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Índice:
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-
EN el
año tercero del reinado de Joacim
rey de Judá, vino Nabucodonosor rey
de Babilonia á Jerusalem, y cercóla.
-
Y el
Señor entregó en sus manos á Joacim
rey de Judá, y parte de los vasos de
la casa de Dios, y trájolos á tierra
de Sinar, á la casa de su dios: y
metió los vasos en la casa del
tesoro de su dios.
-
Y dijo
el rey á Aspenaz, príncipe de sus
eunucos, que trajese de los hijos de
Israel, del linaje real de los
príncipes,
-
Muchachos en quienes no hubiese
tacha alguna, y de buen parecer, y
enseñados en toda sabiduría, y
sabios en ciencia, y de buen
entendimiento, é idóneos para estar
en el palacio del rey; y que les
enseñase las letras y la lengua de
los Caldeos.
-
Y
señalóles el rey ración para cada
día de la ración de la comida del
rey, y del vino de su beber: que los
criase tres años, para que al fin de
ellos estuviesen delante del rey.
-
Y fueron
entre ellos, de los hijos de Judá,
Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
-
A los
cuales el príncipe de los eunucos
puso nombres: y puso á Daniel,
Beltsasar; y á Ananías, Sadrach; y á
Misael, Mesach; y á Azarías, Abed-nego.
-
Y Daniel
propuso en su corazón de no
contaminarse en la ración de la
comida del rey, ni en el vino de su
beber: pidió por tanto al príncipe
de los eunucos de no contaminarse.
-
(Y puso
Dios á Daniel en gracia y en buena
voluntad con el príncipe de los
eunucos.)
-
Y dijo
el príncipe de los eunucos á Daniel:
Tengo temor de mi señor el rey, que
señaló vuestra comida y vuestra
bebida; pues luego que él habrá
visto vuestros rostros más tristes
que los de los muchachos que son
semejantes á vosotros, condenaréis
para con el rey mi cabeza.
-
Entonces
dijo Daniel á Melsar, que estaba
puesto por el príncipe de los
eunucos sobre Daniel, Ananías,
Misael, y Azarías:
-
Prueba,
te ruego, tus siervos diez días, y
dennos legumbres á comer, y agua á
beber.
-
Parezcan
luego delante de ti nuestros
rostros, y los rostros de los
muchachos que comen de la ración de
la comida del rey; y según que
vieres, harás con tus siervos.
-
Consintió pues con ellos en esto, y
probó con ellos diez días.
-
Y al
cabo de los diez días pareció el
rostro de ellos mejor y más nutrido
de carne, que los otros muchachos
que comían de la ración de comida
del rey.
-
Así fué
que Melsar tomaba la ración de la
comida de ellos, y el vino de su
beber, y dábales legumbres.
-
Y á
estos cuatro muchachos dióles Dios
conocimiento é inteligencia en todas
letras y ciencia: mas Daniel tuvo
entendimiento en toda visión y
sueños.
-
Pasados
pues los días al fin de los cuales
había dicho el rey que los trajesen,
el príncipe de los eunucos los trajo
delante de Nabucodonosor.
-
Y el rey
habló con ellos, y no fué hallado
entre todos ellos otro como Daniel,
Ananías, Misael, y Azarías: y así
estuvieron delante del rey.
-
Y en
todo negocio de sabiduría é
inteligencia que el rey les demandó,
hallólos diez veces mejores que
todos los magos y astrólogos que
había en todo su reino.
-
Y fue
Daniel hasta el año primero del rey
Ciro.
-
Y EN el
segundo año del reinado de
Nabucodonosor, soñó Nabucodonosor
sueños, y perturbóse su espíritu, y
su sueño se huyó de él.
-
Y mandó
el rey llamar magos, astrólogos, y
encantadores, y Caldeos, para que
mostrasen al rey sus sueños.
Vinieron pues, y se presentaron
delante del rey.
-
Y el rey
les dijo: He soñado un sueño, y mi
espíritu se ha perturbado por saber
del sueño.
-
Entonces
hablaron los Caldeos al rey en
lengua aramea: Rey, para siempre
vive: di el sueño á tus siervos, y
mostraremos la declaración.
-
Respondió el rey y dijo á los
Caldeos: El negocio se me fué: si no
me mostráis el sueño y su
declaración, seréis hechos cuartos,
y vuestras casas serán puestas por
muladares.
-
Y si
mostrareis el sueño y su
declaración, recibiréis de mí dones
y mercedes y grande honra: por
tanto, mostradme el sueño y su
declaración.
-
Respondieron la segunda vez, y
dijeron: Diga el rey el sueño á sus
siervos, y mostraremos su
declaración.
-
El rey
respondió, y dijo: Yo conozco
ciertamente que vosotros ponéis
dilaciones, porque veis que el
negocio se me ha ido.
-
Si no me
mostráis el sueño, una sola
sentencia será de vosotros.
Ciertamente preparáis respuesta
mentirosa y perversa que decir
delante de mí, entre tanto que se
muda el tiempo: por tanto, decidme
el sueño, para que yo entienda que
me podéis mostrar su declaración.
-
Los
Caldeos respondieron delante del
rey, y dijeron: No hay hombre sobre
la tierra que pueda declarar el
negocio del rey: demás de esto,
ningún rey, príncipe, ni señor,
preguntó cosa semejante á ningún
mago, ni astrólogo, ni Caldeo.
-
Finalmente, el negocio que el rey
demanda, es singular, ni hay quien
lo pueda declarar delante del rey,
salvo los dioses cuya morada no es
con la carne.
-
Por esto
el rey con ira y con grande enojo,
mandó que matasen á todos los sabios
de Babilonia.
-
Y
publicóse el mandamiento, y los
sabios eran llevados á la muerte; y
buscaron á Daniel y á sus compañeros
para matarlos.
-
Entonces
Daniel habló avisada y prudentemente
á Arioch, capitán de los de la
guarda del rey, que había salido
para matar los sabios de Babilonia.
-
Habló y
dijo á Arioch capitán del rey: ¿Qué
es la causa que este mandamiento se
publica de parte del rey tan
apresuradamente? Entonces Arioch
declaró el negocio á Daniel.
-
Y Daniel
entró, y pidió al rey que le diese
tiempo, y que él mostraría al rey la
declaración.
-
Fuése
luego Daniel á su casa, y declaró el
negocio á Ananías, Misael, y
Azarías, sus compañeros,
-
Para
demandar misericordias del Dios del
cielo sobre este misterio, y que
Daniel y sus compañeros no
pereciesen con los otros sabios de
Babilonia.
-
Entonces
el arcano fué revelado á Daniel en
visión de noche; por lo cual bendijo
Daniel al Dios del cielo.
-
Y Daniel
habló, y dijo: Sea bendito el nombre
de Dios de siglo hasta siglo: porque
suya es la sabiduría y la fortaleza:
-
Y él es
el que muda los tiempos y las
oportunidades: quita reyes, y pone
reyes: da la sabiduría á los sabios,
y la ciencia á los entendidos:
-
El
revela lo profundo y lo escondido:
conoce lo que está en tinieblas, y
la luz mora con él.
-
A ti, oh
Dios de mis padres, confieso y te
alabo, que me diste sabiduría y
fortaleza, y ahora me enseñaste lo
que te pedimos; pues nos has
enseñado el negocio del rey.
-
Después
de esto Daniel entró á Arioch, al
cual el rey había puesto para matar
á los sabios de Babilonia; fué, y
díjole así: No mates á los sabios de
Babilonia: llévame delante del rey,
que yo mostraré al rey la
declaración.
-
Entonces
Arioch llevó prestamente á Daniel
delante del rey, y díjole así: Un
varón de los trasportados de Judá he
hallado, el cual declarará al rey la
interpretación.
-
Respondió el rey, y dijo á Daniel,
al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás
tú hacerme entender el sueño que vi,
y su declaración?
-
Daniel
respondió delante del rey, y dijo:
El misterio que el rey demanda, ni
sabios, ni astrólogos, ni magos, ni
adivinos lo pueden enseñar al rey.
-
Mas hay
un Dios en los cielos, el cual
revela los misterios, y él ha hecho
saber al rey Nabucodonosor lo que ha
de acontecer á cabo de días. Tu
sueño, y las visiones de tu cabeza
sobre tu cama, es esto:
-
Tú, oh
rey, en tu cama subieron tus
pensamientos por saber lo que había
de ser en lo por venir; y el que
revela los misterios te mostró lo
que ha de ser.
-
Y á mí
ha sido revelado este misterio, no
por sabiduría que en mí haya, más
que en todos los vivientes, sino
para que yo notifique al rey la
declaración, y que entiendieses los
pensamientos de tu corazón.
-
Tú, oh
rey, veías, y he aquí una grande
imagen. Esta imagen, que era muy
grande, y cuya gloria era muy
sublime, estaba en pie delante de
ti, y su aspecto era terrible.
-
La
cabeza de esta imagen era de fino
oro; sus pechos y sus brazos, de
plata; su vientre y sus muslos, de
metal;
-
Sus
piernas de hierro; sus pies, en
parte de hierro, y en parte de barro
cocido.
-
Estabas
mirando, hasta que una piedra fué
cortada, no con mano, la cual hirió
á la imagen en sus pies de hierro y
de barro cocido, y los desmenuzó.
-
Entonces
fué también desmenuzado el hierro,
el barro cocido, el metal, la plata
y el oro, y se tornaron como tamo de
las eras del verano: y levantólos el
viento, y nunca más se les halló
lugar. Mas la piedra que hirió á la
imagen, fué hecha un gran monte, que
hinchió toda la tierra.
-
Este es
el sueño: la declaración de él
diremos también en presencia del
rey.
-
Tú, oh
rey, eres rey de reyes; porque el
Dios del cielo te ha dado reino,
potencia, y fortaleza, y majestad.
-
Y todo
lo que habitan hijos de hombres,
bestias del campo, y aves del cielo,
él ha entregado en tu mano, y te ha
hecho enseñorear sobre todo: tú eres
aquella cabeza de oro.
-
Y
después de ti se levantará otro
reino menor que tú; y otro tercer
reino de metal, el cual se
enseñoreará de toda la tierra.
-
Y el
reino cuarto será fuerte como
hierro; y como el hierro desmenuza y
doma todas las cosas, y como el
hierro que quebranta todas estas
cosas, desmenuzará y quebrantará.
-
Y lo que
viste de los pies y los dedos, en
parte de barro cocido de alfarero, y
en parte de hierro, el reino será
dividido; mas habrá en él algo de
fortaleza de hierro, según que viste
el hierro mezclado con el tiesto de
barro.
-
Y por
ser los dedos de los pies en parte
de hierro, y en parte de barro
cocido, en parte será el reino
fuerte, y en parte será frágil.
-
Cuanto á
aquello que viste, el hierro
mezclado con tiesto de barro,
mezclaránse con simiente humana, mas
no se pegarán el uno con el otro,
como el hierro no se mistura con el
tiesto.
-
Y en los
días de estos reyes, levantará el
Dios del cielo un reino que nunca
jamás se corromperá: y no será
dejado á otro pueblo este reino; el
cual desmenuzará y consumirá todos
estos reinos, y él permanecerá para
siempre.
-
De la
manera que viste que del monte fué
cortada una piedra, no con manos, la
cual desmenuzó al hierro, al metal,
al tiesto, á la plata, y al oro; el
gran Dios ha mostrado al rey lo que
ha de acontecer en lo por venir: y
el sueño es verdadero, y fiel su
declaración.
-
Entonces
el rey Nabucodonosor cayó sobre su
rostro, y humillóse á Daniel, y
mandó que le sacrificasen presentes
y perfumes.
-
El rey
habló á Daniel, y dijo: Ciertamente
que el Dios vuestro es Dios de
dioses, y el Señor de los reyes, y
el descubridor de los misterios,
pues pudiste revelar este arcano.
-
Entonces
el rey engrandeció á Daniel, y le
dió muchos y grandes dones, y púsolo
por gobernador de toda la provincia
de Babilonia, y por príncipe de los
gobernadores sobre todos los sabios
de Babilonia.
-
Y Daniel
solicitó del rey, y él puso sobre
los negocios de la provincia de
Babilonia á Sadrach, Mesach, y Abed-nego:
y Daniel estaba á la puerta del rey.
-
EL rey
Nabucodonosor hizo una estatua de
oro, la altura de la cual era de
sesenta codos, su anchura de seis
codos: levantóla en el campo de
Dura, en la provincia de Babilonia.
-
Y envió
el rey Nabucodonosor á juntar los
grandes, los asistentes y capitanes,
oidores, receptores, los del
consejo, presidentes, y á todos los
gobernadores de las provincias, para
que viniesen á la dedicación de la
estatua que el rey Nabucodonosor
había levantado.
-
Fueron
pues reunidos los grandes, los
asistentes y capitanes, los oidores,
receptores, los del consejo, los
presidentes, y todos los
gobernadores de las provincias, á la
dedicación de la estatua que el rey
Nabucodonosor había levantado: y
estaban en pie delante de la estatua
que había levantado el rey
Nabucodonosor.
-
Y el
pregonero pregonaba en alta voz:
Mándase á vosotros, oh pueblos,
naciones, y lenguas,
-
En
oyendo el son de la bocina, del
pífano, del tamboril, del arpa, del
salterio, de la zampoña, y de todo
instrumento músico, os postraréis y
adoraréis la estatua de oro que el
rey Nabucodonosor ha levantado:
-
Y
cualquiera que no se postrare y
adorare, en la misma hora será
echado dentro de un horno de fuego
ardiendo.
-
Por lo
cual, en oyendo todos los pueblos el
son de la bocina, del pífano, del
tamboril, del arpa, del salterio, de
la zampoña, y de todo instrumento
músico, todos los pueblos, naciones,
y lenguas, se postraron, y adoraron
la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor había levantado.
-
Por esto
en el mismo tiempo algunos varones
Caldeos se llegaron, y denunciaron
de los Judíos.
-
Hablando
y diciendo al rey Nabucodonosor:
Rey, para siempre vive.
-
Tú, oh
rey, pusiste ley que todo hombre en
oyendo el son de la bocina, del
pífano, del tamboril, del arpa, del
salterio, de la zampoña, y de todo
instrumento músico, se postrase y
adorase la estatua de oro:
-
Y el que
no se postrase y adorase, fuese
echado dentro de un horno de fuego
ardiendo.
-
Hay unos
varones Judíos, los cuales pusiste
tú sobre los negocios de la
provincia de Babilonia; Sadrach,
Mesach, y Abed-nego: estos varones,
oh rey, no han hecho cuenta de ti;
no adoran tus dioses, no adoran la
estatua de oro que tú levantaste.
-
Entonces
Nabucodonosor dijo con ira y con
enojo que trajesen á Sadrach,
Mesach, y Abed-nego. Al punto fueron
traídos estos varones delante del
rey.
-
Habló
Nabucodonosor, y díjoles: ¿Es verdad
Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que
vosotros no honráis á mi dios, ni
adoráis la estatua de oro que he
levantado?
-
Ahora
pues, ¿estáis prestos para que en
oyendo el son de la bocina, del
pífano, del tamboril, del arpa, del
salterio, de la zampoña, y de todo
instrumento músico, os postréis, y
adoréis la estatua que he hecho?
Porque si no la adorareis, en la
misma hora seréis echados en medio
de un horno de fuego ardiendo: ¿y
qué dios será aquel que os libre de
mis manos?
-
Sadrach,
Mesach, y Abed-nego respondieron y
dijeron al rey Nabucodonosor: no
cuidamos de responderte sobre este
negocio.
-
He aquí
nuestro Dios á quien honramos, puede
librarnos del horno de fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos
librará.
-
Y si no,
sepas, oh rey, que tu dios no
adoraremos, ni tampoco honraremos la
estatua que has levantado.
-
Entonces
Nabucodonosor fué lleno de ira, y
demudóse la figura de su rostro
sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego:
así habló, y ordenó que el horno se
encendiese siete veces tanto de lo
que cada vez solía.
-
Y mandó
á hombres muy vigorosos que tenía en
su ejército, que atasen á Sadrach,
Mesach, y Abed-nego, para echarlos
en el horno de fuego ardiendo.
-
Entonces
estos varones fueron atados con sus
mantos, y sus calzas, y sus
turbantes, y sus vestidos, y fueron
echados dentro del horno de fuego
ardiendo.
-
Y porque
la palabra del rey daba priesa, y
había procurado que se encendiese
mucho, la llama del fuego mató á
aquellos que habían alzado á
Sadrach, Mesach, y Abed-nego.
-
Y estos
tres varones, Sadrach, Mesach, y
Abed-nego, cayeron atados dentro del
horno de fuego ardiendo.
-
Entonces
el rey Nabucodonosor se espantó, y
levantóse apriesa, y habló, y dijo á
los de su consejo: ¿No echaron tres
varones atados dentro del fuego?
Ellos respondieron y dijeron al rey:
Es verdad, oh rey.
-
Respondió él y dijo: He aquí que yo
veo cuatro varones sueltos, que se
pasean en medio del fuego, y ningún
daño hay en ellos: y el parecer del
cuarto es semejante á hijo de los
dioses.
-
Entonces
Nabucodonosor se acercó á la puerta
del horno de fuego ardiendo, y habló
y dijo: Sadrach, Mesach, y Abed-nego,
siervos del alto Dios, salid y
venid. Entonces Sadrach, Mesach, y
Abed-nego, salieron de en medio del
fuego.
-
Y
juntáronse los grandes, los
gobernadores, los capitanes, y los
del consejo del rey, para mirar
estos varones, como el fuego no se
enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello
de sus cabezas fué quemado, ni sus
ropas se mudaron, ni olor de fuego
había pasado por ellos.
-
Nabucodonosor habló y dijo: Bendito
el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach,
y Abed-nego, que envió su ángel, y
libró sus siervos que esperaron en
él, y el mandamiento del rey
mudaron, y entregaron sus cuerpos
antes que sirviesen ni adorasen otro
dios que su Dios.
-
Por mí
pues se pone decreto, que todo
pueblo, nación, ó lengua, que dijere
blasfemia contra el Dios de Sadrach,
Mesach, y Abed-nego, sea
descuartizado, y su casa sea puesta
por muladar; por cuanto no hay dios
que pueda librar como éste.
-
Entonces
el rey engrandeció á Sadrach, Mesach,
y Abed-nego en la provincia de
Babilonia.
-
NABUCODONOSOR rey, á todos los
pueblos, naciones, y lenguas, que
moran en toda la tierra: Paz os sea
multiplicada:
-
Las
señales y milagros que el alto Dios
ha hecho conmigo, conviene que yo
las publique.
-
¡Cuán
grandes son sus señales, y cuán
potentes sus maravillas! Su reino,
reino sempiterno, y su señorío hasta
generación y generación.
-
Yo
Nabucodonosor estaba quieto en mi
casa, y floreciente en mi palacio.
-
Vi un
sueño que me espantó, y las
imaginaciones y visiones de mi
cabeza me turbaron en mi cama.
-
Por lo
cual yo puse mandamiento para hacer
venir delante de mí todos los sabios
de Babilonia, que me mostrasen la
declaración del sueño.
-
Y
vinieron magos, astrólogos, Caldeos,
y adivinos: y dije el sueño delante
de ellos, mas nunca me mostraron su
declaración;
-
Hasta
tanto que entró delante de mí
Daniel, cuyo nombre es Beltsasar,
como el nombre de mi dios, y en el
cual hay espíritu de los dioses
santos, y dije el sueño delante de
él, diciendo:
-
Beltsasar, príncipe de los magos, ya
que he entendido que hay en ti
espíritu de los dioses santos, y que
ningún misterio se te esconde,
exprésame las visiones de mi sueño
que he visto, y su declaración.
-
Aquestas
las visiones de mi cabeza en mi
cama: Parecíame que veía un árbol en
medio de la tierra, cuya altura era
grande.
-
Crecía
este árbol, y hacíase fuerte, y su
altura llegaba hasta el cielo, y su
vista hasta el cabo de toda la
tierra.
-
Su copa
era hermosa, y su fruto en
abundancia, y para todos había en él
mantenimiento. Debajo de él se
ponían á la sombra las bestias del
campo, y en sus ramas hacían morada
las aves del cielo, y manteníase de
él toda carne.
-
Veía en
las visiones de mi cabeza en mi
cama, y he aquí que un vigilante y
santo descendía del cielo.
-
Y
clamaba fuertemente y decía así:
Cortad el árbol, y desmochad sus
ramas, derribad su copa, y derramad
su fruto: váyanse las bestias que
están debajo de él, y las aves de
sus ramas.
-
Mas la
cepa de sus raíces dejaréis en la
tierra, y con atadura de hierro y de
metal entre la hierba del campo; y
sea mojado con el rocío del cielo, y
su parte con las bestias en la
hierba de la tierra.
-
Su
corazón sea mudado de corazón de
hombre, y séale dado corazón de
bestia, y pasen sobre él siete
tiempos.
-
La
sentencia es por decreto de los
vigilantes, y por dicho de los
santos la demanda: para que conozcan
los vivientes que el Altísimo se
enseñorea del reino de los hombres,
y que á quien él quiere lo da, y
constituye sobre él al más bajo de
los hombres.
-
Yo el
rey Nabucodonosor he visto este
sueño. Tú pues, Beltsasar, dirás la
declaración de él, porque todos los
sabios de mi reino nunca pudieron
mostrarme su interpretación: mas tú
puedes, porque hay en ti espíritu de
los dioses santos.
-
Entonces
Daniel, cuyo nombre era Beltsasar,
estuvo callando casi una hora, y sus
pensamientos lo espantaban: El rey
habló, y dijo: Beltsasar, el sueño
ni su declaración no te espante.
Respondió Beltsasar, y dijo: Señor
mío, el sueño sea para tus enemigos,
y su declaración para los que mal te
quieren.
-
El árbol
que viste, que crecía y se hacía
fuerte, y que su altura llegaba
hasta el cielo, y su vista por toda
la tierra;
-
Y cuya
copa era hermosa, y su fruto en
abundancia, y que para todos había
mantenimiento en él; debajo del cual
moraban las bestias del campo, y en
sus ramas habitaban las aves del
cielo,
-
Tú mismo
eres, oh rey, que creciste, y te
hiciste fuerte, pues creció tu
grandeza, y ha llegado hasta el
cielo, y tu señorío hasta el cabo de
la tierra.
-
Y cuanto
á lo que vió el rey, un vigilante y
santo que descendía del cielo, y
decía: Cortad el árbol y destruidlo:
mas la cepa de sus raíces dejaréis
en la tierra, y con atadura de
hierro y de metal en la hierba del
campo; y sea mojado con el rocío del
cielo, y su parte sea con las
bestias del campo, hasta que pasen
sobre él siete tiempos:
-
Esta es
la declaración, oh rey, y la
sentencia del Altísimo, que ha
venido sobre el rey mi señor:
-
Que te
echarán de entre los hombres, y con
las bestias del campo será tu
morada, y con hierba del campo te
apacentarán como á los bueyes, y con
rocío del cielo serás bañado; y
siete tiempos pasarán sobre ti,
hasta que entiendas que el Altísimo
se enseñorea en el reino de los
hombres, y que á quien él quisiere
lo dará.
-
Y lo que
dijeron, que dejasen en la tierra la
cepa de las raíces del mismo árbol,
significa que tu reino se te quedará
firme, luego que entiendas que el
señorío es en los cielos.
-
Por
tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y
redime tus pecados con justicia, y
tus iniquidades con misericordias
para con los pobres; que tal vez
será eso una prolongación de tu
tranquilidad.
-
Todo
aquesto vino sobre el rey
Nabucodonosor.
-
A cabo
de doce meses, andándose paseando
sobre el palacio del reino de
Babilonia,
-
Habló el
rey, y dijo: ¿No es ésta la gran
Babilonia, que yo edifiqué para casa
del reino, con la fuerza de mi
poder, y para gloria de mi grandeza?
-
Aun
estaba la palabra en la boca del
rey, cuando cae una voz del cielo: A
ti dicen, rey Nabucodonosor; el
reino es traspasado de ti:
-
Y de
entre los hombres te echan, y con
las bestias del campo será tu
morada, y como á los bueyes te
apacentarán: y siete tiempos pasarán
sobre ti, hasta que conozcas que el
Altísimo se enseñorea en el reino de
los hombres, y á quien él quisiere
lo da.
-
En la
misma hora se cumplió la palabra
sobre Nabucodonosor, y fué echado de
entre los hombres; y comía hierba
como los bueyes, y su cuerpo se
bañaba con el rocío del cielo, hasta
que su pelo creció como de águila, y
sus uñas como de aves.
-
Mas al
fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé
mis ojos al cielo, y mi sentido me
fué vuelto; y bendije al Altísimo, y
alabé y glorifiqué al que vive para
siempre; porque su señorío es
sempiterno, y su reino por todas las
edades.
-
Y todos
los moradores de la tierra por nada
son contados: y en el ejército del
cielo, y en los habitantes de la
tierra, hace según su voluntad: ni
hay quien estorbe su mano, y le
diga: ¿Qué haces?
-
En el
mismo tiempo mi sentido me fué
vuelto, y la majestad de mi reino,
mi dignidad y mi grandeza volvieron
á mí, y mis gobernadores y mis
grandes me buscaron; y fuí
restituído á mi reino, y mayor
grandeza me fué añadida.
-
Ahora yo
Nabucodonosor alabo, engrandezco y
glorifico al Rey del cielo, porque
todas sus obras son verdad, y sus
caminos juicio; y humillar puede á
los que andan con soberbia.
-
EL rey
Belsasar hizo un gran banquete á mil
de sus príncipes, y en presencia de
los mil bebía vino.
-
Belsasar,
con el gusto del vino, mandó que
trajesen los vasos de oro y de plata
que Nabucodonosor su padre había
traído del templo de Jerusalem; para
que bebiesen con ellos el rey y sus
príncipes, sus mujeres y sus
concubinas.
-
Entonces
fueron traídos los vasos de oro que
habían traído del templo de la casa
de Dios que estaba en Jerusalem, y
bebieron con ellos el rey y sus
príncipes, sus mujeres y sus
concubinas.
-
Bebieron
vino, y alabaron á los dioses de oro
y de plata, de metal, de hierro, de
madera, y de piedra.
-
En
aquella misma hora salieron unos
dedos de mano de hombre, y escribían
delante del candelero sobre lo
encalado de la pared del palacio
real, y el rey veía la palma de la
mano que escribía.
-
Entonces
el rey se demudó de su color, y sus
pensamientos lo turbaron, y
desatáronse las ceñiduras de sus
lomos, y sus rodillas se batían la
una con la otra.
-
El rey
clamó en alta voz que hiciesen venir
magos, Caldeos, y adivinos. Habló el
rey, y dijo á los sabios de
Babilonia: Cualquiera que leyere
esta escritura, y me mostrare su
declaración, será vestido de
púrpura, y tendrá collar de oro á su
cuello; y en el reino se enseñoreará
el tercero.
-
Entonces
fueron introducidos todos los sabios
del rey, y no pudieron leer la
escritura, ni mostrar al rey su
declaración.
-
Entonces
el rey Belsasar fué muy turbado, y
se le mudaron sus colores y
alteráronse sus príncipes.
-
La
reina, por las palabras del rey y de
sus príncipes, entró á la sala del
banquete. Y habló la reina, y dijo:
Rey, para siempre vive, no te
asombren tus pensamientos, ni tus
colores se demuden:
-
En tu
reino hay un varón, en el cual mora
el espíritu de los dioses santos; y
en los días de tu padre se halló en
él luz é inteligencia y sabiduría,
como ciencia de los dioses: al cual
el rey Nabucodonosor, tu padre, el
rey tu padre constituyó príncipe
sobre todos los magos, astrólogos,
Caldeos, y adivinos:
-
Por
cuanto fué hallado en él mayor
espíritu, y ciencia, y
entendimiento, interpretando sueños,
y declarando preguntas, y
deshaciendo dudas, es á saber, en
Daniel; al cual el rey puso por
nombre Beltsasar. Llámese pues ahora
á Daniel, y él mostrará la
declaración.
-
Entonces
Daniel fué traído delante del rey. Y
habló el rey, y dijo á Daniel: ¿Eres
tú aquel Daniel de los hijos de la
cautividad de Judá, que mi padre
trajo de Judea?
-
Yo he
oído de ti que el espíritu de los
dioses santos está en ti, y que en
ti se halló luz, y entendimiento y
mayor sabiduría.
-
Y ahora
fueron traídos delante de mí,
sabios, astrólogos, que leyesen esta
escritura, y me mostrasen su
interpretación: pero no han podido
mostrar la declaración del negocio.
-
Yo pues
he oído de ti que puedes declarar
las dudas, y desatar dificultades.
Si ahora pudieres leer esta
escritura, y mostrarme su
interpretación, serás vestido de
púrpura, y collar de oro tendrás en
tu cuello, y en el reino serás el
tercer señor.
-
Entonces
Daniel respondió, y dijo delante del
rey: Tus dones sean para ti, y tus
presentes dalos á otro. La escritura
yo la leeré al rey, y le mostraré la
declaración.
-
El
altísimo Dios, oh rey, dió á
Nabucodonosor tu padre el reino, y
la grandeza, y la gloria, y la
honra:
-
Y por la
grandeza que le dió, todos los
pueblos, naciones, y lenguas,
temblaban y temían delante de él.
Los que él quería mataba, y daba
vida á los que quería: engrandecía á
los que quería, y á los que quería
humillaba.
-
Mas
cuando su corazón se ensoberbeció, y
su espíritu se endureció en altivez,
fué depuesto del trono de su reino,
y traspasaron de él la gloria:
-
Y fué
echado de entre los hijos de los
hombres; y su corazón fué puesto con
las bestias, y con los asnos
monteses fué su morada. Hierba le
hicieron comer, como á buey, y su
cuerpo fué bañado con el rocío del
cielo, hasta que conoció que el
altísimo Dios se enseñorea del reino
de los hombres, y que pondrá sobre
él al que quisiere.
-
Y tú, su
hijo Belsasar, no has humillado tu
corazón, sabiendo todo esto:
-
Antes
contra el Señor del cielo te has
ensoberbecido, é hiciste traer
delante de ti los vasos de su casa,
y tú y tus príncipes, tus mujeres y
tus concubinas, bebisteis vino en
ellos: demás de esto, á dioses de
plata y de oro, de metal, de hierro,
de madera, y de piedra, que ni ven,
ni oyen, ni saben, diste alabanza: y
al Dios en cuya mano está tu vida, y
cuyos son todos tus caminos, nunca
honraste.
-
Entonces
de su presencia fué enviada la palma
de la mano que esculpió esta
escritura.
-
Y la
escritura que esculpió es: MENE,
MENE, TEKEL, UPHARSIN.
-
La
declaración del negocio es: MENE:
Contó Dios tu reino, y halo
rematado.
-
TEKEL:
Pesado has sido en balanza, y fuiste
hallado falto.
-
PERES:
Tu reino fué rompido, y es dado á
Medos y Persas.
-
Entonces, mandándolo Belsasar,
vistieron á Daniel de púrpura, y en
su cuello fué puesto un collar de
oro, y pregonaron de él que fuese el
tercer señor en el reino.
-
La misma
noche fué muerto Belsasar, rey de
los Caldeos.
-
Y Darío
de Media tomó el reino, siendo de
sesenta y dos años.
-
PARECIÓ
bien á Darío constituir sobre el
reino ciento veinte gobernadores,
que estuviesen en todo el reino.
-
Y sobre
ellos tres presidentes, de los
cuales Daniel era el uno, á quienes
estos gobernadores diesen cuenta,
porque el rey no recibiese daño.
-
Pero el
mismo Daniel era superior á estos
gobernadores y presidentes, porque
había en él más abundancia de
espíritu: y el rey pensaba de
ponerlo sobre todo el reino.
-
Entonces
los presidentes y gobernadores
buscaban ocasiones contra Daniel por
parte del reino; mas no podían
hallar alguna ocasión ó falta,
porque él era fiel, y ningún vicio
ni falta fué en él hallado.
-
Entonces
dijeron aquellos hombres: No
hallaremos contra este Daniel
ocasión alguna, si no la hallamos
contra él en la ley de su Dios.
-
Entonces
estos gobernadores y presidentes se
juntaron delante del rey, y le
dijeron así: Rey Darío, para siempre
vive:
-
Todos
los presidentes del reino,
magistrados, gobernadores, grandes y
capitanes, han acordado por consejo
promulgar un real edicto, y
confirmarlo, que cualquiera que
demandare petición de cualquier dios
ú hombre en el espacio de treinta
días, sino de ti, oh rey, sea echado
en el foso de los leones.
-
Ahora,
oh rey, confirma el edicto, y firma
la escritura, para que no se pueda
mudar, conforme á la ley de Media y
de Persia, la cual no se revoca.
-
Firmó
pues el rey Darío la escritura y el
edicto.
-
Y
Daniel, cuando supo que la escritura
estaba firmada, entróse en su casa,
y abiertas las ventanas de su cámara
que estaban hacia Jerusalem,
hincábase de rodillas tres veces al
día, y oraba, y confesaba delante de
su Dios, como lo solía hacer antes.
-
Entonces
se juntaron aquellos hombres, y
hallaron á Daniel orando y rogando
delante de su Dios.
-
Llegáronse luego, y hablaron delante
del rey acerca del edicto real: ¿No
has confirmado edicto que cualquiera
que pidiere á cualquier dios ú
hombre en el espacio de treinta
días, excepto á ti, oh rey, fuese
echado en el foso de los leones?
Respondió el rey y dijo: Verdad es,
conforme á la ley de Media y de
Persia, la cual no se abroga.
-
Entonces
respondieron y dijeron delante del
rey: Daniel que es de los hijos de
la cautividad de los Judíos, no ha
hecho cuenta de ti, oh rey, ni del
edicto que confirmaste; antes tres
veces al día hace su petición.
-
El rey
entonces, oyendo el negocio, pesóle
en gran manera, y sobre Daniel puso
cuidado para librarlo; y hasta
puestas del sol trabajó para
librarle.
-
Empero
aquellos hombres se reunieron cerca
del rey, y dijeron al rey: Sepas, oh
rey, que es ley de Media y de
Persia, que ningún decreto ú
ordenanza que el rey confirmare
pueda mudarse.
-
Entonces
el rey mandó, y trajeron á Daniel, y
echáronle en el foso de los leones.
Y hablando el rey dijo á Daniel: El
Dios tuyo, á quien tú continuamente
sirves, él te libre.
-
Y fué
traída una piedra, y puesta sobre la
puerta del foso, la cual selló el
rey con su anillo, y con el anillo
de sus príncipes, porque el acuerdo
acerca de Daniel no se mudase.
-
Fuése
luego el rey á su palacio, y
acostóse ayuno; ni instrumentos de
música fueron traídos delante de él,
y se le fué el sueño.
-
El rey,
por tanto, se levantó muy de mañana,
y fué apriesa al foso de los leones:
-
Y
llegándose cerca del foso llamó á
voces á Daniel con voz triste: y
hablando el rey dijo á Daniel:
Daniel, siervo del Dios viviente, el
Dios tuyo, á quien tú continuamente
sirves ¿te ha podido librar de los
leones?
-
Entonces
habló Daniel con el rey: oh rey,
para siempre vive.
-
El Dios
mío envió su ángel, el cual cerró la
boca de los leones, para que no me
hiciesen mal: porque delante de él
se halló en mí justicia: y aun
delante de ti, oh rey, yo no he
hecho lo que no debiese.
-
Entonces
se alegró el rey en gran manera á
causa de él, y mandó sacar á Daniel
del foso: y fué Daniel sacado del
foso, y ninguna lesión se halló en
él, porque creyó en su Dios.
-
Y
mandándolo el rey fueron traídos
aquellos hombres que habían acusado
á Daniel, y fueron echados en el
foso de los leones, ellos, sus
hijos, y sus mujeres; y aun no
habían llegado al suelo del foso,
cuando los leones se apoderaron de
ellos, y quebrantaron todos sus
huesos.
-
Entonces
el rey Darío escribió á todos los
pueblos, naciones, y lenguas, que
habitan en toda la tierra: Paz os
sea multiplicada:
-
De parte
mía es puesta ordenanza, que en todo
el señorío de mi reino todos teman y
tiemblen de la presencia del Dios de
Daniel: porque él es el Dios
viviente y permanente por todos los
siglos, y su reino tal que no será
desecho, y su señorío hasta el fin.
-
Que
salva y libra, y hace señales y
maravillas en el cielo y en la
tierra; el cual libró á Daniel del
poder de los leones.
-
Y este
Daniel fué prosperado durante el
reinado de Darío, y durante el
reinado de Ciro, Persa.
-
EN el
primer año de Belsasar rey de
Babilonia, vió Daniel un sueño y
visiones de su cabeza en su cama:
luego escribió el sueño, y notó la
suma de los negocios.
-
Habló
Daniel y dijo: Veía yo en mi visión
de noche, y he aquí que los cuatro
vientos del cielo combatían en la
gran mar.
-
Y cuatro
bestias grandes, diferentes la una
de la otra, subían de la mar.
-
La
primera era como león, y tenía alas
de águila. Yo estaba mirando hasta
tanto que sus alas fueron
arrancadas, y fué quitada de la
tierra; y púsose enhiesta sobre los
pies á manera de hombre, y fuéle
dado corazón de hombre.
-
Y he
aquí otra segunda bestia, semejante
á un oso, la cual se puso al un
lado, y tenía en su boca tres
costillas entre sus dientes; y fuéle
dicho así: Levántate, traga carne
mucha.
-
Después
de esto yo miraba, y he aquí otra,
semejante á un tigre, y tenía cuatro
alas de ave en sus espaldas: tenía
también esta bestia cuatro cabezas;
y fuéle dada potestad.
-
Después
de esto miraba yo en las visiones de
la noche, y he aquí la cuarta
bestia, espantosa y terrible, y en
grande manera fuerte; la cual tenía
unos dientes grandes de hierro:
devoraba y desmenuzaba, y las sobras
hollaba con sus pies: y era muy
diferente de todas las bestias que
habían sido antes de ella, y tenía
diez cuernos.
-
Estando
yo contemplando los cuernos, he aquí
que otro cuerno pequeño subía entre
ellos, y delante de él fueron
arrancados tres cuernos de los
primeros; y he aquí, en este cuerno
había ojos como ojos de hombre, y
una boca que hablaba grandezas.
-
Estuve
mirando hasta que fueron puestas
sillas: y un Anciano de grande edad
se sentó, cuyo vestido era blanco
como la nieve, y el pelo de su
cabeza como lana limpia; su silla
llama de fuego, sus ruedas fuego
ardiente.
-
Un río
de fuego procedía y salía de delante
de él: millares de millares le
servían, y millones de millones
asistían delante de él: el Juez se
sentó, y los libros se abrieron.
-
Yo
entonces miraba á causa de la voz de
las grandes palabras que hablaba el
cuerno; miraba hasta tanto que
mataron la bestia, y su cuerpo fué
deshecho, y entregado para ser
quemado en el fuego.
-
Habían
también quitado á las otras bestias
su señorío, y les había sido dada
prolongación de vida hasta cierto
tiempo.
-
Miraba
yo en la visión de la noche, y he
aquí en las nubes del cielo como un
hijo de hombre que venía, y llegó
hasta el Anciano de grande edad, é
hiciéronle llegar delante de él.
-
Y fuéle
dado señorío, y gloria, y reino; y
todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieron; su señorío,
señorío eterno, que no será
transitorio, y su reino que no se
corromperá.
-
Mi
espíritu fué turbado, yo Daniel, en
medio de mi cuerpo, y las visiones
de mi cabeza me asombraron.
-
Lleguéme
á uno de los que asistían, y
preguntéle la verdad acerca de todo
esto. Y hablóme, y declaróme la
interpretación de las cosas.
-
Estas
grandes bestias, las cuales son
cuatro, cuatro reyes son, que se
levantarán en la tierra.
-
Después
tomarán el reino los santos del
Altísimo, y poseerán el reino hasta
el siglo, y hasta el siglo de los
siglos.
-
Entonces
tuve deseo de saber la verdad acerca
de la cuarta bestia, que tan
diferente era de todas las otras,
espantosa en gran manera, que tenía
dientes de hierro, y sus uñas de
metal, que devoraba y desmenuzaba, y
las sobras hollaba con sus pies:
-
Asimismo
acerca de los diez cuernos que tenía
en su cabeza, y del otro que había
subido, de delante del cual habían
caído tres: y este mismo cuerno
tenía ojos, y boca que hablaba
grandezas, y su parecer mayor que el
de sus compañeros.
-
Y veía
yo que este cuerno hacía guerra
contra los santos, y los vencía,
-
Hasta
tanto que vino el Anciano de grande
edad, y se dió el juicio á los
santos del Altísimo; y vino el
tiempo, y los santos poseyeron el
reino.
-
Dijo
así: La cuarta bestia será un cuarto
reino en la tierra, el cual será más
grande que todos los otros reinos, y
á toda la tierra devorará, y la
hollará, y la despedazará.
-
Y los
diez cuernos significan que de aquel
reino se levantarán diez reyes; y
tras ellos se levantará otro, el
cual será mayor que los primeros, y
á tres reyes derribará.
-
Y
hablará palabras contra el Altísimo,
y á los santos del Altísimo
quebrantará, y pensará en mudar los
tiempos y la ley: y entregados serán
en su mano hasta tiempo, y tiempos,
y el medio de un tiempo.
-
Empero
se sentará el juez, y quitaránle su
señorío, para que sea destruído y
arruinado hasta el extremo;
-
Y que el
reino, y el señorío, y la majestad
de los reinos debajo de todo el
cielo, sea dado al pueblo de los
santos del Altísimo; cuyo reino es
reino eterno, y todos los señoríos
le servirán y obedecerán.
-
Hasta
aquí fué el fin de la plática. Yo
Daniel, mucho me turbaron mis
pensamientos, y mi rostro se me
mudó: mas guardé en mi corazón el
negocio.
-
EN el
año tercero del reinado del rey
Belsasar, me apareció una visión á
mí, Daniel, después de aquella que
me había aparecido antes.
-
Vi en
visión, (y aconteció cuando vi, que
yo estaba en Susán, que es cabecera
del reino en la provincia de
Persia;) vi pues en visión, estando
junto al río Ulai,
-
Y alcé
mis ojos, y miré, y he aquí un
carnero que estaba delante del río,
el cual tenía dos cuernos: y aunque
eran altos, el uno era más alto que
el otro; y el más alto subió á la
postre.
-
Vi que
el carnero hería con los cuernos al
poniente, al norte, y al mediodía, y
que ninguna bestia podía parar
delante de él, ni había quien
escapase de su mano: y hacía
conforme á su voluntad, y
engrandecíase.
-
Y
estando yo considerando, he aquí un
macho de cabrío venía de la parte
del poniente sobre la haz de toda la
tierra, el cual no tocaba la tierra:
y tenía aquel macho de cabrío un
cuerno notable entre sus ojos:
-
Y vino
hasta el carnero que tenía los dos
cuernos, al cual había yo visto que
estaba delante del río, y corrió
contra él con la ira de su
fortaleza.
-
Y vilo
que llegó junto al carnero, y
levantóse contra él, é hiriólo, y
quebró sus dos cuernos, porque en el
carnero no había fuerzas para parar
delante de él: derribólo por tanto
en tierra, y hollólo; ni hubo quien
librase al carnero de su mano.
-
Y
engrandecióse en gran manera el
macho de cabrío; y estando en su
mayor fuerza, aquel gran cuerno fué
quebrado, y en su lugar subieron
otros cuatro maravillosos hacia los
cuatro vientos del cielo.
-
Y del
uno de ellos salió un cuerno
pequeño, el cual creció mucho al
mediodía, y al oriente, y hacia la
tierra deseable.
-
Y
engrandecióse hasta el ejército del
cielo; y parte del ejército y de las
estrellas echó por tierra, y las
holló.
-
Aun
contra el príncipe de la fortaleza
se engrandeció, y por él fué quitado
el continuo sacrificio, y el lugar
de su santuario fué echado por
tierra.
-
Y el
ejército fué le entregado á causa de
la prevaricación sobre el continuo
sacrificio: y echó por tierra la
verdad, é hizo cuanto quiso, y
sucedióle prósperamente.
-
Y oí un
santo que hablaba; y otro de los
santos dijo á aquél que hablaba:
¿Hasta cuándo durará la visión del
continuo sacrificio, y la
prevaricación asoladora que pone el
santuario y el ejército para ser
hollados?
-
Y él me
dijo: Hasta dos mil y trescientos
días de tarde y mañana; y el
santuario será purificado.
-
Y
acaeció que estando yo Daniel
considerando la visión, y buscando
su inteligencia, he aquí, como una
semejanza de hombre se puso delante
de mí.
-
Y oí una
voz de hombre entre las riberas de
Ulai, que gritó y dijo: Gabriel,
enseña la visión á éste.
-
Vino
luego cerca de donde yo estaba; y
con su venida me asombré, y caí
sobre mi rostro. Empero él me dijo:
Entiende, hijo del hombre, porque al
tiempo se cumplirá la visión.
-
Y
estando él hablando conmigo, caí
dormido en tierra sobre mi rostro: y
él me tocó, é hízome estar en pie.
-
Y dijo:
He aquí yo te enseñaré lo ha de
venir en el fin de la ira: porque al
tiempo se cumplirá:
-
Aquel
carnero que viste, que tenía
cuernos, son los reyes de Media y de
Persia.
-
Y el
macho cabrío es el rey de Javán: y
el cuerno grande que tenía entre sus
ojos es el rey primero.
-
Y que
fué quebrado y sucedieron cuatro en
su lugar, significa que cuatro
reinos sucederán de la nación, mas
no en la fortaleza de él.
-
Y al
cabo del imperio de éstos, cuando se
cumplirán los prevaricadores,
levantaráse un rey altivo de rostro,
y entendido en dudas.
-
Y su
poder se fortalecerá, mas no con
fuerza suya, y destruirá
maravillosamente, y prosperará; y
hará arbitrariamente, y destruirá
fuertes y al pueblo de los santos.
-
Y con su
sagacidad hará prosperar el engaño
en su mano; y en su corazón se
engrandecerá, y con paz destruirá á
muchos: y contra el príncipe de los
príncipes se levantará; mas sin mano
será quebrantado.
-
Y la
visión de la tarde y la mañana que
está dicha, es verdadera: y tú
guarda la visión, porque es para
muchos días.
-
Y yo
Daniel fuí quebrantado, y estuve
enfermo algunos días: y cuando
convalecí, hice el negocio del rey;
mas estaba espantado acerca de la
visión, y no había quien la
entendiese.
-
EN el
año primero de Darío hijo de Assuero,
de la nación de los Medos, el cual
fué puesto por rey sobre el reino de
los Caldeos;
-
En el
año primero de su reinado, yo Daniel
miré atentamente en los libros el
número de los años, del cual habló
Jehová al profeta Jeremías, que
había de concluir la asolación de
Jerusalem en setenta años.
-
Y volví
mi rostro al Señor Dios, buscándole
en oración y ruego, en ayuno, y
cilicio, y ceniza.
-
Y oré á
Jehová mi Dios, y confesé, y dije:
Ahora Señor, Dios grande, digno de
ser temido, que guardas el pacto y
la misericordia con los que te aman
y guardan tus mandamientos;
-
Hemos
pecado, hemos hecho iniquidad, hemos
obrado impíamente, y hemos sido
rebeldes, y nos hemos apartado de
tus mandamientos y de tus juicios.
-
No hemos
obedecido á tus siervos los
profetas, que en tu nombre hablaron
á nuestros reyes, y á nuestros
príncipes, á nuestros padres, y á
todo el pueblo de la tierra.
-
Tuya es,
Señor, la justicia, y nuestra la
confusión de rostro, como en el día
de hoy á todo hombre de Judá, y á
los moradores de Jerusalem, y á todo
Israel, á los de cerca y á los de
lejos, en todas las tierras á donde
los has echado á causa de su
rebelión con que contra ti se
rebelaron.
-
Oh
Jehová, nuestra es la confusión de
rostro, de nuestros reyes, de
nuestros príncipes, y de nuestros
padres; porque contra ti pecamos.
-
De
Jehová nuestro Dios es el tener
misericordia, y el perdonar, aunque
contra él nos hemos rebelado;
-
Y no
obedecimos á la voz de Jehová
nuestro Dios, para andar en sus
leyes, las cuales puso él delante de
nosotros por mano de sus siervos los
profetas.
-
Y todo
Israel traspasó tu ley apartándose
para no oir tu voz: por lo cual ha
fluído sobre nosotros la maldición,
y el juramento que está escrito en
la ley de Moisés, siervo de Dios;
porque contra él pecamos.
-
Y él ha
verificado su palabra que habló
sobre nosotros, y sobre nuestros
jueces que nos gobernaron, trayendo
sobre nosotros tan grande mal; que
nunca fué hecho debajo del cielo
como el que fué hecho en Jerusalem.
-
Según
está escrito en la ley de Moisés,
todo aqueste mal vino sobre
nosotros: y no hemos rogado á la faz
de Jehová nuestro Dios, para
convertirnos de nuestras maldades, y
entender tu verdad.
-
Veló por
tanto Jehová sobre el mal, y trájolo
sobre nosotros; porque justo es
Jehová nuestro Dios en todas sus
obras que hizo, porque no obedecimos
á su voz.
-
Ahora
pues, Señor Dios nuestro, que
sacaste tu pueblo de la tierra de
Egipto con mano poderosa, y te
hiciste nombre cual en este día;
hemos pecado, impíamente hemos
hecho.
-
Oh
Señor, según todas tus justicias,
apártese ahora tu ira y tu furor de
sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo
monte: porque á causa de nuestros
pecados, y por la maldad de nuestros
padres, Jerusalem y tu pueblo dados
son en oprobio á todos en derredor
nuestro.
-
Ahora
pues, Dios nuestro, oye la oración
de tu siervo, y sus ruegos, y haz
que tu rostro resplandezca sobre tu
santuario asolado, por amor del
Señor.
-
Inclina,
oh Dios mío, tu oído, y oye; abre
tus ojos, y mira nuestros
asolamientos, y la ciudad sobre la
cual es llamado tu nombre: porque no
derramamos nuestros ruegos ante tu
acatamiento confiados en nuestras
justicias, sino en tus muchas
miseraciones.
-
Oye,
Señor; oh Señor, perdona; presta
oído, Señor, y haz; no pongas
dilación, por amor de ti mismo, Dios
mío: porque tu nombre es llamado
sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
-
Aun
estaba hablando, y orando, y
confesando mi pecado y el pecado de
mi pueblo Israel, y derramaba mi
ruego delante de Jehová mi Dios por
el monte santo de mi Dios;
-
Aun
estaba hablando en oración, y aquel
varón Gabriel, al cual había visto
en visión al principio, volando con
presteza, me tocó como á la hora del
sacrificio de la tarde.
-
É hízome
entender, y habló conmigo, y dijo:
Daniel, ahora he salido para hacerte
entender la declaración.
-
Al
principio de tus ruegos salió la
palabra, y yo he venido para
enseñártela, porque tú eres varón de
deseos. Entiende pues la palabra, y
entiende la visión.
-
Setenta
semanas están determinadas sobre tu
pueblo y sobre tu santa ciudad, para
acabar la prevaricación, y concluir
el pecado, y expiar la iniquidad; y
para traer la justicia de los
siglos, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los
santos.
-
Sepas
pues y entiendas, que desde la
salida de la palabra para restaurar
y edificar á Jerusalem hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete
semanas, y sesenta y dos semanas;
tornaráse á edificar la plaza y el
muro en tiempos angustiosos.
-
Y
después de las sesenta y dos semanas
se quitará la vida al Mesías, y no
por sí: y el pueblo de un príncipe
que ha de venir, destruirá á la
ciudad y el santuario; con
inundación será el fin de ella, y
hasta el fin de la guerra será
talada con asolamientos.
-
Y en
otra semana confirmará el pacto á
muchos, y á la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la
ofrenda: después con la muchedumbre
de las abominaciones será el
desolar, y esto hasta una entera
consumación; y derramaráse la ya
determinada sobre el pueblo asolado.
-
EN el
tercer año de Ciro rey de Persia,
fué revelada palabra á Daniel, cuyo
nombre era Beltsasar; y la palabra
era verdadera, mas el tiempo fijado
era largo: él empero comprendió la
palabra, y tuvo inteligencia en la
visión.
-
En
aquellos días yo Daniel me contristé
por espacio de tres semanas.
-
No comí
pan delicado, ni entró carne ni vino
en mi boca, ni me unté con ungüento,
hasta que se cumplieron tres semanas
de días.
-
Y á los
veinte y cuatro días del mes primero
estaba yo á la orilla del gran río
Hiddekel;
-
Y
alzando mis ojos miré, y he aquí un
varón vestido de lienzos, y ceñidos
sus lomos de oro de Uphaz:
-
Y su
cuerpo era como piedra de Tarsis, y
su rostro parecía un relámpago, y
sus ojos como antorchas de fuego, y
sus brazos y sus pies como de color
de metal resplandeciente, y la voz
de sus palabras como la voz de
ejército.
-
Y sólo
yo, Daniel, vi aquella visión, y no
la vieron los hombres que estaban
conmigo; sino que cayó sobre ellos
un gran temor, y huyeron, y
escondiéronse.
-
Quedé
pues yo solo, y vi esta gran visión,
y no quedó en mí esfuerzo; antes mi
fuerza se me trocó en desmayo, sin
retener vigor alguno.
-
Empero
oí la voz de sus palabras: y oyendo
la voz de sus palabras, estaba yo
adormecido sobre mi rostro, y mi
rostro en tierra.
-
Y, he
aquí, una mano me tocó, é hizo que
me moviese sobre mis rodillas, y
sobre las palmas de mis manos.
-
Y
díjome: Daniel, varón de deseos,
está atento á las palabras que te
hablaré, y levántate sobre tus pies;
porque á ti he sido enviado ahora. Y
estando hablando conmigo esto, yo
estaba temblando.
-
Y
díjome: Daniel, no temas: porque
desde el primer día que diste tu
corazón á entender, y á afligirte en
la presencia de tu Dios, fueron
oídas tus palabras; y á causa de tus
palabras yo soy venido.
-
Mas el
príncipe del reino de Persia se puso
contra mí veintiún días: y he aquí,
Miguel, uno de los principales
príncipes, vino para ayudarme, y yo
quedé allí con los reyes de Persia.
-
Soy pues
venido para hacerte saber lo que ha
de venir á tu pueblo en los
postreros días; porque la visión es
aún para días;
-
Y
estando hablando conmigo semejantes
palabras, puse mis ojos en tierra, y
enmudecí.
-
Mas he
aquí, como una semejanza de hijo de
hombre tocó mis labios. Entonces
abrí mi boca, y hablé, y dije á
aquel que estaba delante de mí:
Señor mío, con la visión se
revolvieron mis dolores sobre mí, y
no me quedó fuerza.
-
¿Cómo
pues podrá el siervo de mi señor
hablar con este mi señor? porque al
instante me faltó la fuerza, y no me
ha quedado aliento.
-
Y
aquella como semejanza de hombre me
tocó otra vez, y me confortó;
-
Y
díjome: Varón de deseos, no temas:
paz á ti; ten buen ánimo, y
aliéntate. Y hablando él conmigo
cobré yo vigor, y dije: Hable mi
señor, porque me has fortalecido.
-
Y dijo:
¿Sabes por qué he venido á ti?
Porque luego tengo de volver para
pelear con el príncipe de los
Persas; y en saliendo yo, luego
viene el príncipe de Grecia.
-
Empero
yo te declararé lo que está escrito
en la escritura de verdad: y ninguno
hay que se esfuerce conmigo en estas
cosas, sino Miguel vuestro príncipe.
-
Y EN el
año primero de Darío el de Media, yo
estuve para animarlo y fortalecerlo.
-
Y ahora
yo te mostraré la verdad. He aquí
que aun habrá tres reyes en Persia,
y el cuarto se hará de grandes
riquezas más que todos; y
fortificándose con sus riquezas,
despertará á todos contra el reino
de Javán.
-
Levantaráse luego un rey valiente,
el cual se enseñoreará sobre gran
dominio, y hará su voluntad.
-
Pero
cuando estará enseñoreado, será
quebrantado su reino, y repartido
por los cuatro vientos del cielo; y
no á sus descendientes, ni según el
señorío con que él se enseñoreó:
porque su reino será arrancado, y
para otros fuera de aquellos.
-
Y haráse
fuerte el rey del mediodía: mas uno
de los príncipes de aquél le
sobrepujará, y se hará poderoso; su
señorío será grande señorío.
-
Y al
cabo de años se concertarán, y la
hija del rey del mediodía vendrá al
rey del norte para hacer los
conciertos. Empero ella no podrá
retener la fuerza del brazo: ni
permanecerá él, ni su brazo; porque
será entregada ella, y los que la
habían traído, asimismo su hijo, y
los que estaban de parte de ella en
aquel tiempo.
-
Mas del
renuevo de sus raíces se levantará
uno sobre su silla, y vendrá con
ejército, y entrará en la fortaleza
del rey del norte, y hará en ellos á
su arbitrio, y predominará.
-
Y aun
los dioses de ellos, con sus
príncipes, con sus vasos preciosos
de plata y de oro, llevará cautivos
á Egipto: y por años se mantendrá él
contra el rey del norte.
-
Así
entrará en el reino el rey del
mediodía, y volverá á su tierra.
-
Mas los
hijos de aquél se airarán y reunirán
multitud de grandes ejércitos: y
vendrá á gran priesa, é inundará, y
pasará, y tornará, y llegará con ira
hasta su fortaleza.
-
Por lo
cual se enfurecerá el rey del
mediodía, y saldrá, y peleará con el
mismo rey del norte; y pondrá en
campo gran multitud, y toda aquella
multitud será entregada en su mano.
-
Y la
multitud se ensoberbecerá, elevaráse
su corazón, y derribará muchos
millares; mas no prevalecerá.
-
Y el rey
del norte volverá á poner en campo
mayor multitud que primero, y á cabo
del tiempo de años vendrá á gran
priesa con grande ejército y con
muchas riquezas.
-
Y en
aquellos tiempos se levantarán
muchos contra el rey del mediodía; é
hijos de disipadores de tu pueblo se
levantarán para confirmar la
profecía, y caerán.
-
Vendrá
pues el rey del norte, y fundará
baluartes, y tomará la ciudad
fuerte; y los brazos del mediodía no
podrán permanecer, ni su pueblo
escogido, ni habrá fortaleza que
pueda resistir.
-
Y el que
vendrá contra él, hará á su
voluntad, ni habrá quien se le pueda
parar delante; y estará en la tierra
deseable, la cual será consumida en
su poder.
-
Pondrá
luego su rostro para venir con el
poder de todo su reino; y hará con
aquél cosas rectas, y darále una
hija de mujeres para trastornarla:
mas no estará ni será por él.
-
Volverá
después su rostro á las islas, y
tomará muchas; mas un príncipe le
hará parar su afrenta, y aun tornará
sobre él su oprobio.
-
Luego
volverá su rostro á las fortalezas
de su tierra: mas tropezará y caerá,
y no parecerá más.
-
Entonces
sucederá en su silla uno que hará
pasar exactor por la gloria del
reino; mas en pocos días será
quebrantado, no en enojo, ni en
batalla.
-
Y
sucederá en su lugar un vil, al cual
no darán la honra del reino: vendrá
empero con paz, y tomará el reino
con halagos.
-
Y con
los brazos de inundación serán
inundados delante de él, y serán
quebrantados; y aun también el
príncipe del pacto.
-
Y
después de los conciertos con él, él
hará engaño, y subirá, y saldrá
vencedor con poca gente.
-
Estando
la provincia en paz y en abundancia,
entrará y hará lo que no hicieron
sus padres, ni los padres de sus
padres; presa, y despojos, y
riquezas repartirá á sus soldados; y
contra las fortalezas formará sus
designios: y esto por tiempo.
-
Y
despertará sus fuerzas y su corazón
contra el rey del mediodía con
grande ejército: y el rey del
mediodía se moverá á la guerra con
grande y muy fuerte ejército; mas no
prevalecerá, porque le harán
traición.
-
Aun los
que comerán su pan, le quebrantarán;
y su ejército será destruído, y
caerán muchos muertos.
-
Y el
corazón de estos dos reyes será para
hacer mal, y en una misma mesa
tratarán mentira: mas no servirá de
nada, porque el plazo aun no es
llegado.
-
Y
volveráse á su tierra con grande
riqueza, y su corazón será contra el
pacto santo: hará pues, y volveráse
á su tierra.
-
Al
tiempo señalado tornará al mediodía;
mas no será la postrera venida como
la primera.
-
Porque
vendrán contra él naves de Chîttim,
y él se contristará, y se volverá, y
enojaráse contra el pacto santo, y
hará: volveráse pues, y pensará en
los que habrán desamparado el santo
pacto.
-
Y serán
puestos brazos de su parte; y
contaminarán el santuario de
fortaleza, y quitarán el continuo
sacrificio, y pondrán la abominación
espantosa.
-
Y con
lisonjas hará pecar á los violadores
del pacto: mas el pueblo que conoce
á su Dios, se esforzará, y hará.
-
Y los
sabios del pueblo darán sabiduría á
muchos: y caerán á cuchillo y á
fuego, en cautividad y despojo, por
días.
-
Y en su
caer serán ayudados de pequeño
socorro: y muchos se juntarán á
ellos con lisonjas.
-
Y
algunos de los sabios caerán para
ser purgados, y limpiados, y
emblanquecidos, hasta el tiempo
determinado: porque aun para esto
hay plazo.
-
Y el rey
hará á su voluntad; y se
ensoberbecerá, y se engrandecerá
sobre todo dios: y contra el Dios de
los dioses hablará maravillas, y
será prosperado, hasta que sea
consumada la ira: porque hecha está
determinación.
-
Y del
Dios de sus padres no se cuidará, ni
del amor de las mujeres: ni se
cuidará de dios alguno, porque sobre
todo se engrandecerá.
-
Mas
honrará en su lugar al dios Mauzim,
dios que sus padres no conocieron:
honrarálo con oro, y plata, y
piedras preciosas, y con cosas de
gran precio.
-
Y con el
dios ajeno que conocerá, hará á los
baluartes de Mauzim crecer en
gloria: y harálos enseñorear sobre
muchos, y por interés repartirá la
tierra.
-
Empero
al cabo del tiempo el rey del
mediodía se acorneará con él; y el
rey del norte levantará contra él
como tempestad, con carros y gente
de á caballo, y muchos navíos; y
entrará por las tierras, é inundará,
y pasará.
-
Y vendrá
á la tierra deseable, y muchas
provincias caerán; mas éstas
escaparán de su mano: Edom, y Moab,
y lo primero de los hijos de Ammón.
-
Asimismo
extenderá su mano á las otras
tierras, y no escapará el país de
Egipto.
-
Y se
apoderará de los tesoros de oro y
plata, y de todas las cosas
preciosas de Egipto, de Libia, y
Etiopía por donde pasará.
-
Mas
nuevas de oriente y del norte lo
espantarán; y saldrá con grande ira
para destruir y matar muchos.
-
Y
plantará la tiendas de su palacio
entre los mares, en el monte
deseable del santuario; y vendrá
hasta su fin, y no tendrá quien le
ayude.
-
Y EN
aquel tiempo se levantará Miguel, el
gran príncipe que está por los hijos
de tu pueblo; y será tiempo de
angustia, cual nunca fue después que
hubo gente hasta entonces: mas en
aquel tiempo será libertado tu
pueblo, todos los que se hallaren
escritos en el libro.
-
Y muchos
de los que duermen en el polvo de la
tierra serán despertados, unos para
vida eterna, y otros para vergüenza
y confusión perpetua.
-
Y los
entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que
enseñan á justicia la multitud, como
las estrellas á perpetua eternidad.
-
Tú
empero Daniel, cierra las palabras y
sella el libro hasta el tiempo del
fin: pasarán muchos, y
multiplicaráse la ciencia.
-
Y yo,
Daniel, miré, y he aquí otros dos
que estaban, el uno de esta parte á
la orilla del río, y el otro de la
otra parte á la orilla del río.
-
Y dijo
uno al varón vestido de lienzos, que
estaba sobre las aguas del río:
¿Cuándo será el fin de estas
maravillas?
-
Y oía al
varón vestido de lienzos, que estaba
sobre las aguas del río, el cual
alzó su diestra y su siniestra al
cielo, y juró por el Viviente en los
siglos, que será por tiempo,
tiempos, y la mitad. Y cuando se
acabare el esparcimiento del
escuadrón del pueblo santo, todas
estas cosas serán cumplidas.
-
Y yo oí,
mas no entendí. Y dije: Señor mío,
¿qué será el cumplimiento de estas
cosas?
-
Y dijo:
Anda, Daniel, que estas palabras
están cerradas y selladas hasta el
tiempo del cumplimiento.
-
Muchos
serán limpios, y emblanquecidos, y
purificados; mas los impíos obrarán
impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero entenderán los
entendidos.
-
Y desde
el tiempo que fuere quitado el
continuo sacrificio hasta la
abominación espantosa, habrá mil
doscientos y noventa días.
-
Bienaventurado el que esperare, y
llegare hasta mil trescientos
treinta y cinco días.
-
Y tú
irás al fin, y reposarás, y te
levantarás en tu suerte al fin de
los días.
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