lo
denunciéis en Gath, No deis las
nuevas en las plazas de Ascalón;
Porque no se alegren las hijas de
los Filisteos, Porque no salten de
gozo las hijas de los incircuncisos.
-
Montes
de Gilboa, Ni rocío ni lluvia caiga
sobre vosotros, ni seáis tierras de
ofrendas; Porque allí fué desechado
el escudo de los valientes, El
escudo de Saúl, como si no hubiera
sido ungido con aceite.
-
Sin
sangre de muertos, sin grosura de
valientes, El arco de Jonathán nunca
volvió, Ni la espada de Saúl se
tornó vacía.
-
Saúl y
Jonathán, amados y queridos en su
vida, En su muerte tampoco fueron
apartados: Más ligeros que águilas,
Más fuertes que leones.
-
Hijas de
Israel, llorad sobre Saúl, Que os
vestía de escarlata en regocijos,
Que adornaba vuestras ropas con
ornamentos de oro.
-
¡Cómo
han caído los valientes en medio de
la batalla! ¡Jonathán, muerto en tus
alturas!
-
Angustia
tengo por ti, hermano mío Jonathán,
Que me fuiste muy dulce: Más
maravilloso me fué tu amor, Que el
amor de las mujeres.
-
¡Cómo
han caído los valientes, Y
perecieron las armas de guerra!
-
DESPUÉS
de esto aconteció que David consultó
á Jehová, diciendo: ¿Subiré á alguna
de las ciudades de Judá? Y Jehová le
respondió: Sube. Y David tornó á
decir: ¿A dónde subiré? Y él le
dijo: A Hebrón.
-
Y David
subió allá, y con él sus dos
mujeres, Ahinoam Jezreelita y
Abigail, la que fué mujer de Nabal
del Carmelo.
-
Y llevó
también David consigo los hombres
que con él habían estado, cada uno
con su familia; los cuales moraron
en las ciudades de Hebrón.
-
Y
vinieron los varones de Judá, y
ungieron allí á David por rey sobre
la casa de Judá. Y dieron aviso á
David, diciendo: Los de Jabes de
Galaad son los que sepultaron á
Saúl.
-
Y envió
David mensajeros á los de Jabes de
Galaad, diciéndoles: Benditos seáis
vosotros de Jehová, que habéis hecho
esta misericordia con vuestro señor
Saúl en haberle dado sepultura.
-
Ahora
pues, Jehová haga con vosotros
misericordia y verdad; y yo también
os haré bien por esto que habéis
hecho.
-
Esfuércense pues ahora vuestras
manos, y sed valientes; pues que
muerto Saúl vuestro señor, los de la
casa de Judá me han ungido por rey
sobre ellos.
-
Mas
Abner hijo de Ner, general de
ejército de Saúl, tomó á Is-boseth
hijo de Saúl, é hízolo pasar al
real:
-
Y alzólo
por rey sobre Galaad, y sobre
Gessuri, y sobre Jezreel, y sobre
Ephraim, y sobre Benjamín, y sobre
todo Israel.
-
De
cuarenta años era Is-boseth hijo de
Saúl, cuando comenzó á reinar sobre
Israel; y reinó dos años. Sola la
casa de Judá seguía á David.
-
Y fué el
número de los días que David reinó
en Hebrón sobre la casa de Judá,
siete años y seis meses.
-
Y Abner
hijo de Ner salió de Mahanaim á
Gabaón con los siervos de Is-boseth
hijo de Saúl.
-
Y Joab
hijo de Sarvia, y los siervos de
David, salieron y encontráronlos
junto al estanque de Gabaón: y como
se juntaron, paráronse los unos de
la una parte del estanque, y los
otros de la otra.
-
Y dijo
Abner á Joab: Levántense ahora los
mancebos, y maniobren delante de
nosotros. Y Joab respondió:
Levántense.
-
Entonces
se levantaron, y en número de doce,
pasaron de Benjamín de la parte de
Is-boseth hijo de Saúl; y doce de
los siervos de David.
-
Y cada
uno echó mano de la cabeza de su
compañero, y metióle su espada por
el costado, cayendo así á una; por
lo que fué llamado aquel lugar,
Helcath-assurim, el cual está en
Gabaón.
-
Y hubo
aquel día una batalla muy recia, y
Abner y los hombres de Israel fueron
vencidos de los siervos de David.
-
Y
estaban allí los tres hijos de
Sarvia: Joab, y Abisai, y Asael.
Este Asael era suelto de pies como
un corzo del campo.
-
El cual
Asael siguió á Abner, yendo tras de
él sin apartarse á diestra ni á
siniestra.
-
Y Abner
miró atrás, y dijo: ¿No eres tú
Asael? Y él respondió: Sí.
-
Entonces
Abner le dijo: Apártate á la derecha
ó á la izquierda, y agárrate alguno
de los mancebos, y toma para ti sus
despojos. Pero Asael no quiso
apartarse de en pos de él.
-
Y Abner
tornó á decir á Asael: Apártate de
en pos de mí, porque te heriré
derribándote en tierra, y después
¿cómo levantaré mi rostro á tu
hermano Joab?
-
Y no
queriendo él irse, hiriólo Abner con
el regatón de la lanza por la quinta
costilla, y salióle la lanza por las
espaldas, y cayó allí, y murió en
aquel mismo sitio. Y todos los que
venían por aquel lugar donde Asael
había caído y estaba muerto, se
paraban.
-
Mas Joab
y Abisai siguieron á Abner; y
púsoseles el sol cuando llegaron al
collado de Amma, que está delante de
Gía, junto al camino del desierto de
Gabaón.
-
Y
juntáronse los hijos de Benjamín en
un escuadrón con Abner, y paráronse
en la cumbre del collado.
-
Y Abner
dió voces á Joab, diciendo:
¿Consumirá la espada perpetuamente?
¿no sabes tú que al cabo se sigue
amargura? ¿hasta cuándo no has de
decir al pueblo que se vuelvan de
seguir á sus hermanos?
-
Y Joab
respondió: Vive Dios que si no
hubieras hablado, ya desde esta
mañana el pueblo hubiera dejado de
seguir á sus hermanos.
-
Entonces
Joab tocó el cuerno, y todo el
pueblo se detuvo, y no siguió más á
los de Israel, ni peleó más.
-
Y Abner
y los suyos caminaron por la campiña
toda aquella noche, y pasando el
Jordán cruzaron por todo Bitrón, y
llegaron á Mahanaim.
-
Joab
también volvió de seguir á Abner, y
juntando todo el pueblo, faltaron de
los siervos de David diecinueve
hombres, y Asael.
-
Mas los
siervos de David hirieron de los de
Benjamín y de los de Abner,
trescientos y sesenta hombres, que
murieron. Tomaron luego á Asael, y
sepultáronlo en el sepulcro de su
padre en Beth-lehem.
-
Y
caminaron toda aquella noche Joab y
los suyos, y amanecióles en Hebrón.
-
Y HUBO
larga guerra entre la casa de Saúl y
la casa de David; mas David se iba
fortificando, y la casa de Saúl iba
en disminución.
-
Y
nacieron hijos á David en Hebrón: su
primogénito fué Ammón, de Ahinoam
Jezreelita;
-
Su
segundo Chileab, de Abigail la mujer
de Nabal, el del Carmelo; el
tercero, Absalóm, hijo de Maachâ,
hija de Talmai rey de Gessur:
-
El
cuarto, Adonías hijo de Haggith; el
quinto, Saphatías hijo de Abital;
-
El
sexto, Jetream, de Egla mujer de
David. Estos nacieron á David en
Hebrón.
-
Y como
había guerra entre la casa de Saúl y
la de David, aconteció que Abner se
esforzaba por la casa de Saúl.
-
Y había
Saúl tenido una concubina que se
llamaba Rispa, hija de Aja. Y dijo
Is-boseth á Abner: ¿Por qué has
entrado á la concubina de mi padre?
-
Y
enojóse Abner en gran manera por las
palabras de Is-boseth, y dijo: ¿Soy
yo cabeza de perros respecto de
Judá? Yo he hecho hoy misericordia
con la casa de Saúl tu padre, con
sus hermanos, y con sus amigos, y no
te he entregado en las manos de
David: ¿y tú me haces hoy cargo del
pecado de esta mujer?
-
Así haga
Dios á Abner y así le añada, si como
ha jurado Jehová á David no hiciere
yo así con él,
-
Trasladando el reino de la casa de
Saúl, y confirmando el trono de
David sobre Israel y sobre Judá,
desde Dan hasta Beer-sebah.
-
Y él no
pudo responder palabra á Abner,
porque le temía.
-
Y envió
Abner mensajeros á David de su
parte, diciendo: ¿Cúya es la tierra?
Y que le dijesen: Haz alianza
conmigo, y he aquí que mi mano será
contigo para volver á ti á todo
Israel.
-
Y David
dijo: Bien; yo haré contigo alianza:
mas una cosa te pido, y es, que no
me vengas á ver sin que primero
traigas á Michâl la hija de Saúl,
cuando vinieres á verme.
-
Después
de esto envió David mensajeros á
Is-boseth hijo de Saúl, diciendo:
Restitúyeme á mi mujer Michâl, la
cual yo desposé conmigo por cien
prepucios de Filisteos.
-
Entonces
Is-boseth envió, y quitóla á su
marido Paltiel, hijo de Lais.
-
Y su
marido fué con ella, siguiéndola y
llorando hasta Bahurim. Y díjole
Abner: Anda, vuélvete. Entonces él
se volvió.
-
Y habló
Abner con los ancianos de Israel,
diciendo: Ayer y antes procurabais
que David fuese rey sobre vosotros;
-
Ahora,
pues, hacedlo; porque Jehová ha
hablado á David, diciendo: Por la
mano de mi siervo David libraré á mi
pueblo Israel de mano de los
Filisteos, y de mano de todos sus
enemigos.
-
Y habló
también Abner á los de Benjamín: y
fué también Abner á Hebrón á decir á
David todo el parecer de los de
Israel y de toda la casa de
Benjamín.
-
Vino
pues Abner á David en Hebrón, y con
él veinte hombres: y David hizo
banquete á Abner y á los que con él
habían venido.
-
Y dijo
Abner á David: Yo me levantaré é
iré, y juntaré á mi señor el rey á
todo Israel, para que hagan contigo
alianza, y tú reines como deseas.
David despidió luego á Abner, y él
se fué en paz.
-
Y he
aquí los siervos de David y Joab,
que venían del campo, y traían
consigo gran presa. Mas Abner no
estaba con David en Hebrón, que ya
lo había él despedido, y él se había
ido en paz.
-
Y luego
que llegó Joab y todo el ejército
que con él estaba, fué dado aviso á
Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha
venido al rey, y él le ha despedido,
y se fué en paz.
-
Entonces
Joab vino al rey, y díjole: ¿Qué has
hecho? He aquí habíase venido Abner
á ti; ¿por qué pues lo dejaste que
se fuése?
-
¿Sabes
tú que Abner hijo de Ner ha venido
para engañarte, y á saber tu salida
y tu entrada, y por entender todo lo
que tú haces?
-
Y
saliéndose Joab de con David, envió
mensajeros tras Abner, los cuales le
volvieron desde el pozo de Sira, sin
saberlo David.
-
Y como
Abner volvió á Hebrón, apartólo Joab
al medio de la puerta, hablando con
él blandamente, y allí le hirió por
la quinta costilla, á causa de la
muerte de Asael su hermano, y murió.
-
Cuando
David supo después esto, dijo:
Limpio estoy yo y mi reino, por
Jehová, para siempre, de la sangre
de Abner hijo de Ner.
-
Caiga
sobre la cabeza de Joab, y sobre
toda la casa de su padre; que nunca
falte de la casa de Joab quien
padezca flujo, ni leproso, ni quien
ande con báculo, ni quien muera á
cuchillo, ni quien tenga falta de
pan.
-
Joab
pues y Abisai su hermano mataron á
Abner, porque él había muerto á
Asael, hermano de ellos en la
batalla de Gabaón.
-
Entonces
dijo David á Joab, y á todo el
pueblo que con él estaba: Romped
vuestros vestidos, y ceñíos de
sacos, y haced duelo delante de
Abner. Y el rey iba detrás del
féretro.
-
Y
sepultaron á Abner en Hebrón: y
alzando el rey su voz, lloró junto
al sepulcro de Abner; y lloró
también todo el pueblo.
-
Y
endechando el rey al mismo Abner,
decía: ¿Murío Abner como muere un
villano?
-
Tus
manos no estaban atadas, ni tus pies
ligados con grillos: Caíste como los
que caen delante de malos hombres. Y
todo el pueblo volvió á llorar sobre
él.
-
Y como
todo el pueblo viniese á dar de
comer pan á David siendo aún de día,
David juró, diciendo: Así me haga
Dios y así me añada, si antes que se
ponga el sol gustare yo pan, ú otra
cualquier cosa.
-
Súpolo
así todo el pueblo, y plugo en sus
ojos; porque todo lo que el rey
hacía parecía bien en ojos de todo
el pueblo.
-
Y todo
el pueblo y todo Israel entendieron
aquel día, que no había venido del
rey que Abner hijo de Ner muriese.
-
Y el rey
dijo á sus siervos: ¿No sabéis que
ha caído hoy en Israel un príncipe,
y grande?
-
Que yo
ahora aún soy tierno rey ungido; y
estos hombres, los hijos de Sarvia,
muy duros me son: Jehová dé el pago
al que mal hace, conforme á su
malicia.
-
LUEGO
que oyó el hijo de Saúl que Abner
había sido muerto en Hebrón, las
manos se le descoyuntaron, y fué
atemorizado todo Israel.
-
Y tenía
el hijo de Saúl dos varones, los
cuales eran capitanes de compañía,
el nombre de uno era Baana, y el del
otro Rechâb, hijos de Rimmón
Beerothita, de los hijos de
Benjamín: (porque Beeroth era
contada con Benjamín;
-
Estos
Beerothitas se habían huído á
Gittaim, y habían sido peregrinos
allí hasta entonces.)
-
Y
Jonathán, hijo de Saúl, tenía un
hijo lisiado de los pies de edad de
cinco años: que cuando la noticia de
la muerte de Saúl y de Jonathán vino
de Jezreel, tomóle su ama y huyó; y
como iba huyendo con celeridad, cayó
el niño y quedó cojo. Su nombre era
Mephi-boseth.
-
Los
hijos pues de Rimmón Beerothita,
Rechâb y Baana, fueron y entraron en
el mayor calor del día en casa de
Is-boseth, el cual estaba durmiendo
en su cámara la siesta.
-
Entonces
entraron ellos en medio de la casa
en hábito de mercaderes de grano, y
le hirieron en la quinta costilla.
Escapáronse luego Rechâb y Baana su
hermano;
-
Pues
como entraron en la casa, estando él
en su cama en su cámara de dormir,
lo hirieron y mataron, y cortáronle
la cabeza, y habiéndola tomado,
caminaron toda la noche por el
camino de la campiña.
-
Y
trajeron la cabeza de Is-boseth á
David en Hebrón, y dijeron al rey:
He aquí la cabeza de Is-boseth hijo
de Saúl tu enemigo, que procuraba
matarte; y Jehová ha vengado hoy á
mi señor el rey, de Saúl y de su
simiente.
-
Y David
respondió á Rechâb y á su hermano
Baana, hijos de Rimmón Beerothita, y
díjoles: Vive Jehová que ha redimido
mi alma de toda angustia,
-
Que
cuando uno me dió nuevas, diciendo:
He aquí Saúl es muerto imaginándose
que traía buenas nuevas, yo lo
prendí, y le maté en Siclag en pago
de la nueva.
-
¿Cuánto
más á los malos hombres que mataron
á un hombre justo en su casa, y
sobre su cama? Ahora pues, ¿no tengo
yo de demandar su sangre de vuestras
manos, y quitaros de la tierra?
-
Entonces
David mandó á los mancebos, y ellos
los mataron, y cortáronles las manos
y los pies, y colgáronlos sobre el
estanque, en Hebrón. Luego tomaron
la cabeza de Is-boseth, y
enterráronla en el sepulcro de Abner
en Hebrón.
-
Y
VINIERON todas las tribus de Israel
á David en Hebrón, y hablaron,
diciendo: He aquí nosotros somos tus
huesos y tú carne.
-
Y aun
ayer y antes, cuando Saúl reinaba
sobre nosotros, tú sacabas y volvías
á Israel. Además Jehová te ha dicho:
Tú apacentarás á mi pueblo Israel, y
tú serás sobre Israel príncipe.
-
Vinieron
pues todos los ancianos de Israel al
rey en Hebrón, y el rey David hizo
con ellos alianza en Hebrón delante
de Jehová; y ungieron á David por
rey sobre Israel.
-
Era
David de treinta años cuando comenzó
á reinar, y reinó cuarenta años.
-
En
Hebrón reinó sobre Judá siete años y
seis meses: y en Jerusalem reinó
treinta y tres años sobre todo
Israel y Judá.
-
Entonces
el rey y los suyos fueron á
Jerusalem al Jebuseo que habitaba en
la tierra; el cual habló á David,
diciendo: Tú no entrarás acá, si no
echares los ciegos y los cojos;
diciendo: No entrará acá David.
-
Empero
David tomó la fortaleza de Sión, la
cual es la ciudad de David.
-
Y dijo
David aquel día: ¿Quién llegará
hasta las canales, y herirá al
Jebuseo, y á los cojos y ciegos, á
los cuales el alma de David
aborrece? Por esto se dijo: Ciego ni
cojo no entrará en casa.
-
Y David
moró en la fortaleza y púsole por
nombre la Ciudad de David: y edificó
alrededor, desde Millo para adentro.
-
Y David
iba creciendo y aumentándose, y
Jehová Dios de los ejércitos era con
él.
-
E Hiram
rey de Tiro envió también
embajadores á David, y madera de
cedro, y carpinteros, y canteros
para los muros, los cuales
edificaron la casa de David.
-
Y
entendió David que Jehová le había
confirmado por rey sobre Israel, y
que había ensalzado su reino por
amor de su pueblo Israel.
-
Y tomó
David más concubinas y mujeres de
Jerusalem después que vino de
Hebrón, y naciéronle más hijos é
hijas.
-
Estos
son los nombres de los que le
nacieron en Jerusalem: Sammua, y
Sobab, y Nathán, y Salomón,
-
E Ibhar,
y Elisua, y Nepheg,
-
Y
Japhia, y Elisama, y Eliada, y
Eliphelet.
-
Y oyendo
los Filisteos que habían ungido á
David por rey sobre Israel, todos
los Filisteos subieron á buscar á
David: lo cual como David oyó, vino
á la fortaleza.
-
Y
vinieron los Filisteos, y
extendiéronse por el valle de
Raphaim.
-
Entonces
consultó David á Jehová, diciendo:
¿Iré contra los Filisteos? ¿los
entregarás en mis manos? Y Jehová
respondió á David: Ve, porque
ciertamente entregaré los Filisteos
en tus manos.
-
Y vino
David á Baal-perasim, y allí los
venció David, y dijo: Rompió Jehová
mis enemigos delante de mí, como
quien rompe aguas. Y por esto llamó
el nombre de aquel lugar
Baal-perasim.
-
Y
dejaron allí sus ídolos, los cuales
quemó David y los suyos.
-
Y los
Filisteos tornaron á venir, y
extendiéronse en el valle de
Raphaim.
-
Y
consultando David á Jehová, él le
respondió: No subas; mas rodéalos, y
vendrás á ellos por delante de los
morales:
-
Y cuando
oyeres un estruendo que irá por las
copas de los morales, entonces te
moverás; porque Jehová saldrá
delante de ti á herir el campo de
los Filisteos.
-
Y David
lo hizo así, como Jehová se lo había
mandado; é hirió á los Filisteos
desde Gabaa hasta llegar á Gaza.
-
Y DAVID
tornó á juntar todos los escogidos
de Israel, treinta mil.
-
Y
levantóse David, y fué con todo el
pueblo que tenía consigo, de Baal de
Judá, para hacer pasar de allí el
arca de Dios, sobre la cual era
invocado el nombre de Jehová de los
ejércitos, que mora en ella entre
los querubines.
-
Y
pusieron el arca de Dios sobre un
carro nuevo, y lleváronla de la casa
de Abinadab, que estaba en Gabaa: y
Uzza y Ahio, hijos de Abinadab,
guiaban el carro nuevo.
-
Y cuando
lo llevaban de la casa de Abinadab
que estaba en Gabaa, con el arca de
Dios, Ahio iba delante del arca.
-
Y David
y toda la casa de Israel danzaban
delante de Jehová con toda suerte de
instrumentos de madera de haya; con
arpas, salterios, adufes, flautas y
címbalos.
-
Y cuando
llegaron á la era de Nachôn, Uzza
extendió la mano al arca de Dios, y
túvola; porque los bueyes daban
sacudidas.
-
Y el
furor de Jehová se encendió contra
Uzza, é hiriólo allí Dios por
aquella temeridad, y cayó allí
muerto junto al arca de Dios.
-
Y
entristecióse David por haber herido
Jehová á Uzza: y fué llamado aquel
lugar Pérez-uzza, hasta hoy.
-
Y
temiendo David á Jehová aquel día,
dijo: ¿Cómo ha de venir á mí el arca
de Jehová?
-
No quiso
pues David traer á sí el arca de
Jehová á la ciudad de David; mas
llevóla David á casa de Obed-edom
Getheo.
-
Y estuvo
el arca de Jehová en casa de
Obed-edom Getheo tres meses: y
bendijo Jehová á Obed-edom y á toda
su casa.
-
Y fué
dado aviso al rey David, diciendo:
Jehová ha bendecido la casa de
Obed-edom, y todo lo que tiene, á
causa del arca de Dios. Entonces
David fué, y trajo el arca de Dios
de casa de Obed-edom á la ciudad de
David con alegría.
-
Y como
los que llevaban el arca de Dios
habían andado seis pasos,
sacrificaban un buey y un carnero
grueso.
-
Y David
saltaba con toda su fuerza delante
de Jehová; y tenía vestido David un
ephod de lino.
-
Así
David y toda la casa de Israel
llevaban el arca de Jehová con
júbilo y sonido de trompeta.
-
Y como
el arca de Jehová llegó á la ciudad
de David, aconteció que Michâl hija
de Saúl miró desde una ventana, y
vió al rey David que saltaba con
toda su fuerza delante de Jehová: y
menosprecióle en su corazón.
-
Metieron
pues el arca de Jehová, y pusiéronla
en su lugar en medio de una tienda
que David le había tendido: y
sacrificó David holocaustos y
pacíficos delante de Jehová.
-
Y como
David hubo acabado de ofrecer los
holocaustos y pacíficos, bendijo al
pueblo en el nombre de Jehová de los
ejércitos.
-
Y
repartió á todo el pueblo, y á toda
la multitud de Israel, así á hombres
como á mujeres, á cada uno una torta
de pan, y un pedazo de carne, y un
frasco de vino. Y fuése todo el
pueblo, cada uno á su casa.
-
Volvió
luego David para bendecir su casa: y
saliendo Michâl á recibir á David,
dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el
rey de Israel, desnudándose hoy
delante de las criadas de sus
siervos, como se desnudara un
juglar!
-
Entonces
David respondió á Michâl: Delante de
Jehová, que me eligió más bien que á
tu padre y á toda su casa,
mandándome que fuese príncipe sobre
el pueblo de Jehová, sobre Israel,
danzaré delante de Jehová.
-
Y aun me
haré más vil que esta vez, y seré
bajo á mis propios ojos; y delante
de las criadas que dijiste, delante
de ellas seré honrado.
-
Y Michâl
hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta
el día de su muerte.
-
Y
ACONTECIÓ que, estando ya el rey
asentado en su casa, después que
Jehová le había dado reposo de todos
sus enemigos en derredor,
-
Dijo el
rey al profeta Nathán: Mira ahora,
yo moro en edificios de cedro, y el
arca de Dios está entre cortinas.
-
Y Nathán
dijo al rey: Anda, y haz todo lo que
está en tu corazón, que Jehová es
contigo.
-
Y
aconteció aquella noche, que fué
palabra de Jehová á Nathán,
diciendo:
-
Ve y di
á mi siervo David: Así ha dicho
Jehová: ¿Tú me has de edificar casa
en que yo more?
-
Ciertamente no he habitado en casas
desde el día que saqué á los hijos
de Israel de Egipto hasta hoy, sino
que anduve en tienda y en
tabernáculo.
-
Y en
todo cuanto he andado con todos los
hijos de Israel, ¿he hablado palabra
en alguna de las tribus de Israel, á
quien haya mandado que apaciente mi
pueblo de Israel, para decir: ¿Por
qué no me habéis edificado casa de
cedros?
-
Ahora
pues, dirás así á mi siervo David:
Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Yo te tomé de la majada,
de detrás de las ovejas, para que
fueses príncipe sobre mi pueblo,
sobre Israel;
-
Y he
sido contigo en todo cuanto has
andado, y delante de ti he talado
todos tus enemigos, y te he hecho
nombre grande, como el nombre de los
grandes que son en la tierra.
-
Además
yo fijaré lugar á mi pueblo Israel;
yo lo plantaré, para que habite en
su lugar, y nunca más sea removido,
ni los inicuos le aflijan más, como
antes,
-
Desde el
día que puse jueces sobre mi pueblo
Israel; y yo te daré descanso de
todos tus enemigos. Asimimso Jehová
te hace saber, que él te quiere
hacer casa.
-
Y cuando
tus días fueren cumplidos, y
durmieres con tus padres, yo
estableceré tu simiente después de
ti, la cual procederá de tus
entrañas, y aseguraré su reino.
-
El
edificará casa á mi nombre, y yo
afirmaré para siempre el trono de su
reino.
-
Yo le
seré á él padre, y él me será á mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le
castigaré con vara de hombres, y con
azotes de hijos de hombres;
-
Empero
mi misericordia no se apartaré de
él, como la aparté de Saúl, al cual
quité de delante de ti.
-
Y será
afirmada tu casa y tu reino para
siempre delante de tu rostro; y tu
trono será estable eternalmente.
-
Conforme
á todas estas palabras, y conforme á
toda esta visión, así habló Nathán á
David.
-
Y entró
el rey David, y púsose delante de
Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿Quién
soy yo, y qué es mi casa, para que
tú me traigas hasta aquí?
-
Y aun te
ha parecido poco esto, Señor Jehová,
pues que también has hablado de la
casa de tu siervo en lo por venir.
¿Es ése el modo de obrar del hombre,
Señor Jehová?
-
¿Y qué
más puede añadir David hablando
contigo? Tú pues conoces tu siervo,
Señor Jehová.
-
Todas
estas grandezas has obrado por tu
palabra y conforme á tu corazón,
haciéndolas saber á tu siervo.
-
Por
tanto tú te has engrandecido, Jehová
Dios: por cuanto no hay como tú, ni
hay Dios fuera de ti, conforme á
todo lo que hemos oído con nuestros
oídos.
-
¿Y quién
como tu pueblo, como Israel, en la
tierra? una gente por amor de la
cual Dios fuese á redimírsela por
pueblo, y le pusiese nombre, é
hiciese por vosotros, oh Israel,
grandes y espantosas obras en tu
tierra, por amor de tu pueblo, oh
Dios, que tú redimiste de Egipto, de
las gentes y de sus dioses?
-
Porque
tú te has confirmado á tu pueblo
Israel por pueblo tuyo para siempre:
y tú, oh Jehová, fuiste á ellos por
Dios.
-
Ahora
pues, Jehová Dios, la palabra que
has hablado sobre tu siervo y sobre
su casa, despiértala para siempre, y
haz conforme á lo que has dicho.
-
Que sea
engrandecido tu nombre para siempre,
y dígase: Jehová de los ejércitos es
Dios sobre Israel; y que la casa de
tu siervo David sea firme delante de
ti.
-
Porque
tú, Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel, revelaste al oído de tu
siervo, diciendo: Yo te edificaré
casa. Por esto tu siervo ha hallado
en su corazón para hacer delante de
ti esta súplica.
-
Ahora
pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y
tus palabras serán firmes, ya que
has dicho á tu siervo este bien.
-
Tenlo
pues ahora á bien, y bendice la casa
de tu siervo, para que perpetuamente
permanezca delante de ti: pues que
tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con
tu bendición será bendita la casa de
tu siervo para siempre.
-
DESPUÉS
de esto aconteció, que David hirió á
los Filisteos, y los humilló: y tomó
David á Methegamma de mano de los
Filisteos.
-
Hirió
también á los de Moab, y midiólos
con cordel, haciéndolos echar por
tierra; y midió con dos cordeles
para muerte, y un cordel entero para
vida; y fueron los Moabitas siervos
debajo de tributo.
-
Asimismo
hirió David á Hadad-ezer hijo de
Rehob, rey de Soba, yendo él á
extender su término hasta el río de
Eufrates.
-
Y tomó
David de ellos mil y setecientos de
á caballo, y veinte mil hombres de á
pie; y desjarretó David los caballos
de todos los carros, excepto cien
carros de ellos que dejó.
-
Y
vinieron los Siros de Damasco á dar
ayuda á Hadad-ezer rey de Soba; y
David hirió de los Siros veinte y
dos mil hombres.
-
Puso
luego David guarnición en Siria la
de Damasco, y fueron los Siros
siervos de David sujetos á tributo.
Y Jehová guardó á David donde quiere
que fué.
-
Y tomó
David los escudos de oro que traían
los siervos de Hadad-ezer, y
llevólos á Jerusalem.
-
Asimismo
de Beta y de Beeroth, ciudades de
Hadad-ezer, tomó el rey David gran
copia de metal.
-
Entonces
oyendo Toi, rey de Hamath, que David
había herido todo el ejército de
Hadad-ezer,
-
Envió
Toi á Joram su hijo al rey David, á
saludarle pacíficamente y á
bendecirle, porque había peleado con
Hadad-ezer y lo había vencido:
porque Toi era enemigo de Hadad-ezer.
Y Joram llevaba en su mano vasos de
plata, y vasos de oro, y de metal;
-
Los
cuales el rey David dedicó á Jehová,
con la plata y el oro que tenía
dedicado de todas las naciones que
había sometido:
-
De los
Siros, de los Moabitas, de los
Ammonitas, de los Filisteos, de los
Amalecitas, y del despojo de
Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de
Soba.
-
Y ganó
David fama cuando, volviendo de la
rota de los Siros, hirió diez y ocho
mil hombres en el valle de la sal.
-
Y puso
guarnición en Edom, por toda Edom
puso guarnición; y todos los Idumeos
fueron siervos de David. Y Jehová
guardó á David por donde quiera que
fué.
-
Y reinó
David sobre todo Israel; y hacía
David derecho y justicia á todo su
pueblo.
-
Y Joab
hijo de Sarvia era general de su
ejército; y Josaphat hijo de Ahilud,
canciller;
-
Y Sadoc
hijo de Ahitud, y Ahimelech hijo de
Abiathar, eran sacerdotes; y Seraía
era escriba;
-
Y
Benahía hijo de Joiada, era sobre
los Ceretheos y Peletheos; y los
hijos de David eran los príncipes.
-
Y DIJO
David: ¿Ha quedado alguno de la casa
de Saúl, á quien haga yo
misericordia por amor de Jonathán?
-
Y había
un siervo de la casa de Saúl, que se
llamaba Siba, al cual como llamaron
que viniese á David, el rey le dijo:
¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu
siervo.
-
Y el rey
dijo: ¿No ha quedado nadie de la
casa de Saúl, á quien haga yo
misericordia de Dios? Y Siba
respondió al rey: Aun ha quedado un
hijo de Jonathán, lisiado de los
pies.
-
Entonces
el rey le dijo: ¿Y ése dónde está? Y
Siba respondió al rey: He aquí, está
en casa de Machîr hijo de Amiel, en
Lodebar.
-
Y envió
el rey David, y tomólo de casa de
Machîr hijo de Amiel, de Lodebar.
-
Y venido
Mephi-boseth, hijo de Jonathán hijo
de Saúl, á David, postróse sobre su
rostro, é hizo reverencia. Y dijo
David: Mephi-boseth. Y él respondió:
He aquí tu siervo.
-
Y díjole
David: No tengas temor, porque yo á
la verdad haré contigo misericordia
por amor de Jonathán tu padre, y te
haré volver todas las tierras de
Saúl tu padre; y tú comerás siempre
pan á mi mesa.
-
Y él
inclinándose, dijo: ¿Quién es tu
siervo, para que mires á un perro
muerto como yo?
-
Entonces
el rey llamó á Siba, siervo de Saúl,
y díjole: Todo lo que fué de Saúl y
de toda su casa, yo lo he dado al
hijo de tu señor.
-
Tú pues
le labrarás las tierras, tú con tus
hijos, y tus siervos, y encerrarás
los frutos, para que el hijo de tu
Señor tenga con qué mantenerse; y
Mephi-boseth el hijo de tu señor
tenga con qué mantenerse; y
Mephi-boseth el hijo de tu señor
comerá siempre pan á mi mesa. Y
tenía Siba quince hijos y veinte
siervos.
-
Y
respondió Siba al rey: Conforme á
todo lo que ha mandado mi Señor el
rey á su siervo, así lo hará tu
siervo. Mephi-boseth, dijo el rey,
comerá á mi mesa, como uno de los
hijos del rey.
-
Y tenía
Mephi-boseth un hijo pequeño, que se
llamaba Michâ. Y toda la familia de
la casa de Siba eran siervos de
Mephi-boseth.
-
Y moraba
Mephi-boseth en Jerusalem, porque
comía siempre á la mesa del rey; y
era cojo de ambos pies.
-
DESPUÉS
de esto aconteció, que murió el rey
de los hijos de Ammón: y reinó en
lugar suyo Hanún su hijo.
-
Y dijo
David: Yo haré misericordia con
Hanún hijo de Naas, como su padre la
hizo conmigo. Y envió David sus
siervos á consolarlo por su padre.
Mas llegados los siervos de David á
la tierra de los hijos de Ammón,
-
Los
príncipes de los hijos de Ammón
dijeron á Hanún su señor: ¿Te parece
que por honrar David á tu padre te
ha enviado consoladores? ¿no ha
enviado David sus siervos á ti por
reconocer é inspeccionar la ciudad,
para destruirla?
-
Entonces
Hanún tomó los siervos de David, y
rapóles la mitad de la barba, y
cortóles los vestidos por la mitad
hasta las nalgas, y despachólos.
-
Lo cual
como fué hecho saber á David, envió
á encontrarles, porque ellos estaban
en extremo avergonzados; y el rey
hizo decir les: Estaos en Jericó
hasta que os vuelva á nacer la
barba, y entonces regresaréis.
-
Y viendo
los hijos de Ammón que se habían
hecho odiosos á David, enviaron los
hijos de Ammón y tomaron á sueldo á
los Siros de la casa de Rehob, y á
los Siros de Soba, veinte mil
hombres de á pie: y del rey de Maaca
mil hombres, y de Is-tob doce mil
hombres.
-
Lo cual
como oyó David, envió á Joab con
todo el ejército de los valientes.
-
Y
saliendo los hijos de Ammón,
ordenaron sus escuadrones á la
entrada de la puerta: mas los Siros
de Soba, y de Rehob, y de Is-tob, y
de Maaca, estaban de por sí en le
campo.
-
Viendo
pues Joab que había escuadrones
delante y detrás de él, entresacó de
todos los escogidos de Israel, y
púsose en orden contra los Siros.
-
Entregó
luego lo que quedó del pueblo en
mano de Abisai su hermano, y púsolo
en orden para encontrar á los
Ammonitas.
-
Y dijo:
Si los Siros me fueren superiores,
tú me ayudarás; y si los hijos de
Ammón pudieren más que tú, yo te
daré ayuda.
-
Esfuérzate, y esforcémonos por
nuestro pueblo, y por las ciudades
de nuestro Dios: y haga Jehová lo
que bien le pareciere.
-
Y
acercóse Joab, y el pueblo que con
él estaba, para pelear con los
Siros; mas ellos huyeron delante de
él.
-
Entonces
los hijos de Ammón, viendo que los
Siros habían huído, huyeron también
ellos delante de Abisai, y
entráronse en la ciudad. Y volvió
Joab de los hijos de Ammón, y vínose
á Jerusalem.
-
Mas
viendo los Siros que habían caído
delante de Israel, tornáronse á
juntar.
-
Y envió
Hadad-ezer, y sacó los Siros que
estaban de la otra parte del río,
los cuales vinieron á Helam,
llevando por jefe á Sobach general
del ejército de Hadad-ezer.
-
Y como
fué dado aviso á David, juntó á todo
Israel, y pasando el Jordán vino á
Helam: y los Siros se pusieron en
orden contra David, y pelearon con
él.
-
Mas los
Siros huyeron delante de Israel: é
hirió David de los Siros la gente de
setecientos carros, y cuarenta mil
hombres de á caballo: hirió también
á Sobach general del ejército, y
murió allí.
-
Viendo
pues todos los reyes que asistían á
Hadad-ezer, como habían ellos sido
derrotados delante de Israel,
hicieron paz con Israel, y
sirviéronle; y de allí adelante
temieron los Siros de socorrer á los
hijos de Ammón.
-
Y
ACONTECIÓ á la vuelta de un año, en
el tiempo que salen los reyes á la
guerra, que David envió á Joab, y á
sus siervos con él, y á todo Israel;
y destruyeron á los Ammonitas, y
pusieron cerco á Rabba: mas David se
quedó en Jerusalem.
-
Y
acaeció que levantándose David de su
cama á la hora de la tarde,
paseábase por el terrado de la casa
real, cuando vió desde el terrado
una mujer que se estaba lavando, la
cual era muy hermosa.
-
Y envió
David á preguntar por aquella mujer,
y dijéronle: Aquella es Bath-sheba
hija de Eliam, mujer de Uría Hetheo.
-
Y envió
David mensajeros, y tomóla: y así
que hubo entrado á él, él durmió con
ella. Purificóse luego ella de su
inmundicia, y se volvió á su casa.
-
Y
concibió la mujer, y enviólo á hacer
saber á David, diciendo: Yo estoy
embarazada.
-
Entonces
David envió á decir á Joab: Envíame
á Uría Hetheo. Y enviólo Joab á
David.
-
Y como
Uría vino á él, preguntóle David por
la salud de Joab, y por la salud del
pueblo, y asimismo de la guerra.
-
Después
dijo David á Uría: Desciende á tu
casa, y lava tus pies. Y saliendo
Uría de casa del rey, vino tras de
él comida real.
-
Mas Uría
durmió á la puerta de la casa del
rey con todos los siervos de su
señor, y no descendió á su casa.
-
E
hicieron saber esto á David,
diciendo: Uría no ha descendido á su
casa. Y dijo David á Uría: ¿No has
venido de camino? ¿por qué pues no
descendiste á tu casa?
-
Y Uría
respondió á David: El arca, é Israel
y Judá, están debajo de tiendas; y
mi señor Joab, y los siervos de mi
señor sobre la haz del campo: ¿y
había yo de entrar en mi casa para
comer y beber, y á dormir con mi
mujer? Por vida tuya, y por vida de
tu alma, que yo no haré tal cosa.
-
Y David
dijo á Uría: Estáte aquí aún hoy, y
mañana te despacharé. Y quedóse Uría
en Jerusalem aquel día y el
siguiente.
-
Y David
lo convidó, é hízole comer y beber
delante de sí, hasta embriagarlo. Y
él salió á la tarde á dormir en su
cama con los siervos de su señor;
mas no descendió á su casa.
-
Venida
la mañana, escribió David á Joab una
carta, la cual envió por mano de
Uría.
-
Y
escribió en la carta, diciendo:
Poned á Uría delante de la fuerza de
la batalla, y desamparadle, para que
sea herido y muera.
-
Así fué
que cuando Joab cercó la ciudad,
puso á Uría en el lugar donde sabía
que estaban los hombres más
valientes.
-
Y
saliendo luego los de la ciudad,
pelearon con Joab, y cayeron algunos
del pueblo de los siervos de David;
y murió también Uría Hetheo.
-
Entonces
envió Joab, é hizo saber á David
todos los negocios de la guerra.
-
Y mandó
al mensajero, diciendo: Cuando
acabares de contar al rey todos los
negocios de la guerra,
-
Si el
rey comenzare á enojarse, y te
dijere: ¿Por qué os acercasteis á la
ciudad peleando? ¿no sabíais lo que
suelen arrojar del muro?
-
¿Quién
hirió á Abimelech hjo de Jerobaal?
¿no echó una mujer del muro un
pedazo de una rueda de molino, y
murió en Thebes? ¿por qué os
llegasteis al muro?: entonces tú le
dirás: También tu siervo Uría Hetheo
es muerto.
-
Y fué el
mensajero, y llegando, contó á David
todas las cosas á que Joab le había
enviado.
-
Y dijo
el mensajero á David: Prevalecieron
contra nosotros los hombres, que
salieron á nosotros al campo, bien
que nosotros les hicimos retroceder
hasta la entrada de la puerta;
-
Pero los
flecheros tiraron contra tus siervos
desde el muro, y murieron algunos de
los siervos del rey; y murió también
tu siervo Uría Hetheo.
-
Y David
dijo al mensajero: Dirás así á Joab:
No tengas pesar de esto, que de
igual y semejante manera suele
consumir la espada: esfuerza la
batalla contra la ciudad, hasta que
la rindas. Y tú aliéntale.
-
Y oyendo
la mujer de Uría que su marido Uría
era muerto, hizo duelo por su
marido.
-
Y pasado
el luto, envió David y recogióla á
su casa: y fué ella su mujer, y
parióle un hijo. Mas esto que David
había hecho, fué desagradable á los
ojos de Jehová.
-
Y ENVÍO
Jehová á Nathán á David, el cual
viniendo á él, díjole: Había dos
hombres en una ciudad, el uno rico,
y el otro pobre.
-
El rico
tenía numerosas ovejas y vacas:
-
Mas el
pobre no tenía más que una sola
cordera, que él había comprado y
criado, y que había crecido con él y
con sus hijos juntamente, comiendo
de su bocado, y bebiendo de su vaso,
y durmiendo en su seno: y teníala
como á una hija.
-
Y vino
uno de camino al hombre rico; y él
no quiso tomar de sus ovejas y de
sus vacas, para guisar al caminante
que le había venido, sino que tomó
la oveja de aquel hombre pobre, y
aderezóla para aquél que le había
venido.
-
Entonces
se encendió el furor de David en
gran manera contra aquel hombre, y
dijo á Nathán: Vive Jehová, que el
que tal hizo es digno de muerte.
-
Y que él
debe pagar la cordera con cuatro
tantos, porque hizo esta tal cosa, y
no tuvo misericordia.
-
Entonces
dijo Nathán á David: Tú eres aquel
hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de
Israel: Yo te ungí por rey sobre
Israel, y te libré de la mano de
Saúl;
-
Yo te dí
la casa de tu señor, y las mujeres
de tu señor en tu seno: demás de
esto te dí la casa de Israel y de
Judá; y si esto es poco, yo te
añadiré tales y tales cosas.
-
¿Por qué
pues tuviste en poco la palabra de
Jehová, haciendo lo malo delante de
sus ojos? A Uría Hetheo heriste á
cuchillo, y tomaste por tu mujer á
su mujer, y á él mataste con el
cuchillo de los hijos de Ammón.
-
Por lo
cual ahora no se apartará jamás de
tu casa la espada; por cuanto me
menospreciaste, y tomaste la mujer
de Uría Hetheo para que fuese tu
mujer.
-
Así ha
dicho Jehová: He aquí yo levantaré
sobre ti el mal de tu misma casa, y
tomaré tus mujeres delante de tus
ojos, y las daré á tu prójimo, el
cual yacerá con tus mujeres á la
vista de este sol.
-
Porque
tú lo hiciste en secreto; mas yo
haré esto delante de todo Israel, y
delante del sol.
-
Entonces
dijo David á Nathán: Pequé contra
Jehová. Y Nathán dijo á David:
También Jehová ha remitido tu
pecado: no morirás.
-
Mas por
cuanto con este negocio hiciste
blasfemar á los enemigos de Jehová,
el hijo que te ha nacido morirá
ciertamente.
-
Y Nathán
se volvió á su casa. Y Jehová hirió
al niño que la mujer de Uría había
parido á David, y enfermó
gravemente.
-
Entonces
rogó David á Dios por el niño; y
ayunó David, recogióse, y pasó la
noche acostado en tierra.
-
Y
levantándose los ancianos de su casa
fueron á él para hacerlo levantar de
tierra; mas él no quiso, ni comió
con ellos pan.
-
Y al
séptimo día murió el niño; pero sus
siervos no osaban hacerle saber que
el niño era muerto, diciendo entre
sí: Cuando el niño aun vivía, le
hablábamos, y no quería oir nuestra
voz: ¿pues cuánto más mal le hará,
si le dijéremos que el niño es
muerto?
-
Mas
David viendo á sus siervos hablar
entre sí, entendió que el niño era
muerto; por lo que dijo David á sus
siervos: ¿Es muerto el niño? Y ellos
respondieron: Muerto es.
-
Entonces
David se levantó de tierra, y lavóse
y ungióse, y mudó sus ropas, y entró
á la casa de Jehová, y adoró. Y
después vino á su casa, y demandó, y
pusiéronle pan, y comió.
-
Y
dijéronle sus siervos: ¿Qué es esto
que has hecho? Por el niño, viviendo
aún, ayunabas y llorabas; y él
muerto, levantástete y comiste pan.
-
Y él
respondió: Viviendo aún el niño, yo
ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién
sabe si Dios tendrá compasión de mí,
por manera que viva el niño?
-
Mas
ahora que ya es muerto, ¿para qué
tengo de ayunar? ¿podré yo hacerle
volver? Yo voy á él, mas él no
volverá á mí.
-
Y
consoló David á Bath-sheba su mujer,
y entrando á ella, durmió con ella;
y parió un hijo, y llamó su nombre
Salomón, al cual amó Jehová:
-
Que
envió por mano de Nathán profeta, y
llamó su nombre Jedidiah, á causa de
Jehová.
-
Y Joab
peleaba contra Rabba de los hijos de
Ammón, y tomó la ciudad real.
-
Entonces
envió Joab mensajeros á David,
diciendo: Yo he peleado contra Rabba,
y he tomado la ciudad de las aguas.
-
Junta
pues ahora el pueblo que queda, y
asienta campo contra la ciudad, y
tómala; porque tomando yo la ciudad,
no se llame de mi nombre.
-
Y
juntando David todo el pueblo fué
contra Rabba, y combatióla, y tomóla.
-
Y tomó
la corona de su rey de su cabeza, la
cual pesaba un talento de oro, y
tenía piedras preciosas; y fué
puesta sobre la cabeza de David. Y
trajo muy grande despojo de la
ciudad.
-
Sacó
además el pueblo que estaba en ella,
y púsolo debajo de sierras, y de
trillos de hierro, y de hachas de
hierro; é hízolos pasar por hornos
de ladrillos: y lo mismo hizo á
todas las ciudades de los hijos de
Ammón. Volvióse luego David con todo
el pueblo á Jerusalem.
-
ACONTECIÓ después de esto, que
teniendo Absalom hijo de David una
hermana hermosa que se llamaba
Thamar, enamoróse de ella Amnón hijo
de David.
-
Y estaba
Amnón angustiado hasta enfermar, por
Thamar su hermana: porque por ser
ella virgen, parecía á Amnón que
sería cosa dificultosa hacerle algo.
-
Y Amnón
tenía un amigo que se llamaba
Jonadab, hijo de Simea, hermano de
David: y era Jonadab hombre muy
astuto.
-
Y éste
le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de
día en día vas así enflaqueciendo?
¿no me lo descubrirás á mí? Y Amnón
le respondió: Yo amo á Thamar la
hermana de Absalom mi hermano.
-
Y
Jonadab le dijo: Acuéstate en tu
cama, y finge que estás enfermo; y
cuando tu padre viniere á visitarte,
dile: Ruégote que venga mi hermana
Thamar, para que me conforte con
alguna comida, y aderece delante de
mí alguna vianda, para que viendo
yo, la coma de su mano.
-
Acostóse
pues Amnón, y fingió que estaba
enfermo, y vino el rey: á visitarle:
y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que
venga mi hermana Thamar, y haga
delante de mí dos hojuelas, que coma
yo de su mano.
-
Y David
envió á Thamar á su casa, diciendo:
Ve ahora á casa de Amnón tu hermano,
y hazle de comer.
-
Y fué
Thamar á casa de su hermano Amnón,
el cual estaba acostado; y tomó
harina, y amasó é hizo hojuelas
delante de él, y aderezólas.
-
Tomó
luego la sartén, y sacólas delante
de él: mas él no quiso comer. Y dijo
Amnón: Echad fuera de aquí á todos.
Y todos se salieron de allí.
-
Entonces
Amnón dijo á Thamar: Trae la comida
á la alcoba, para que yo coma de tu
mano. Y tomando Thamar las hojuelas
que había aderezado, llevólas á su
hermano Amnón á la alcoba.
-
Y como
ella se las puso delante para que
comiese, él trabó de ella,
diciéndole: Ven, hermana mía
acuéstate conmigo.
-
Ella
entonces le respondió: No, hermano
mío, no me hagas fuerza; porque no
se ha de hacer así con Israel. No
hagas tal desacierto.
-
Porque,
¿dónde iría yo con mi deshonra? Y
aun tú serías estimado como uno de
los perversos en Israel. Ruégote
pues ahora que hables al rey, que no
me negará á ti.
-
Mas él
no la quiso oir; antes pudiendo más
que ella la forzó, y echóse con
ella.
-
Aborrecióla luego Amnón de tan
grande aborrecimiento, que el odio
con que la aborreció fué mayor que
el amor con que la había amado. Y
díjole Amnón: Levántate y vete.
-
Y ella
le respondió: No es razón; mayor mal
es éste de echarme, que el que me
has hecho. Mas él no la quiso oir:
-
Antes
llamando su criado que le servía
dijo: Echame ésta allá fuera, y tras
ella cierra la puerta.
-
Y tenía
ella sobre sí una ropa de colores,
traje que las hijas vírgenes de los
reyes vestían. Echóla pues fuera su
criado, y cerró la puerta tras ella.
-
Entonces
Thamar tomó ceniza, y esparcióla
sobre su cabeza, y rasgó su ropa de
colores de que estaba vestida, y
puestas sus manos sobre su cabeza,
fuése gritando.
-
Y díjole
su hermano Absalom: ¿Ha estado
contigo tu hermano Amnón? Pues calla
ahora, hermana mía: tu hermano es;
no pongas tu corazón en este
negocio. Y quedóse Thamar
desconsolada en casa de Absalom su
hermano.
-
Y luego
que el rey David oyó todo esto, fué
muy enojado.
-
Mas
Absalom no habló con Amnón ni malo
ni bueno, bien que Absalom aborrecía
á Amnón, porque había forzado á
Thamar su hermana.
-
Y
aconteció pasados dos años, que
Absalom tenía esquiladores en Bala-hasor,
que está junto á Ephraim; y convidó
Absalom á todos los hijos del rey.
-
Y vino
Absalom al rey, y díjole: He aquí,
tu siervo tiene ahora esquiladores:
yo ruego que venga el rey y sus
siervos con tu siervo.
-
Y
respondió el rey á Absalom: No, hijo
mío, no vamos todos, porque no te
hagamos costa. Y aunque porfió con
él, no quiso ir, mas bendíjolo.
-
Entonces
dijo Absalom: Si no, ruégote que
venga con nosotros Amnón mi hermano.
Y el rey le respondió: ¿Para qué ha
de ir contigo?
-
Y como
Absalom lo importunase, dejó ir con
él á Amnón y á todos los hijos del
rey.
-
Y había
Absalom dado orden á sus criados,
diciendo: Ahora bien, mirad cuando
el corazón de Amnón estará alegre
del vino, y en diciéndoos yo: Herid
á Amnón, entonces matadle, y no
temáis; que yo os lo he mandado.
Esforzaos pues, y sed valientes.
-
Y los
criados de Absalom hicieron con
Amnón como Absalom lo había mandado.
Levantáronse luego todos los hijos
del rey, y subieron todos en sus
mulos, y huyeron.
-
Y
estando aún ellos en el camino,
llegó á David el rumor que decía:
Absalom ha muerto á todos los hijos
del rey, que ninguno de ellos ha
quedado.
-
Entonces
levantándose David, rasgó sus
vestidos, y echóse en tierra, y
todos sus criados, rasgados sus
vestidos, estaban delante.
-
Y
Jonadab, hijo de Simea hermano de
David, habló y dijo: No diga mi
señor que han muerto á todos los
jóvenes hijos del rey, que sólo
Amnón es muerto: porque en boca de
Absalom estaba puesto desde el día
que Amnón forzó á Thamar su hermana.
-
Por
tanto, ahora no ponga mi señor el
rey en su corazón esa voz que dice:
Todos los hijos del rey son muertos:
porque sólo Amnón es muerto.
-
Absalom
huyó luego. Entre tanto, alzando sus
ojos el mozo que estaba en atalaya,
miró, y he aquí mucho pueblo que
venía á sus espaldas por el camino
de hacia el monte.
-
Y dijo
Jonadab al rey: He allí los hijos
del rey que vienen: es así como tu
siervo ha dicho.
-
Y como
él acabó de hablar, he aquí los
hijos del rey que vinieron, y
alzando su voz lloraron. Y también
el mismo rey y todos sus siervos
lloraron con muy grandes lamentos.
-
Mas
Absalom huyó, y fuése á Talmai hijo
de Amiud, rey de Gessur. Y David
lloraba por su hijo todos los días.
-
Y
después que Absalom huyó y se fué á
Gessur, estuvo allá tres años.
-
Y el rey
David deseó ver á Absalom: porque ya
estaba consolado acerca de Amnón que
era muerto.
-
Y
CONOCIENDO Joab hijo de Sarvia, que
el corazón del rey estaba por
Absalom,
-
Envió
Joab á Tecoa, y tomó de allá una
mujer astuta, y díjole: Yo te ruego
que te enlutes, y te vistas de ropas
de luto, y no te unjas con óleo,
antes sé como mujer que ha mucho
tiempo que trae luto por algún
muerto;
-
Y
entrando al rey, habla con él de
esta manera. Y puso Joab las
palabras en su boca.
-
Entró
pues aquella mujer de Tecoa al rey,
y postrándose en tierra sobre su
rostro hizo reverencia, y dijo: Oh
rey, salva.
-
Y el rey
dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió:
Yo á la verdad soy una mujer viuda y
mi marido es muerto.
-
Y tu
sierva tenía dos hijos y los dos
riñeron en el campo; y no habiendo
quien los despartiese, hirió el uno
al otro, y matólo.
-
Y he
aquí toda la parentela se ha
levantado contra tu sierva,
diciendo: Entrega al que mató á su
hermano, para que le hagamos morir
por la vida de su hermano á quien él
mató, y quitemos también el
heredero. Así apagarán el ascua que
me ha quedado, no dejando á mi
marido nombre ni reliquia sobre la
tierra.
-
Entonces
el rey dijo á la mujer: Vete á tu
casa, que yo mandaré acerca de ti.
-
Y la
mujer de Tecoa dijo al rey: Rey
señor mío, la maldad sea sobre mí y
sobre la casa de mi padre; mas el
rey y su trono sin culpa.
-
Y el rey
dijo: Al que hablare contra tí,
tráelo á mí, que no te tocará más.
-
Dijo
ella entonces: Ruégote, oh rey, que
te acuerdes de Jehová tu Dios, que
no dejes á los cercanos de la sangre
aumentar el daño con destruir á mi
hijo. Y él respondió: Vive Jehová,
que no caerá ni un cabello de la
cabeza de tu hijo en tierra.
-
Y la
mujer dijo: Ruégote que hable tu
criada una palabra á mi señor el
rey. Y él dijo: Habla.
-
Entonces
la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas
tú otro tanto contra el pueblo de
Dios? que hablando el rey esta
palabra, es como culpado, por cuanto
el rey no hace volver á su fugitivo.
-
Porque
de cierto morimos, y somos como
aguas derramadas por tierra, que no
pueden volver á recogerse: ni Dios
quita la vida, sino que arbitra
medio para que su desviado no sea de
él excluido.
-
Y que yo
he venido ahora para decir esto al
rey mi señor, es porque el pueblo me
ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo:
Hablaré ahora al rey: quizá él hará
lo que su sierva diga.
-
Pues el
rey oirá, para librar á su sierva de
mano del hombre que me quiere raer á
mí, y á mi hijo juntamente, de la
heredad de Dios.
-
Tu
sierva pues dice: Que sea ahora la
respuesta de mi señor el rey para
descanso; pues que mi señor el rey
es como un ángel de Dios para
escuchar lo bueno y lo malo. Así
Jehová tu Dios sea contigo.
-
Entonces
él respondió, y dijo á la mujer: Yo
te ruego que no me encubras nada de
lo que yo te preguntare. Y la mujer
dijo: Hable mi señor el rey.
-
Y el rey
dijo: ¿No ha sido la mano de Joab
contigo en todas estas cosas? Y la
mujer respondió y dijo: Vive tu
alma, rey señor mío, que no hay que
apartarse á derecha ni á izquierda
de todo lo que mi señor el rey ha
hablado: porque tu siervo Joab, él
me mandó, y él puso en boca de tu
sierva todas estas palabras;
-
Y que
trocara la forma de las palabras,
Joab tu siervo lo ha hecho: mas mi
señor es sabio, conforme á la
sabiduría de un ángel de Dios, para
conocer lo que hay en la tierra.
-
Entonces
el rey dijo á Joab: He aquí yo hago
esto: ve, y haz volver al mozo
Absalom.
-
Y Joab
se postró en tierra sobre su rostro,
é hizo reverencia, y después que
bendijo al rey, dijo: Hoy ha
entendido tu siervo que he hallado
gracia en tus ojos, rey señor mío;
pues que ha hecho el rey lo que su
siervo ha dicho.
-
Levantóse luego Joab, y fué á
Gessur, y volvió á Absalom á
Jerusalem.
-
Mas el
rey dijo: Váyase á su casa, y no vea
mi rostro. Y volvióse Absalom á su
casa, y no vió el rostro del rey.
-
Y no
había en todo Israel hombre tan
hermoso como Absalom, de alabar en
gran manera: desde la planta de su
pie hasta la mollera no había en él
defecto.
-
Y cuando
se cortaba el cabello, (lo cual
hacía al fin de cada año, pues le
causaba molestia, y por eso se lo
cortaba,) pesaba el cabello de su
cabeza doscientos siclos de peso
real.
-
Y
Naciéronle á Absalom tres hijos, y
una hija que se llamó Thamar, la
cual era hermosa de ver.
-
Y estuvo
Absalom por espacio de dos años en
Jerusalem, y no vió la cara del rey.
-
Y mandó
Absalom por Joab, para enviarlo al
rey; mas no quiso venir á él; ni
aunque envió por segunda vez, quiso
él venir.
-
Entonces
dijo á sus siervos: Bien sabéis las
tierras de Joab junto á mi lugar,
donde tiene sus cebadas; id, y
pegadles fuego; y los siervos de
Absalom pegaron fuego á las tierras.
-
Levantóse por tanto Joab, y vino á
Absalom á su casa, y díjole: ¿Por
qué han puesto fuego tus siervos á
mis tierras?
-
Y
Absalom respondió á Joab: He aquí,
yo he enviado por ti, diciendo que
vinieses acá, á fin de enviarte yo
al rey á que le dijeses: ¿Para qué
vine de Gessur? mejor me fuera estar
aún allá. Vea yo ahora la cara del
rey; y si hay en mí pecado, máteme.
-
Vino
pues Joab al rey, é hízoselo saber.
Entonces llamó á Absalom, el cual
vino al rey, é inclinó su rostro á
tierra delante del rey: y el rey
besó á Absalom.
-
ACONTECIÓ después de esto, que
Absalom se hizo de carros y
caballos, y cincuenta que corriesen
delante de él.
-
Y
levantábase Absalom de mañana, y
poníase á un lado del camino de la
puerta; y á cualquiera que tenía
pleito y venía al rey á juicio,
Absalom le llamaba á sí, y decíale:
¿De qué ciudad eres? Y él respondía:
Tu siervo es de una de las tribus de
Israel.
-
Entonces
Absalom le decía: Mira, tus palabras
son buenas y justas: mas no tienes
quien te oiga por el rey.
-
Y decía
Absalom: ¡Quién me pusiera por juez
en la tierra, para que viniesen á mí
todos los que tienen pleito ó
negocio, que yo les haría justicia!
-
Y
acontecía que, cuando alguno se
llegaba para inclinarse á él, él
extendía su mano, y lo tomaba, y lo
besaba.
-
Y de
esta manera hacía con todo Israel
que venía al rey á juicio: y así
robaba Absalom el corazón de los de
Israel.
-
Y al
cabo de cuarenta años aconteció que
Absalom dijo al rey: Yo te ruego me
permitas que vaya á Hebrón, á pagar
mi voto que he prometido á Jehová:
-
Porque
tu siervo hizo voto cuando estaba en
Gessur en Siria, diciendo: Si Jehová
me volviere á Jerusalem, yo serviré
á Jehová.
-
Y el rey
dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y
se fué á Hebrón.
-
Empero
envió Absalom espías por todas las
tribus de Israel, diciendo: Cuando
oyereis el sonido de la trompeta,
diréis: Absalom reina en Hebrón.
-
Y fueron
con Absalom doscientos hombres de
Jerusalem por él convidados, los
cuales iban en su sencillez, sin
saber nada.
-
También
envió Absalom por Achitophel
Gilonita, del consejo de David, á
Gilo su ciudad, mientras hacía sus
sacrificios. Y la conjuración vino á
ser grande, pues se iba aumentando
el pueblo con Absalom.
-
Y vino
el aviso á David, diciendo: El
corazón de todo Israel va tras
Absalom.
-
Entonces
David dijo á todos sus siervos que
estaban con él en Jerusalem:
Levantaos, y huyamos, porque no
podremos escapar delante de Absalom;
daos priesa á partir, no sea que
apresurándose él nos alcance, y
arroje el mal sobre nosotros, y
hiera la ciudad á filo de espada.
-
Y los
siervos del rey dijeron al rey: He
aquí, tus siervos están prestos á
todo lo que nuestro señor el rey
eligiere.
-
El rey
entonces salió, con toda su familia
en pos de él. Y dejó el rey diez
mujeres concubinas para que
guardasen la casa.
-
Salió
pues el rey con todo el pueblo que
le seguía, y paráronse en un lugar
distante.
-
Y todos
sus siervos pasaban á su lado, con
todos los Ceretheos y Peletheos; y
todos los Getheos, seiscientos
hombres que habían venido á pie
desde Gath, iban delante del rey.
-
Y dijo
el rey á Ittai Getheo: ¿Para qué
vienes tú también con nosotros?
vuélvete y quédate con el rey;
porque tú eres extranjero, y
desterrado también de tu lugar.
-
¿Ayer
viniste, y téngote de hacer hoy que
mudes lugar para ir con nosotros? Yo
voy como voy: tú vuélvete, y haz
volver á tus hermanos: en ti haya
misericordia y verdad.
-
Y
respondió Ittai al rey, diciendo:
Vive Dios, y vive mi señor el rey,
que, ó para muerte ó para vida,
donde mi señor el rey estuviere,
allí estará también tu siervo.
-
Entonces
David dijo á Ittai: Ven pues, y
pasa. Y pasó Ittai Getheo, y todos
sus hombres, y toda su familia.
-
Y todo
el país lloró en alta voz; pasó
luego toda la gente el torrente de
Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo
el pueblo pasó, al camino que va al
desierto.
-
Y he
aquí, también iba Sadoc, y con él
todos los Levitas que llevaban el
arca del pacto de Dios; y asentaron
el arca del pacto de Dios. Y subió
Abiathar después que hubo acabado de
salir de la ciudad todo el pueblo.
-
Pero
dijo el rey á Sadoc: Vuelve el arca
de Dios á la ciudad; que si yo
hallare gracia en los ojos de
Jehová, él me volverá, y me hará ver
á ella y á su tabernáculo:
-
Y si
dijere: No me agradas: aquí estoy,
haga de mí lo que bien le pareciere.
-
Dijo aún
el rey á Sadoc sacerdote: ¿No eres
tú el vidente? Vuélvete en paz á la
ciudad; y con vosotros vuestros dos
hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonathán
hijo de Abiathar.
-
Mirad,
yo me detendré en los campos del
desierto, hasta que venga respuesta
de vosotros que me dé aviso.
-
Entonces
Sadoc y Abiathar volvieron el arca
de Dios á Jerusalem; y estuviéronse
allá.
-
Y David
subió la cuesta de las olivas; y
subió la llorando, llevando la
cabeza cubierta, y los pies
descalzos. También todo el pueblo
que tenía consigo cubrió cada uno su
cabeza, y subieron llorando así como
subían.
-
Y dieron
aviso á David, diciendo: Achitophel
está entre los que conspiraron con
Absalom. Entonces dijo David:
Entontece ahora, oh Jehová, el
consejo de Achitophel.
-
Y como
David llegó á la cumbre del monte
para adorar allí á Dios, he aquí
Husai Arachîta que le salió al
encuentro, trayendo rota su ropa, y
tierra sobre su cabeza.
-
Y díjole
David: Si pasares conmigo, serme has
de carga;
-
Mas si
volvieres á la ciudad, y dijeres á
Absalom: Rey, yo seré tu siervo;
como hasta aquí he sido siervo de tu
padre, así seré ahora siervo tuyo,
entonces tú me disiparás el consejo
de Achitophel.
-
¿No
estarán allí contigo Sadoc y
Abiathar sacerdotes? Por tanto, todo
lo que oyeres en la casa del rey,
darás aviso de ello á Sadoc y á
Abiathar sacerdotes.
-
Y he
aquí que están con ellos sus dos
hijos, Ahimaas el de Sadoc, y
Jonathán el de Abiathar: por mano de
ellos me enviaréis aviso de todo lo
que oyereis.
-
Así se
vino Husai amigo de David á la
ciudad; y Absalom entró en Jerusalem.
-
Y como
David pasó un poco de la cumbre del
monte, he aquí Siba, el criado de
Mephi-boseth, que lo salía á recibir
con un par de asnos enalbardados, y
sobre ellos doscientos panes, y cien
hilos de pasas, y cien panes de
higos secos, y un cuero de vino.
-
Y dijo
el rey á Siba: ¿Qué es esto? Y Siba
respondió: Los asnos son para la
familia del rey, en que suban; los
panes y la pasa para los criados,
que coman; y el vino, para que beban
los que se cansaren en el desierto.
-
Y dijo
el rey: ¿Dónde está el hijo de tu
señor? Y Siba respondió al rey: He
aquí él se ha quedado en Jerusalem,
porque ha dicho: Hoy me devolverá la
casa de Israel el reino de mi padre.
-
Entonces
el rey dijo á Siba: He aquí, sea
tuyo todo lo que tiene Mephi-boseth.
Y respondió Siba inclinándose: Rey
señor mío, halle yo gracia delante
de ti.
-
Y vino
el rey David hasta Bahurim: y he
aquí, salía uno de la familia de la
casa de Saúl, el cual se llamaba
Semei, hijo de Gera; y salía
maldiciendo,
-
Y
echando piedras contra David, y
contra todos los siervos del rey
David: y todo el pueblo, y todos los
hombres valientes estaban á su
diestra y á su siniestra.
-
Y decía
Semei, maldiciéndole: Sal, sal,
varón de sangres, y hombre de
Belial;
-
Jehová
te ha dado el pago de toda la sangre
de la casa de Saúl, en lugar del
cual tú has reinado: mas Jehová ha
entregado el reino en mano de tu
hijo Absalom; y hete aquí
sorprendido en tu maldad, porque
eres varón de sangres.
-
Entonces
Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey:
¿Por qué maldice este perro muerto á
mi señor el rey? Yo te ruego que me
dejes pasar, y quitaréle la cabeza.
-
Y el rey
respondió: ¿Qué tengo yo con
vosotros, hijos de Sarvia? El
maldice así, porque Jehová le ha
dicho que maldiga á David; ¿quién
pues le dirá: Por qué lo haces así?
-
Y dijo
David á Abisai y á todos sus
siervos: He aquí, mi hijo que ha
salido de mis entrañas, acecha á mi
vida: ¿cuánto más ahora un hijo de
Benjamín? Dejadle que maldiga, que
Jehová se lo ha dicho.
-
Quizá
mirará Jehová á mi aflicción, y me
dará Jehová bien por sus maldiciones
de hoy.
-
Y como
David y los suyos iban por el
camino, Semei iba por el lado del
monte delante de él, andando y
maldiciendo, y arrojando piedras
delante de él, y esparciendo polvo.
-
Y el rey
y todo el pueblo que con él estaba,
llegaron fatigados, y descansaron
allí.
-
Y
Absalom y todo el pueblo, los
varones de Israel, entraron en
Jerusalem, y con él Achitophel.
-
Y
acaeció luego, que como Husai
Arachîta amigo de David hubo llegado
á Absalom, díjole Husai: Viva el
rey, viva el rey.
-
Y
Absalom dijo á Husai: ¿Este es tu
agradecimiento para con tu amigo?
¿por qué no fuiste con tu amigo?
-
Y Husai
respondió á Absalom: No: antes al
que eligiere Jehová y este pueblo y
todos los varones de Israel, de
aquél seré yo, y con aquél quedaré.
-
¿Y á
quién había yo de servir? ¿no es á
su hijo? Como he servido delante de
tu padre, así seré delante de ti.
-
Entonces
dijo Absalom á Achitophel: Consultad
qué haremos.
-
Y
Achitophel dijo á Absalom: Entra á
las concubinas de tu padre, que él
dejó para guardar la casa; y todo el
pueblo de Israel oirá que te has
hecho aborrecible á tu padre, y así
se esforzarán las manos de todos los
que están contigo.
-
Entonces
pusieron una tienda á Absalom sobre
el terrado, y entró Absalom á las
concubinas de su padre, en ojos de
todo Israel.
-
Y el
consejo que daba Achitophel en
aquellos días, era como si
consultaran la palabra de Dios. Tal
era el consejo de Achitophel, así
con David como con Absalom.
-
ENTONCES
Achitophel dijo á Absalom: Yo
escogeré ahora doce mil hombres, y
me levantaré, y seguiré á David esta
noche;
-
Y daré
sobre él cuando él estará cansado y
flaco de manos: lo atemorizaré, y
todo el pueblo que está con él
huirá, y heriré al rey solo.
-
Así
tornaré á todo el pueblo á ti: y
cuando ellos hubieren vuelto, (pues
aquel hombre es el que tú quieres)
todo el pueblo estará en paz.
-
Esta
razón pareció bien á Absalom y á
todos los ancianos de Israel.
-
Y dijo
Absalom: Llama también ahora á Husai
Arachîta, para que asimismo oigamos
lo que él dirá.
-
Y como
Husai vino á Absalom, hablóle
Absalom, diciendo: Así ha dicho
Achitophel; ¿seguiremos su consejo,
ó no? Di tú.
-
Entonces
Husai dijo á Absalom: El consejo que
ha dado esta vez Achitophel no es
bueno.
-
Y añadió
Husai: Tú sabes que tu padre y los
suyos son hombres valientes, y que
están con amargura de ánimo, como la
osa en el campo cuando le han
quitado los hijos. Además, tu padre
es hombre de guerra, y no tendrá la
noche con el pueblo.
-
He aquí
él estará ahora escondido en alguna
cueva, ó en otro lugar: y si al
principio cayeren algunos de los
tuyos, oirálo quien lo oyere, y
dirá: El pueblo que sigue á Absalom
ha sido derrotado.
-
Así aun
el hombre valiente, cuyo corazón sea
como corazón de león, sin duda
desmayará: porque todo Israel sabe
que tu padre es hombre valiente, y
que los que están con él son
esforzados.
-
Aconsejo
pues que todo Israel se junte á ti,
desde Dan hasta Beerseba, en
multitud como la arena que está á la
orilla de la mar, y que tú en
persona vayas á la batalla.
-
Entonces
le acometeremos en cualquier lugar
que pudiere hallarse, y daremos
sobre él como cuando el rocío cae
sobre la tierra, y ni uno dejaremos
de él, y de todos los que con él
están.
-
Y si se
recogiere en alguna ciudad, todos
los de Israel traerán sogas á
aquella ciudad, y la arrastraremos
hasta el arroyo, que nunca más
parezca piedra de ella.
-
Entonces
Absalom y todos los de Israel
dijeron: El consejo de Husai
Arachîta es mejor que el consejo de
Achitophel. Porque había Jehová
ordenado que el acertado consejo de
Achitophel se frustara, para que
Jehová hiciese venir el mal sobre
Absalom.
-
Dijo
luego Husai á Sadoc y á Abiathar
sacerdotes: Así y así aconsejó
Achitophel á Absalom y á los
ancianos de Israel: y de esta manera
aconsejé yo.
-
Por
tanto enviad inmediatemente, y dad
aviso á David, diciendo: No quedes
esta noche en los campos del
desierto, sino pasa luego el Jordán,
porque el rey no sea consumido, y
todo el pueblo que con él está.
-
Y
Jonathán y Ahimaas estaban junto á
la fuente de Rogel, porque no podían
ellos mostrarse viniendo á la
ciudad; fué por tanto una criada, y
dióles el aviso: y ellos fueron, y
noticiáronlo al rey David.
-
Empero
fueron vistos por un mozo, el cual
dió cuenta á Absalom: sin embargo
los dos se dieron priesa á caminar,
y llegaron á casa de un hombre en
Bahurim, que tenía un pozo en su
patio, dentro del cual se metieron.
-
Y
tomando la mujer de la casa una
manta, extendióla sobre la boca del
pozo, y tendió sobre ella el grano
trillado; y no se penetró el
negocio.
-
Llegando
luego los criados de Absalom á la
casa á la mujer, dijéronle: ¿Dónde
están Ahimaas y Jonathán? Y la mujer
les respondió: Ya han pasado el vado
de las aguas. Y como ellos los
buscaron y no los hallaron
volviéronse á Jerusalem.
-
Y
después que ellos se hubieron ido,
estotros salieron del pozo, y
fuéronse, y dieron aviso al rey
David; y dijéronle: Levantaos y daos
priesa á pasar las aguas, porque
Achitophel ha dado tal consejo
contra vosotros.
-
Entonces
David se levantó, y todo el pueblo
que con él estaba, y pasaron el
Jordán antes que amaneciese; ni
siquiera faltó uno que no pasase el
Jordán.
-
Y
Achitophel, viendo que no se había
puesto por obra su consejo,
enalbardó su asno, y levantóse, y
fuése á su casa en su ciudad; y
después de disponer acerca de su
casa, ahorcóse y murió, y fué
sepultado en el sepulcro de su
padre.
-
Y David
llegó á Mahanaim, y Absalom pasó el
Jordán con toda la gente de Israel.
-
Y
Absalom constituyó á Amasa, sobre el
ejército en lugar de Joab, el cual
Amasa fué hijo de un varón de Israel
llamado Itra, el cual había entrado
á Abigail hija de Naas, hermana de
Sarvia, madre de Joab.
-
Y asentó
campo Israel con Absalom en tierra
de Galaad.
-
Y luego
que David llegó á Mahanaim, Sobi
hijo de Naas de Rabba de los hijos
de Ammon, y Machîr hijo de Ammiel de
Lodebar, y Barzillai Galaadita de
Rogelim,
-
Trajeron
á David y al pueblo que estaba con
él, camas, y tazas, y vasijas de
barro, y trigo, y cebada, y harina,
y grano tostado, habas, lentejas, y
garbanzos tostados,
-
Miel,
manteca, ovejas, y quesos de vacas,
para que comiesen; porque dijeron:
Aquel pueblo está hambriento, y
cansado, y tendrá sed en el
desierto.
-
DAVID
pues revistó el pueblo que tenía
consigo, y puso sobre ellos tribunos
y centuriones.
-
Y
consignó la tercera parte del pueblo
al mando de Joab, y otra tercera al
mando de Abisai, hijo de Sarvia,
hermano de Joab, y la otra tercera
parte al mando de Ittai Getheo. Y
dijo el rey al pueblo: Yo también
saldré con vosotros.
-
Mas el
pueblo dijo: No saldrás; porque si
nosotros huyéremos, no harán caso de
nosotros; y aunque la mitad de
nosotros muera, no harán caso de
nosotros: mas tú ahora vales tanto
como diez mil de nosotros. Será pues
mejor que tú nos des ayuda desde la
ciudad.
-
Entonces
el rey les dijo: Yo haré lo que bien
os pareciere. Y púsose el rey á la
entrada de la puerta, mientras salía
todo el pueblo de ciento en ciento y
de mil en mil.
-
Y el rey
mandó á Joab y á Abisai y á Ittai,
diciendo: Tratad benignamente por
amor de mí al mozo Absalom. Y todo
el pueblo oyó cuando dió el rey
orden acerca de Absalom á todos los
capitanes.
-
Salió
pues el pueblo al campo contra
Israel, y dióse la batalla en el
bosque de Ephraim;
-
Y allí
cayó el pueblo de Israel delante de
los siervos de David, é hízose una
gran matanza de veinte mil hombres.
-
Y
derramándose allí el ejército por la
haz de toda la tierra, fueron más
los que consumió el bosque de los
del pueblo, que los que consumió el
cuchillo aquel día.
-
Y
encontróse Absalom con los siervos
de David: é iba Absalom sobre un
mulo, y el mulo se entró debajo de
un espeso y grande alcornoque, y
asiósele la cabeza al alcornoque, y
quedó entre el cielo y la tierra;
pues el mulo en que iba pasó
delante.
-
Y
viéndolo uno, avisó á Joab,
diciendo: He aquí que he visto á
Absalom colgado de un alcornoque.
-
Y Joab
respondió al hombre que le daba la
nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le
heriste luego allí echándole á
tierra? y sobre mí, que te hubiera
dado diez siclos de plata, y un
talabarte.
-
Y el
hombre dijo á Joab: Aunque me
importara en mis manos mil siclos de
plata, no extendiera yo mi mano
contra el hijo del rey; porque
nosotros lo oímos cuando el rey te
mandó á ti y á Abisai y á Ittai,
diciendo: Mirad que ninguno toque en
el joven Absalom.
-
Por otra
parte, habría yo hecho traición
contra mi vida (pues que al rey nada
se le esconde), y tú mismo estarías
en contra.
-
Y
respondió Joab: No es razón que yo
te ruegue. Y tomando tres dardos en
sus manos, hincólos en el corazón de
Absalom, que aun estaba vivo en
medio del alcornoque.
-
Cercándolo luego diez mancebos
escuderos de Joab, hirieron á
Absalom, y acabáronle.
-
Entonces
Joab tocó la corneta, y el pueblo se
volvió de seguir á Israel, porque
Joab detuvo al pueblo.
-
Tomando
después á Absalom, echáronle en un
gran hoyo en el bosque, y levantaron
sobre él un muy grande montón de
piedras; y todo Israel huyó, cada
uno á sus estancias.
-
Y había
Absalom en su vida tomado y
levantádose una columna, la cual
está en el valle del rey; porque
había dicho: Yo no tengo hijo que
conserve la memoria de mi nombre. Y
llamó aquella columna de su nombre:
y así se llamó el Lugar de Absalom,
hasta hoy.
-
Entonces
Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré
ahora, y daré las nuevas al rey de
cómo Jehová ha defendido su causa de
la mano de sus enemigos?
-
Y
respondió Joab: Hoy no llevarás las
nuevas: las llevarás otro día: no
darás hoy la nueva, porque el hijo
del rey es muerto.
-
Y Joab
dijo á Cusi: Ve tú, y di al rey lo
que has visto. Y Cusi hizo
reverencia á Joab, y corrió.
-
Entonces
Ahimaas hijo de Sadoc tornó á decir
á Joab: Sea lo que fuere, yo correré
ahora tras Cusi. Y Joab dijo: Hijo
mío, ¿para qué has tú de correr,
pues que no hallarás premio por las
nuevas?
-
Mas él
respondió: Sea lo que fuere, yo
correré. Entonces le dijo: Corre.
Corrió pues Ahimaas por el camino de
la llanura, y pasó delante de Cusi.
-
Estaba
David á la sazón sentado entre las
dos puertas; y el atalaya había ido
al terrado de sobre la puerta en el
muro, y alzando sus ojos, miró, y
vió á uno que corría solo.
-
El
atalaya dió luego voces, é hízolo
saber al rey. Y el rey dijo: Si es
solo, buenas nuevas trae. En tanto
que él venía acercándose,
-
Vió el
atalaya otro que corría; y dió voces
el atalaya al portero, diciendo: He
aquí otro hombre que corre solo. Y
el rey dijo: Este también es
mensajero.
-
Y el
atalaya volvió á decir: Paréceme el
correr del primero como el correr de
Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió
el rey: Ese es hombre de bien, y
viene con buena nueva.
-
Entonces
Ahimaas dijo en alta voz al rey:
Paz. E inclinóse á tierra delante
del rey, y dijo: Bendito sea Jehová
Dios tuyo, que ha entregado á los
hombres que habían levantado sus
manos contra mi señor el rey.
-
Y el rey
dijo: ¿El mozo Absalom tiene paz? Y
Ahimaas respondió: Vi yo un grande
alboroto cuando envió Joab al siervo
del rey y á mí tu siervo; mas no sé
qué era.
-
Y el rey
dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó,
y paróse.
-
Y luego
vino Cusi, y dijo: Reciba nueva mi
señor el rey, que hoy Jehová ha
defendido tu causa de la mano de
todos los que se habían levantado
contra ti.
-
El rey
entonces dijo á Cusi: ¿El mozo
Absalom tiene paz? Y Cusi respondió:
Como aquel mozo sean los enemigos de
mi señor el rey, y todos los que se
levantan contra ti para mal.
-
Entonces
el rey se turbó, y subióse á la sala
de la puerta, y lloró; y yendo,
decía así: ¡Hijo mío Absalom, hijo
mío, hijo mío Absalom! ¡Quién me
diera que muriera yo en lugar de ti,
Absalom, hijo mío, hijo mío!
-
Y DIERON
aviso á Joab: He aquí el rey llora,
y hace duelo por Absalom.
-
Y
volvióse aquel día la victoria en
luto para todo el pueblo; porque oyó
decir el pueblo aquel día que el rey
tenía dolor por su hijo.
-
Entróse
el pueblo aquel día en la ciudad
escondidamente, como suele entrar á
escondidas el pueblo avergonzado que
ha huído de la batalla.
-
Mas el
rey, cubierto el rostro, clamaba en
alta voz: ¡Hijo mío Absalom,
Absalom, hijo mío, hijo mío!
-
Y
entrando Joab en casa al rey,
díjole: Hoy has avergonzado el
rostro de todos tus siervos, que han
hoy librado tu vida, y la vida de
tus hijos y de tus hijas, y la vida
de tus mujeres, y la vida de tus
concubinas,
-
Amando á
los que te aborrecen, y aborreciendo
á los que te aman: porque hoy has
declarado que nada te importan tus
príncipes y siervos; pues hoy echo
de ver que si Absalom viviera, bien
que nosotros todos estuviéramos hoy
muertos, entonces te contentaras.
-
Levántate pues ahora, y sal fuera, y
halaga á tus siervos: porque juro
por Jehová, que si no sales, ni aun
uno quede contigo esta noche; y de
esto te pesará más que de todos los
males que te han sobrevenido desde
tu mocedad hasta ahora.
-
Entonces
se levantó el rey, y sentóse á la
puerta; y fué declarado á todo el
pueblo, diciendo: He aquí el rey
está sentado á la puerta. Y vino
todo el pueblo delante del rey; mas
Israel había huído, cada uno á sus
estancias.
-
Y todo
el pueblo porfiaba en todas las
tribus de Israel, diciendo: El rey
nos ha librado de mano de nuestros
enemigos, y él nos ha salvado de
mano de los Filisteos; y ahora había
huído, de la tierra por miedo de
Abaslom.
-
Y
Absalom, á quien habíamos ungido
sobre nosotros, es muerto en la
batalla. ¿Por qué pues os estáis
ahora quedos en orden á hacer volver
al rey?
-
Y el rey
David envió á Sadoc y á Abiathar
sacerdotes, diciendo: Hablad á los
ancianos de Judá y decidles: ¿Por
qué seréis vosotros los postreros en
volver el rey á su casa, ya que la
palabra de todo Israel ha venido al
rey de volverle á su casa?
-
Vosotros
sois mis hermanos; mis huesos y mi
carne sois: ¿por qué pues seréis
vosotros los postreros en volver al
rey?
-
Asimismo
diréis á Amasa: ¿No eres tú también
hueso mío y carne mía? Así me haga
Dios, y así me añada, si no fueres
general del ejército delante de mí
para siempre, en lugar de Joab.
-
Así
inclinó el corazón de todos los
varones de Judá, como el de un solo
hombre, para que enviasen á decir al
rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
-
Volvió
pues el rey, y vino hasta el Jordán.
Y Judá vino á Gilgal, á recibir al
rey y pasarlo el Jordán.
-
Y Semei
hijo de Gera, hijo de Benjamín, que
era de Bahurim, dióse priesa á venir
con los hombres de Judá á recibir al
rey David;
-
Y con él
venían mil hombres de Benjamín;
asimismo Siba criado de la casa de
Saúl, con sus quince hijos y sus
veinte siervos, los cuales pasaron
el Jordán delante del rey.
-
Atravesó
después la barca para pasar la
familia del rey, y para hacer lo que
le pluguiera. Entonces Semei hijo de
Gera se postró delante del rey
cuando él había pasado el Jordán.
-
Y dijo
al rey: No me impute mi señor
iniquidad, ni tengas memoria de los
males que tu siervo hizo el día que
mi señor el rey salió de Jerusalem,
para guardarlos el rey en su
corazón;
-
Porque
yo tu siervo conozco haber pecado, y
he venido hoy el primero de toda la
casa de José, para descender á
recibir á mi señor el rey.
-
Y Abisai
hijo de Sarvia responidió y dijo:
¿No ha de morir por esto Semei, que
maldijo al ungido de Jehová?
-
David
entonces dijo: ¿Qué tenéis vosotros
conmigo, hijos de Sarvia, que me
habéis de ser hoy adversarios? ¿ha
de morir hoy alguno en Israel? ¿no
conozco yo que hoy soy rey sobre
Israel?
-
Y dijo
el rey á Semei: No morirás. Y el rey
se lo juró.
-
También
Mephi-boseth hijo de Saúl descendió
á recibir al rey: no había lavado
sus pies, ni había cortado su barba,
ni tampoco había lavado sus
vestidos, desde el día que el rey
salió hasta el día que vino en paz.
-
Y luego
que vino él á Jerusalem á recibir al
rey, el rey le dijo: Mephi-boseth,
¿Por qué no fuiste conmigo?
-
Y él
dijo: Rey señor mío, mi siervo me ha
engañado; pues había tu siervo
dicho: Enalbardaré un asno, y subiré
en él, é iré al rey; porque tu
siervo es cojo.
-
Empero
él revolvió á tu siervo delante de
mi señor el rey; mas mi señor el rey
es como un ángel de Dios: haz pues
lo que bien te pareciere.
-
Porque
toda la casa de mi padre era digna
de muerte delante de mi señor el
rey, y tú pusiste á tu siervo entre
los convidados de tu mesa. ¿Qué
derecho pues tengo aún para quejarme
más contra el rey?
-
Y el rey
le dijo: ¿Para qué hablas más
palabras? Yo he determinado que tú y
Siba partáis las tierras.
-
Y Mephi-boseth
dijo al rey: Y aun tómelas él todas,
pues que mi señor el rey ha vuelto
en paz á su casa.
-
También
Barzillai Galaadita descendió de
Rogelim, y pasó el Jordán con el
rey, para acompañarle de la otra
parte del Jordán.
-
Y era
Barzillai muy viejo, de ochenta
años, el cual había dado provisión
al rey cuando estaba en Mahanaim,
porque era hombre muy rico.
-
Y el rey
dijo á Barzillai: Pasa conmigo, y yo
te daré de comer conmigo en
Jerusalem.
-
Mas
Barzillai dijo al rey: ¿Cuántos son
los días del tiempo de mi vida, para
que yo suba con el rey á Jerusalem?
-
Yo soy
hoy día de edad de ochenta años, que
ya no haré diferencia entre lo bueno
y lo malo: ¿tomará gusto ahora tu
siervo en lo que comiere ó bebiere?
¿oiré más la voz de los cantores y
de las cantoras? ¿para qué, pues,
sería aún tu siervo molesto á mi
señor el rey?
-
Pasará
tu siervo un poco el Jordán con el
rey: ¿por qué me ha de dar el rey
tan grande recompensa?
-
Yo te
ruego que dejes volver á tu siervo,
y que muera en mi ciudad, junto al
sepulcro de mi padre y de mi madre.
He aquí tu siervo Chimham; que pase
él con mi señor el rey, y hazle lo
que bien te pareciere.
-
Y el rey
dijo: Pues pase conmigo Chimham, y
yo haré con él como bien te parezca:
y todo lo que tú pidieres de mí, yo
lo haré.
-
Y todo
el pueblo pasó el Jordán: y luego
que el rey hubo también pasado, el
rey besó á Barzillai, y bendíjolo; y
él se volvió á su casa.
-
El rey
entonces pasó á Gilgal, y con él
pasó Chimham; y todo el pueblo de
Judá, con la mitad del pueblo de
Israel, pasaron al rey.
-
Y he
aquí todos los varones de Israel
vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por
qué los hombres de Judá, nuestros
hermanos, te han llevado, y han
hecho pasar el Jordán al rey y á su
familia, y á todos los varones de
David con él?
-
Y todos
los varones de Judá respondieron á
todos los de Israel: Porque el rey
es nuestro pariente. Mas ¿por qué os
enojáis vosotros de eso? ¿hemos
nosotros comido algo del rey? ¿hemos
recibido de él algún don?
-
Entonces
respondieron los varones de Israel,
y dijeron á los de Judá: Nosotros
tenemos en el rey diez partes, y en
el mismo David más que vosotros:
¿por qué pues nos habéis tenido en
poco? ¿no hablamos nosotros primero
en volver á nuestro rey? Y el
razonamiento de los varones de Judá
fué más fuerte que el de los varones
de Israel.
-
Y
ACAECIÓ estar allí un hombre
perverso que se llamaba Seba, hijo
de Bichri, hombre de Benjamín, el
cual tocó la corneta, y dijo: No
tenemos nosotros parte en David, ni
heredad en el hijo de Isaí: Israel,
¡cada uno á sus estancias!
-
Así se
fueron de en pos de David todos los
hombres de Israel, y seguían á Seba
hijo de Bichri: mas los de Judá
fueron adheridos á su rey, desde el
Jordán hasta Jerusalem.
-
Y luego
que llegó David á su casa en
Jerusalem, tomó el rey las diez
mujeres concubinas que había dejado
para guardar la casa, y púsolas en
una casa en guarda, y dióles de
comer: pero nunca más entró á ellas,
sino que quedaron encerradas hasta
que murieron en viudez de por vida.
-
Después
dijo el rey á Amasa: Júntame los
varones de Judá para dentro de tres
días, y hállate tú aquí presente.
-
Fué pues
Amasa á juntar á Judá; pero detúvose
más del tiempo que le había sido
señalado.
-
Y dijo
David á Abisai: Seba hijo de Bichri
nos hará ahora más mal que Absalom:
toma pues tú los siervos de tu
señor, y ve tras él, no sea que
halle las ciudades fortificadas, y
se nos vaya de delante.
-
Entonces
salieron en pos de él los hombres de
Joab, y los Ceretheos y Peletheos, y
todos los valientes: salieron de
Jerusalem para ir tras Seba hijo de
Bichri.
-
Y
estando ellos cerca de la grande
peña que está en Gabaón, salióles
Amasa al encuentro. Ahora bien, la
vestidura que Joab tenía sobrepuesta
estábale ceñida, y sobre ella el
cinto de una daga pegada á sus lomos
en su vaina, de la que así como él
avanzó, cayóse aquélla.
-
Entonces
Joab dijo á Amasa: ¿Tienes paz,
hermano mío? Y tomó Joab con la
diestra la barba de Amasa, para
besarlo.
-
Y como
Amasa no se cuidó de la daga que
Joab en la mano tenía, hirióle éste
con ella en la quinta costilla, y
derramó sus entrañas por tierra, y
cayó muerto sin darle segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai
fueron en seguimiento de Seba hijo
de Bichri.
-
Y uno de
los criados de Joab se paró junto á
él, diciendo: Cualquiera que amare á
Joab y á David vaya en pos de Joab.
-
Y Amasa
se había revolcado en la sangre en
mitad del camino: y viendo aquel
hombre que todo el pueblo se paraba,
apartó á Amasa del camino al campo,
y echó sobre él una vestidura,
porque veía que todos los que venían
se paraban junto á él.
-
Luego,
pues, que fué apartado del camino,
pasaron todos los que seguían á
Joab, para ir tras Seba hijo de
Bichri.
-
Y él
pasó por todas las tribus de Israel
hasta Abel y Beth-maachâ y todo
Barim: y juntáronse, y siguiéronlo
también.
-
Y
vinieron y cercáronlo en Abel de
Beth-maachâ, y pusieron baluarte
contra la ciudad; y puesto que fué
al muro, todo el pueblo que estaba
con Joab trabajaba por derribar la
muralla.
-
Entonces
una mujer sabia dió voces en la
ciudad, diciendo: Oid, oid; ruégoos
que digáis á Joab se llegue á acá,
para que yo hable con él.
-
Y como
él se acercó á ella, dijo la mujer:
¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo
soy. Y ella le dijo: Oye las
palabras de tu sierva. Y él
respondió: Oigo.
-
Entonces
tornó ella á hablar, diciendo:
Antiguamente solían hablar,
diciendo: Quien preguntare, pregunte
en Abel: y así concluían.
-
Yo soy
de las pacíficas y fieles de Israel:
y tú procuras destruir una ciudad
que es madre de Israel: ¿por qué
destruyes la heredad de Jehová?
-
Y Joab
respondió, diciendo: Nunca tal,
nunca tal me acontezca, que yo
destruya ni deshaga.
-
La cosa
no es así: mas un hombre del monte
de Ephraim, que se llama Seba hijo
de Bichri, ha levantado su mano
contra el rey David: entregad á ése
solamente, y me iré de la ciudad. Y
la mujer dijo á Joab: He aquí su
cabeza te será echada desde el muro.
-
La mujer
fué luego á todo el pueblo con su
sabiduría; y ellos cortaron la
cabeza á Seba hijo de Bichri, y
echáronla á Joab. Y él tocó la
corneta, y esparciéronse de la
ciudad, cada uno á su estancia. Y
Joab se volvió al rey á Jerusalem.
-
Así
quedó Joab sobre todo el ejército de
Israel; y Benaía hijo de Joiada
sobre los Ceretheos y Peletheos;
-
Y Adoram
sobre los tributos; y Josaphat hijo
de Ahillud, el canciller;
-
Y Seba,
escriba; y Sadoc y Abiathar,
sacerdotes;
-
(20-25)
é Ira Jaireo fué un jefe principal
cerca de David.
-
Y EN los
días de David hubo hambre por tres
años consecutivos. Y David consultó
á Jehová, y Jehová le dijo: Es por
Saúl, y por aquella casa de sangre;
porque mató á los Gabaonitas.
-
Entonces
el rey llamó á los Gabaonitas, y
hablóles. (Los Gabaonitas no eran de
los hijos de Israel, sino del
residuo de los Amorrheos, á los
cuales los hijos de Israel habían
hecho juramento: mas Saúl había
procurado matarlos con motivo de
celo por los hijos de Israel y de
Judá.)
-
Dijo
pues David á los Gabaonitas: ¿Qué os
haré, y con qué expiaré para que
bendigáis á la heredad de Jehová?
-
Y los
Gabaonitas le respondieron: No
tenemos nosotros querella sobre
plata ni sobre oro con Saúl, y con
su casa: ni queremos que muera
hombre de Israel. Y él les dijo: Lo
que vosotros dijereis os haré.
-
Y ellos
respondieron al rey: De aquel hombre
que nos destruyó, y que maquinó
contra nosotros, para extirparnos
sin dejar nada de nosotros en todo
el término de Israel;
-
Dénsenos
siete varones de sus hijos, para que
los ahorquemos á Jehová en Gabaa de
Saúl, el escogido de Jehová. Y el
rey dijo: Yo los daré.
-
Y
perdonó el rey á Mephi-boseth, hijo
de Jonathán, hijo de Saúl, por el
juramento de Jehová que hubo entre
ellos, entre David y Jonathán hijo
de Saúl.
-
Mas tomó
el rey dos hijos de Rispa hija de
Aja, los cuales ella había parido á
Saúl, á saber, á Armoni y á Mephi-boseth;
y cinco hijos de Michâl hija de
Saúl, los cuales ella había parido á
Adriel, hijo de Barzillai Molathita;
-
Y
entrególos en manos de los
Gabaonitas, y ellos los ahorcaron en
el monte delante de Jehová: y
murieron juntos aquellos siete, lo
cuales fueron muertos en el tiempo
de la siega, en los primeros días,
en el principio de la siega de las
cebadas.
-
Tomando
luego Rispa hija de Aja un saco,
tendióselo sobre un peñasco, desde
el principio de la siega hasta que
llovió sobre ellos agua del cielo; y
no dejó á ninguna ave del cielo
asentarse sobre ellos de día, ni
bestias del campo de noche.
-
Y fué
dicho á David lo que hacía Rispa
hija de Aja, concubina de Saúl.
-
Entonces
David fué, y tomó los huesos de Saúl
y los huesos de Jonathán su hijo, de
los hombres de Jabes de Galaad, que
los habían hurtado de la plaza de
Beth-san, donde los habían colgado
los Filisteos, cuando deshicieron
los Filisteos á Saúl en Gilboa:
-
E hizo
llevar de allí los huesos de Saúl y
los huesos de Jonathán su hijo; y
juntaron también los huesos de los
ahorcados.
-
Y
sepultaron los huesos de Saúl y los
de su hijo Jonathán en tierra de
Benjamín, en Sela, en el sepulcro de
Cis su padre; é hicieron todo lo que
el rey había mandado. Después se
aplacó Dios con la tierra.
-
Y como
los Filisteos tornaron á hacer
guerra á Israel, descendió David y
sus siervos con él, y pelearon con
los Filisteos: y David se cansó.
-
En esto
Isbi-benob, el cual era de los hijos
del gigante, y el peso de cuya lanza
era de trescientos siclos de metal,
y tenía él ceñida una nueva espada,
trató de herir á David:
-
Mas
Abisai hijo de Sarvia le socorrió, é
hirió al Filisteo, y matólo.
Entonces los hombres de David le
juraron, diciendo: Nunca más de aquí
adelante saldrás con nosotros á
batalla, porque no apagues la
lámpara de Israel.
-
Otra
segunda guerra hubo después en Gob
contra los Filisteos: entonces
Sibechâi Husathita hirió á Saph, que
era de los hijos del gigante.
-
Otra
guerra hubo en Gob contra los
Filisteos, en la cual Elhanan, hijo
de Jaare-oregim de Beth-lehem, hirió
á Goliath Getheo, el asta de cuya
lanza era como un enjullo de telar.
-
Después
hubo otra guerra en Gath, donde hubo
un hombre de grande altura, el cual
tenía doce dedos en las manos, y
otros doce en los pies, veinticuatro
en todos: y también era de lo hijos
del gigante.
-
Este
desafió á Israel, y matólo Jonathán,
hijo de Sima hermano de David.
-
Estos
cuatro le habían nacido al gigante
en Gath, los cuales cayeron por la
mano de David, y por la mano de sus
siervos.
-
Y HABLó
David á Jehová las palabras de este
cántico, el día que Jehová le había
librado de la mano de todos sus
enemigos, y de la mano de Saúl.
-
Y dijo:
Jehová es mi roca, y mi fortaleza, y
mi libertador;
-
Dios de
mi roca, en él confiaré: Mi escudo,
y el cuerno de mi salud, mi
fortaleza, y mi refugio; Mi
salvador, que me librarás de
violencia.
-
Invocaré
á Jehová, digno de ser loado. Y seré
salvo de mis enemigos.
-
Cuando
me cercaron ondas de muerte, Y
arroyos de iniquidad me asombraron,
-
Me
rodearon los dolores del infierno, Y
me tomaron descuidado lazos de
muerte.
-
Tuve
angustia, invoqué á Jehová, Y clamé
á mi Dios: Y él oyó mi voz desde su
templo; Llegó mi clamor á sus oídos.
-
La
tierra se removió, y tembló; Los
fundamentos de los cielos fueron
movidos, Y se estremecieron, porque
él se airó.
-
Subió
humo de sus narices, Y de su boca
fuego consumidor, Por el cual se
encendieron carbones.
-
Y abajo
los cielos, y descendió: Una
oscuridad debajo de sus pies.
-
Subió
sobre el querubín, y voló:
Aparecióse sobre las alas del
viento.
-
Puso
tinieblas alrededor de sí á modo de
pabellones; Aguas negras y espesas
nubes.
-
Del
resplandor de su presencia Se
encendieron ascuas ardientes.
-
Jehová
tronó desde los cielos, Y el
Altísimo dió su voz;
-
Arrojó
saetas, y desbaratólos; Relampagueó,
y consumiólos.
-
Entonces
aparecieron los manantiales de la
mar, Y los fundamentos del mundo
fueron descubiertos, A la reprensión
de Jehová, Al resoplido del aliento
de su nariz.
-
Extendió
su mano de lo alto, y arrebatóme, Y
sacóme de copiosas aguas.
-
Libróme
de fuertes enemigos, De aquellos que
me aborrecían, los cuales eran más
fuertes que yo.
-
Asaltáronme en el día de mi
calamidad; Mas Jehová fué mi sostén.
-
Sacóme á
anchura; Libróme, porque puso su
voluntad en mí.
-
Remuneróme Jehová conforme á mi
justicia: Y conforme á la limpieza
de mis manos, me dió la paga.
-
Porque
yo guardé los caminos de Jehová; Y
no me aparté impíamente de mi Dios.
-
Porque
delante de mí tengo todas sus
ordenanzas; Y atento á sus fueros,
no me retiraré de ellos.
-
Y fuí
íntegro para con él, Y guardéme de
mi iniquidad.
-
Remuneróme por tanto Jehová conforme
á mi justicia, Y conforme á mi
limpieza delante de sus ojos.
-
Con el
bueno eres benigno, Y con el íntegro
te muestras íntegro;
-
Limpio
eres para con el limpio, Mas con el
perverso eres rígido.
-
Y tú
salvas al pueblo humilde; Mas tus
ojos sobre los altivos, para
abatirlos.
-
Porque
tú eres mi lámpara, oh Jehová:
Jehová da luz á mis tinieblas.
-
Porque
en ti romperé ejércitos, Y con mi
Dios saltaré las murallas.
-
Dios,
perfecto su camino: La palabra de
Jehová purificada, Escudo es de
todos los que en él esperan.
-
Porque
¿qué Dios hay sino Jehová? ¿O quién
es fuerte sino nuestro Dios?
-
Dios es
el que con virtud me corrobora, y el
que despeja mi camino;
-
El que
hace mis pies como de ciervas, Y el
que me asienta en mis alturas;
-
El que
enseña mis manos para la pelea, y da
que con mis brazos quiebre el arco
de acero.
-
Tú me
diste asimismo el escudo de tu
salud, Y tu benignidad me ha
acrecentado.
-
Tú
ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Para que no titubeasen mis rodillas.
-
Perseguiré á mis enemigos, y
quebrantarélos; Y no me volveré
hasta que los acabe.
-
Los
consumiré, y los heriré, y no se
levantarán; Y caerán debajo de mis
pies.
-
Ceñísteme de fortaleza para la
batalla, Y postraste debajo de mí
los que contra mí se levantaron.
-
Tú me
diste la cerviz de mis enemigos, De
mis aborrecedores, y que yo los
destruyese.
-
Miraron,
y no hubo quien los librase; A
Jehová, mas no les respondió.
-
Yo los
desmenuzaré como polvo de la tierra;
Hollarélos como á lodo de las
plazas, y los disiparé.
-
Tú me
libraste de contiendas de pueblos:
Tú me guardaste para que fuese
cabeza de gentes: Pueblos que no
conocía, me sirvieron.
-
Los
extraños titubeaban á mí: En oyendo,
me obedecían.
-
Los
extraños desfallecían, Y temblaban
en sus escondrijos.
-
Viva
Jehová, y sea bendita mi roca; Sea
ensalzado el Dios, la roca de mi
salvamento:
-
El Dios
que me ha vengado, Y sujeta los
pueblos debajo de mí:
-
Y que me
saca de entre mis enemigos: Tu me
sacaste en alto de entre los que se
levantaron contra mi: Librásteme del
varón de iniquidades.
-
Por
tanto yo te confesaré entre las
gentes, oh Jehová, Y cantaré á tu
nombre.
-
El que
engrandece las saludes de su rey, Y
hace misericordia á su ungido, A
David, y á su simiente, para
siempre.
-
ÉSTAS
son las postreras palabras de David.
Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel
varón que fué levantado alto, El
ungido del Dios de Jacob, El suave
en cánticos de Israel:
-
El
espíritu de Jehová ha hablado por
mí, Y su palabra ha sido en mi
lengua.
-
El Dios
de Israel ha dicho, Hablóme el
Fuerte de Israel: El señoreador de
los hombres será justo. Señoreador
en temor de Dios.
-
Será
como la luz de la mañana cuando sale
el sol, De la mañana sin nubes;
Cuando la hierba de la tierra brota
Por medio del resplandor después de
la lluvia.
-
No así
mi casa para con Dios: Sin embargo
él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será
guardado; Bien que toda esta mi
salud, y todo mi deseo No lo haga él
florecer todavía.
-
Mas los
de Belial serán todos ellos como
espinas arrancadas, Las cuales nadie
toma con la mano;
-
Sino que
el que quiere tocar en ellas, Armase
de hierro y de asta de lanza, Y son
quemadas en su lugar.
-
Estos
son los nombres de los valientes que
tuvo David: El Tachmonita, que se
sentaba en cátedra, principal de los
capitanes: era éste Adino el Eznita,
que mató en una ocasión sobre
ochocientos hombres.
-
Después
de éste, Eleazar, hijo de Dodo de
Ahohi, fué de los tres valientes que
estaban con David, cuando desafiaron
á los Filisteos que se habían
juntado allí á la batalla, y
subieron los de Israel.
-
Este,
levantándose, hirió á los Filisteos,
hasta que su mano se cansó, y
quedósele contraída á la espada.
Aquel día Jehová hizo gran salud: y
volvióse el pueblo en pos de él
solamente á tomar el despojo.
-
Después
de éste fué Samma, hijo de Age
Araita: que habiéndose juntado los
Filisteos en una aldea, había allí
una suerte de tierra llena de
lentejas, y el pueblo había huído
delante de los Filisteos:
-
El
entonces se paró en medio de la
suerte de tierra, y defendióla, é
hirió á los Filisteos; y Jehová hizo
una gran salud.
-
Y tres
de los treinta principales
descendieron y vinieron en tiempo de
la siega á David á la cueva de
Adullam: y el campo de los Filisteos
estaba en el valle de Raphaim.
-
David
entonces estaba en la fortaleza, y
la guarnición de los Filisteos
estaba en Beth-lehem.
-
Y David
tuvo deseo, y dijo: ¡Quién me diera
á beber del agua de la cisterna de
Beth-lehem, que está á la puerta!
-
Entonces
los tres valientes rompieron por el
campo de los Filisteos, y sacaron
agua de la cisterna de Beth-lehem,
que estaba á la puerta; y tomaron, y
trajéronla á David: mas él no la
quiso beber, sino derramóla á
Jehová, diciendo:
-
Lejos
sea de mí, oh Jehová, que yo haga
esto. ¿He de beber yo la sangre de
los varones que fueron con peligro
de su vida? Y no quiso beberla. Los
tres valientes hicieron esto.
-
Y Abisai
hermano de Joab, hijo de Sarvia, fué
el principal de los tres; el cual
alzó su lanza contra trescientos,
que mató; y tuvo nombre entre los
tres.
-
El era
el más aventajado de los tres, y el
primero de ellos; mas no llegó á los
tres primeros.
-
Despues,
Benaía hijo de Joiada, hijo de un
varón esforzado, grande en hechos,
de Cabseel. Este hirió dos leones de
Moab: y él mismo descendió, é hirió
un león en medio de un foso en el
tiempo de la nieve:
-
También
hirió él á un Egipcio, hombre de
grande estatura: y tenía el Egipcio
una lanza en su mano; mas descendió
á él con un palo, y arrebató al
Egipcio la lanza de la mano, y
matólo con su propia lanza.
-
Esto
hizo Benaía hijo de Joiada, y tuvo
nombre entre los tres valientes.
-
De los
treinta fué el más aventajado; pero
no llegó á los tres primeros. Y
púsolo David en su consejo.
-
Asael
hermano de Joab fué de los treinta;
Elhaanan hijo de Dodo de Beth-lehem;
-
Samma de
Harodi, Elica de Harodi;
-
Heles de
Palti, Hira, hijo de Jecces, de
Tecoa;
-
Abiezer
de Anathoth, Mebunnai de Husa;
-
Selmo de
Hahoh, Maharai de Netophath;
-
Helec
hijo de Baana de Netophath, Ittai
hijo de Ribai de Gabaa de los hijos
de Benjamín;
-
Benaía
Pirathonita, Hiddai del arroyo de
Gaas;
-
Abi-albon
de Arbath, Asmaveth de Barhum;
-
Elihaba
de Saalbón, Jonathán de los hijo de
Jassén;
-
Samma de
Arar, Ahiam hijo de Sarar de Arar.
-
Elipheleth hijo de Asbai hijo de
Maachâti; Eliam hijo de Achîtophel
de Gelón;
-
Hesrai
del Carmelo, Pharai de Arbi;
-
Igheal
hijo de Nathán de Soba, Bani de Gadi;
-
Selec de
Ammón, Naharai de Beeroth, escudero
de Joab hijo de Sarvia;
-
Ira de
Ithri, Gareb de Ithri;
-
Uría
Hetheo. Entre todos treinta y siete.
-
Y VOLVIÓ
el furor de Jehová á encenderse
contra Israel, é incitó á David
contra ellos á que dijese: Ve,
cuenta á Israel y á Judá.
-
Y dijo
el rey á Joab, general del ejército
que tenía consigo: Rodea todas las
tribus de Israel, desde Dan hasta
Beer-seba, y contad el pueblo, para
que yo sepa el número de la gente.
-
Y Joab
respondió al rey: Añada Jehová tu
Dios al pueblo cien veces tanto como
son, y que lo vea mi señor al rey;
mas ¿para qué quiere esto mi señor
el rey?
-
Empero
la palabra del rey pudo más que Joab,
y que los capitanes del ejército.
Salió pues Joab, con los capitanes
del ejército, de delante del rey,
para contar el pueblo de Israel.
-
Y
pasando el Jordán asentaron en Aroer,
á la mano derecha de la ciudad que
está en medio de la arroyada de Gad
y junto á Jazer.
-
Después
vinieron á Galaad, y á la tierra
baja de Absi: y de allí vinieron á
Dan-jaán y alrededor de Sidón.
-
Y
vinieron luego á la fortaleza de
Tiro, y á todas las ciudades de los
Heveos y de los Cananeos; y salieron
al mediodía de Judá, á Beer-seba.
-
Y
después que hubieron andado toda la
tierra, volvieron á Jerusalem al
cabo de nueve meses y veinte días.
-
Y Joab
dió la cuenta del número del pueblo
al rey; y fueron los de Israel
ochocientos mil hombres fuertes que
sacaban espada; y de los de Judá
quinientos mil hombres.
-
Y
después que David hubo contado el
pueblo, punzóle su corazón; y dijo
David á Jehová: Yo he pecado
gravemente por haber hecho esto; mas
ahora, oh Jehová, ruégote que quites
el pecado de tu siervo, porque yo he
obrado muy neciamente.
-
Y por la
mañana, cuando David se hubo
levantado, fué palabra de Jehová á
Gad profeta, vidente de David,
diciendo:
-
Ve, y di
á David: Así ha dicho Jehová: Tres
cosas te ofrezco: tú te escogerás
una de ellas, la cual yo haga.
-
Vino
pues Gad á David, é intimóle, y
díjole: ¿Quieres que te vengan siete
años de hambre en tu tierra? ¿ó que
huyas tres meses delante de tus
enemigos, y que ellos te persigan?
¿o que tres días haya pestilencia en
tu tierra? Piensa ahora, y mira qué
responderé al que me ha enviado.
-
Entonces
David dijo á Gad: En grande angustia
estoy: ruego que caiga en la mano de
Jehová, porque sus miseraciones son
muchas, y que no caiga yo en manos
de hombres.
-
Y envió
Jehová pestilencia á Israel desde la
mañana hasta el tiempo señalado: y
murieron del pueblo, desde Dan hasta
Beer-seba, setenta mil hombres.
-
Y como
el ángel extendió su mano sobre
Jerusalem para destruirla, Jehová se
arrepintió de aquel mal, y dijo al
ángel que destruía el pueblo: Basta
ahora; detén tu mano. Entonces el
ángel de Jehová estaba junto á la
era de Arauna Jebuseo.
-
Y David
dijo á Jehová, cuando vió al ángel
que hería al pueblo: Yo pequé, yo
hice la maldad: ¿qué hicieron estas
ovejas? Ruégote que tu mano se torne
contra mí, y contra la casa de mi
padre.
-
Y Gad
vino á David aquel día, y díjole:
Sube, y haz un altar á Jehová en la
era de Arauna Jebuseo.
-
Y subió
David, conforme al dicho de Gad, que
Jehová le había mandado.
-
Y
mirando Arauna, vió al rey y á sus
siervos que pasaban á él. Saliendo
entonces Arauna, inclinóse delante
del rey hacia tierra.
-
Y Arauna
dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey
á su siervo? Y David respondió: Para
comprar de ti la era, para edificar
altar á Jehová, á fin de que la
mortandad cese del pueblo.
-
Y Arauna
dijo á David: Tome y sacrifique mi
señor el rey lo que bien le
pareciere; he aquí bueyes para el
holocausto; y trillos y otros
pertrechos de bueyes para leña:
-
Todo lo
da como un rey Arauna al rey. Luego
dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios
te sea propicio.
-
Y el rey
dijo á Arauna: No, sino por precio
te lo compraré; porque no ofreceré á
Jehová mi Dios holocaustos por nada.
Entonces David compró la era y los
bueyes por cincuenta siclos de
plata.
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Y
edificó allí David un altar á
Jehová, y sacrificó holocaustos y
pacíficos; y Jehová se aplacó con la
tierra, y cesó la plaga de Israel.
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