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-
HUBO un
varón en tierra de Hus, llamado Job;
y era este hombre perfecto y recto,
y temeroso de Dios, y apartado del
mal.
-
Y
naciéronle siete hijos y tres hijas.
-
Y su
hacienda era siete mil ovejas, y
tres mil camellos, y quinientas
yuntas de bueyes, y quinientas
asnas, y muchísimos criados: y era
aquel varón grande más que todos los
Orientales.
-
E iban
sus hijos y hacían banquetes en sus
casas, cada uno en su día; y
enviaban á llamar sus tres hermanas,
para que comiesen y bebiesen con
ellos.
-
Y
acontecía que, habiendo pasado en
turno los días del convite, Job
enviaba y santificábalos, y
levantábase de mañana y ofrecía
holocaustos conforme al número de
todos ellos. Porque decía Job: Quizá
habrán pecado mis hijos, y habrán
blasfemado á Dios en sus corazones.
De esta manera hacía todos los días.
-
Y un día
vinieron los hijos de Dios á
presentarse delante de Jehová, entre
los cuales vino también Satán.
-
Y dijo
Jehová á Satán: ¿De dónde vienes? Y
respondiendo Satán á Jehová, dijo:
De rodear la tierra, y de andar por
ella.
-
Y Jehová
dijo á Satán: ¿No has considerado á
mi siervo Job, que no hay otro como
él en la tierra, varón perfecto y
recto, temeroso de Dios, y apartado
de mal?
-
Y
respondiendo Satán á Jehová, dijo:
¿Teme Job á Dios de balde?
-
¿No le
has tú cercado á él, y á su casa, y
á todo lo que tiene en derredor? Al
trabajo de sus manos has dado
bendición; por tanto su hacienda ha
crecido sobre la tierra.
-
Mas
extiende ahora tu mano, y toca á
todo lo que tiene, y verás si no te
blasfema en tu rostro.
-
Y dijo
Jehová á Satán: He aquí, todo lo que
tiene está en tu mano: solamente no
pongas tu mano sobre él. Y salióse
Satán de delante de Jehová.
-
Y un día
aconteció que sus hijos é hijas
comían y bebían vino en casa de su
hermano el primogénito,
-
Y vino
un mensajero á Job, que le dijo:
Estando arando los bueyes, y las
asnas paciendo cerca de ellos,
-
Acometieron los Sabeos, y tomáronlos,
é hirieron á los mozos á filo de
espada: solamente escapé yo para
traerte las nuevas.
-
Aun
estaba éste hablando, y vino otro
que dijo: Fuego de Dios cayó del
cielo, que quemó las ovejas y los
mozos, y los consumió: solamente
escapé yo solo para traerte las
nuevas.
-
Todavía
estaba éste hablando, y vino otro
que dijo: Los Caldeos hicieron tres
escuadrones, y dieron sobre los
camellos, y tomáronlos, é hirieron á
los mozos á filo de espada; y
solamente escapé yo solo para
traerte las nuevas.
-
Entre
tanto que éste hablaba, vino otro
que dijo: Tus hijos y tus hijas
estaban comiendo y bebiendo vino en
casa de su hermano el primogénito;
-
Y he
aquí un gran viento que vino del
lado del desierto, é hirió las
cuatro esquinas de la casa, y cayó
sobre los mozos, y murieron; y
solamente escapé yo solo para
traerte las nuevas.
-
Entonces
Job se levantó, y rasgó su manto, y
trasquiló su cabeza, y cayendo en
tierra adoró;
-
Y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi
madre, y desnudo tornaré allá.
Jehová dió, y Jehová quitó: sea el
nombre de Jehová bendito.
-
En todo
esto no pecó Job, ni atribuyó á Dios
despropósito alguno.
-
Y OTRO
día aconteció que vinieron los hijos
de Dios para presentarse delante de
Jehová, y Satán vino también entre
ellos pareciendo delante de Jehová.
-
Y dijo
Jehová á Satán: ¿De dónde vienes?
Respondió Satán á Jehová, y dijo: De
rodear la tierra, y de andar por
ella.
-
Y Jehová
dijo á Satán: ¿No has considerado á
mi siervo Job, que no hay otro como
él en la tierra, varón perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado
de mal, y que aun retiene su
perfección, habiéndome tú incitado
contra él, para que lo arruinara sin
causa?
-
Y
respondiendo Satán dijo á Jehová:
Piel por piel, todo lo que el hombre
tiene dará por su vida.
-
Mas
extiende ahora tu mano, y toca á su
hueso y á su carne, y verás si no te
blasfema en tu rostro.
-
Y Jehová
dijo á Satán: He aquí, él está en tu
mano; mas guarda su vida.
-
Y salió
Satán de delante de Jehová, é hirió
á Job de una maligna sarna desde la
planta de su pie hasta la mollera de
su cabeza.
-
Y tomaba
una teja para rascarse con ella, y
estaba sentado en medio de ceniza.
-
Díjole
entonces su mujer: ¿Aun retienes tú
tu simplicidad? Bendice á Dios, y
muérete.
-
Y él le
dijo: Como suele hablar cualquiera
de las mujeres fatuas, has hablado.
También recibimos el bien de Dios,
¿y el mal no recibiremos? En todo
esto no pecó Job con sus labios.
-
Y tres
amigos de Job, Eliphaz Temanita, y
Bildad Suhita, y Sophar Naamathita,
luego que oyeron todo este mal que
le había sobrevenido, vinieron cada
uno de su lugar; porque habían
concertado de venir juntos á
condolecerse de él, y á consolarle.
-
Los
cuales alzando los ojos desde lejos,
no lo conocieron, y lloraron á voz
en grito; y cada uno de ellos rasgó
su manto, y esparcieron polvo sobre
sus cabezas hacia el cielo.
-
Así se
sentaron con él en tierra por siete
días y siete noches, y ninguno le
hablaba palabra, porque veían que el
dolor era muy grande.
-
DESPUÉS
de esto abrió Job su boca, y maldijo
su día.
-
Y
exclamó Job, y dijo:
-
Perezca
el día en que yo nací, Y la noche
que se dijo: Varón es concebido.
-
Sea
aquel día sombrío, Y Dios no cuide
de él desde arriba, Ni claridad
sobre él resplandezca.
-
Aféenlo
tinieblas y sombra de muerte; Repose
sobre él nublado, Que lo haga
horrible como caliginoso día.
-
Ocupe la
oscuridad aquella noche; No sea
contada entre los días del año, Ni
venga en él número de los meses.
-
¡Oh si
fuere aquella noche solitaria, Que
no viniera canción alguna en ella!
-
Maldíganla los que maldicen al día,
Los que se aprestan para levantar su
llanto.
-
Oscurézcanse las estrellas de su
alba; Espere la luz, y no venga, Ni
vea los párpados de la mañana:
-
Por
cuanto no cerró las puertas del
vientre donde yo estaba, Ni escondió
de mis ojos la miseria.
-
¿Por qué
no morí yo desde la matriz, O fuí
traspasado en saliendo del vientre?
-
¿Por qué
me previnieron las rodillas? ¿Y para
qué las tetas que mamase?
-
Pues que
ahora yaciera yo, y reposara;
Durmiera, y entonces tuviera reposo,
-
Con los
reyes y con los consejeros de la
tierra, Que edifican para sí los
desiertos;
-
O con
los príncipes que poseían el oro,
Que henchían sus casas de plata.
-
O ¿por
qué no fuí escondido como aborto,
Como los pequeñitos que nunca vieron
luz?
-
Allí los
impíos dejan el perturbar, Y allí
descansan los de cansadas fuerzas.
-
Allí
asimismo reposan los cautivos; No
oyen la voz del exactor.
-
Allí
están el chico y el grande; Y el
siervo libre de su señor.
-
¿Por qué
se da luz al trabajado, Y vida á los
de ánimo en amargura,
-
Que
esperan la muerte, y ella no llega,
Aunque la buscan más que tesoros;
-
Que se
alegran sobremanera, Y se gozan,
cuando hallan el sepulcro?
-
¿Por qué
al hombre que no sabe por donde
vaya, Y al cual Dios ha encerrado?
-
Pues
antes que mi pan viene mi suspiro; Y
mis gemidos corren como aguas.
-
Porque
el temor que me espantaba me ha
venido, Y hame acontecido lo que
temía.
-
No he
tenido paz, no me aseguré, ni me
estuve reposado; Vínome no obstante
turbación.
-
Y
RESPONDIÓ Eliphaz el Temanita, y
dijo:
-
Si
probáremos á hablarte, serte ha
molesto; Mas ¿quién podrá detener
las palabras?
-
He aquí,
tú enseñabas á muchos, Y las manos
flacas corroborabas;
-
Al que
vacilaba, enderezaban tus palabras,
Y esforzabas las rodillas que
decaían.
-
Mas
ahora que el mal sobre ti ha venido,
te es duro; Y cuando ha llegado
hasta ti, te turbas.
-
¿Es este
tu temor, tu confianza, Tu
esperanza, y la perfección de tus
caminos?
-
Recapacita ahora, ¿quién que fuera
inocente se perdiera? Y ¿en dónde
los rectos fueron cortados?
-
Como yo
he visto, los que aran iniquidad Y
siembran injuria, la siegan.
-
Perecen
por el aliento de Dios, Y por el
espíritu de su furor son consumidos.
-
El
bramido del león, y la voz del león,
Y los dientes de los leoncillos son
quebrantados.
-
El león
viejo perece por falta de presa, Y
los hijos del león son esparcidos.
-
El
negocio también me era á mí oculto;
Mas mi oído ha percibido algo de
ello.
-
En
imaginaciones de visiones nocturnas,
Cuando el sueño cae sobre los
hombres,
-
Sobrevínome un espanto y un temblor,
Que estremeció todos mis huesos:
-
Y un
espíritu pasó por delante de mí, Que
hizo se erizara el pelo de mi carne.
-
Paróse
un fantasma delante de mis ojos,
Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo,
oí que decía:
-
¿Si será
el hombre más justo que Dios? ¿Si
será el varón más limpio que el que
lo hizo?
-
He aquí
que en sus siervos no confía, Y notó
necedad en sus ángeles
-
¡Cuánto
más en los que habitan en casas de
lodo, Cuyo fundamento está en el
polvo, Y que serán quebrantados de
la polilla!
-
De la
mañana á la tarde son quebrantados,
Y se pierden para siempre, sin haber
quien lo considere.
-
¿Su
hermosura, no se pierde con ellos
mismos? Mueren, y sin sabiduría.
-
AHORA
pues da voces, si habrá quien te
responda; ¿Y á cuál de los santos te
volverás?
-
Es
cierto que al necio la ira lo mata,
Y al codicioso consume la envidia.
-
Yo he
visto al necio que echaba raíces, Y
en la misma hora maldije su
habitación.
-
Sus
hijos estarán lejos de la salud, Y
en la puerta serán quebrantados, Y
no habrá quien los libre.
-
Su mies
comerán los hambrientos, Y sacaránla
de entre las espinas, Y los
sedientos beberán su hacienda.
-
Porque
la iniquidad no sale del polvo, Ni
la molestia brota de la tierra.
-
Empero
como las centellas se levantan para
volar por el aire, Así el hombre
nace para la aflicción.
-
Ciertamente yo buscaría á Dios, Y
depositaría en él mis negocios:
-
El cual
hace cosas grandes é inescrutables,
Y maravillas que no tienen cuento:
-
Que da
la lluvia sobre la haz de la tierra,
Y envía las aguas por los campos:
-
Que pone
los humildes en altura, Y los
enlutados son levantados á salud:
-
Que
frustra los pensamientos de los
astutos, Para que sus manos no hagan
nada:
-
Que
prende á los sabios en la astucia de
ellos, Y el consejo de los perversos
es entontecido;
-
De día
se topan con tinieblas, Y en mitad
del día andan á tientas como de
noche:
-
Y libra
de la espada al pobre, de la boca de
los impíos, Y de la mano violenta;
-
Pues es
esperanza al menesteroso, Y la
iniquidad cerrará su boca.
-
He aquí,
bienaventurado es el hombre á quien
Dios castiga: Por tanto no
menosprecies la corrección del
Todopoderoso.
-
Porque
él es el que hace la llaga, y él la
vendará: El hiere, y sus manos
curan.
-
En seis
tribulaciones te librará, Y en la
séptima no te tocará el mal.
-
En el
hambre te redimirá de la muerte, Y
en la guerra de las manos de la
espada.
-
Del
azote de la lengua serás encubierto;
Ni temerás de la destrucción cuando
viniere.
-
De la
destrucción y del hambre te reirás,
Y no temerás de las bestias del
campo:
-
Pues aun
con las piedras del campo tendrás tu
concierto, Y las bestias del campo
te serán pacíficas.
-
Y sabrás
que hay paz en tu tienda; Y
visitarás tu morada, y no pecarás.
-
Asimismo
echarás de ver que tu simiente es
mucha, Y tu prole como la hierba de
la tierra.
-
Y
vendrás en la vejez á la sepultura,
Como el montón de trigo que se coge
á su tiempo.
-
He aquí
lo que hemos inquirido, lo cual es
así: Oyelo, y juzga tú para contigo.
-
Y
RESPONDIÓ Job y dijo:
-
¡Oh si
pesasen al justo mi queja y mi
tormento, Y se alzasen igualmente en
balanza!
-
Porque
pesaría aquél más que la arena del
mar: Y por tanto mis palabras son
cortadas.
-
Porque
las saetas del Todopoderoso están en
mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y
terrores de Dios me combaten.
-
¿Acaso
gime el asno montés junto á la
hierba? ¿Muge el buey junto á su
pasto?
-
¿Comeráse
lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto
en la clara del huevo?
-
Las
cosas que mi alma no quería tocar,
Por los dolores son mi comida.
-
¡Quién
me diera que viniese mi petición, Y
que Dios me otorgase lo que espero;
-
Y que
pluguiera á Dios quebrantarme; Que
soltara su mano, y me deshiciera!
-
Y sería
aún mi consuelo, Si me asaltase con
dolor sin dar más tregua, Que yo no
he escondido las palabras del Santo.
-
¿Cuál es
mi fortaleza para esperar aún? ¿Y
cuál mi fin para dilatar mi vida?
-
¿Es mi
fortaleza la de las piedras? ¿O mi
carne, es de acero?
-
¿No me
ayudo cuanto puedo, Y el poder me
falta del todo?
-
El
atribulado es consolado de su
compañero: Mas hase abandonado el
temor del Omnipotente.
-
Mis
hermanos han mentido cual arroyo:
Pasáronse como corrientes
impetuosas,
-
Que
están escondidas por la helada, Y
encubiertas con nieve;
-
Que al
tiempo del calor son deshechas, Y en
calentándose, desaparecen de su
lugar;
-
Apártanse de la senda de su rumbo,
Van menguando y piérdense.
-
Miraron
los caminantes de Temán, Los
caminantes de Saba esperaron en
ellas:
-
Mas
fueron avergonzados por su
esperanza; Porque vinieron hasta
ellas, y halláronse confusos.
-
Ahora
ciertamente como ellas sois
vosotros: Que habéis visto el
tormento, y teméis.
-
¿Os he
dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de
vuestra hacienda;
-
Y
libradme de la mano del opresor, Y
redimidme del poder de los
violentos?
-
Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme
entender en qué he errado.
-
¡Cuán
fuertes son las palabras de
rectitud! Mas ¿qué reprende el que
reprende de vosotros?
-
¿Pensáis
censurar palabras, Y los discursos
de un desesperado, que son como el
viento?
-
También
os arrojáis sobre el huérfano, Y
hacéis hoyo delante de vuestro
amigo.
-
Ahora
pues, si queréis, mirad en mí, Y ved
si miento delante de vosotros.
-
Tornad
ahora, y no haya iniquidad; Volved
aún á considerar mi justicia en
esto.
-
¿Hay
iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi
paladar discernir las cosas
depravadas?
-
CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el
hombre sobre la tierra, Y sus días
son como los días del jornalero.
-
Como el
siervo anhela la sombra, Y como el
jornalero espera el reposo de su
trabajo:
-
Así
poseo yo meses de vanidad, Y noches
de trabajo me dieron por cuenta.
-
Cuando
estoy acostado, digo: ¿Cuándo me
levantaré? Y mide mi corazón la
noche, Y estoy harto de devaneos
hasta el alba.
-
Mi carne
está vestida de gusanos, y de
costras de polvo; Mi piel hendida y
abominable.
-
Y mis
días fueron más ligeros que la
lanzadera del tejedor, Y fenecieron
sin esperanza.
-
Acuérdate que mi vida es viento, Y
que mis ojos no volverán á ver el
bien.
-
Los ojos
de los que me ven, no me verán más:
Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.
-
La nube
se consume, y se va: Así el que
desciende al sepulcro no subirá;
-
No
tornará más á su casa, Ni su lugar
le conocerá más.
-
Por
tanto yo no reprimiré mi boca;
Hablaré en la angustia de mi
espíritu, Y quejaréme con la
amargura de mi alma.
-
¿Soy yo
la mar, ó ballena, Que me pongas
guarda?
-
Cuando
digo: Mi cama me consolará, Mi cama
atenuará mis quejas;
-
Entonces
me quebrantarás con sueños, Y me
turbarás con visiones.
-
Y así mi
alma tuvo por mejor el ahogamiento,
Y quiso la muerte más que mis
huesos.
-
Aburríme: no he de vivir yo para
siempre; Déjáme, pues que mis días
son vanidad.
-
¿Qué es
el hombre, para que lo engrandezcas,
Y que pongas sobre él tu corazón,
-
Y lo
visites todas las mañanas, Y todos
los momentos lo pruebes?
-
¿Hasta
cuándo no me dejarás, Ni me soltarás
hasta que trague mi saliva?
-
Pequé,
¿qué te haré, oh Guarda de los
hombres? ¿Por qué me has puesto
contrario á ti, Y que á mí mismo sea
pesado?
-
¿Y por
qué no quitas mi rebelión, y
perdonas mi iniquidad? Porque ahora
dormiré en el polvo, Y si me
buscares de mañana, ya no seré.
-
Y
RESPONDIÓ Bildad Suhita, y dijo:
-
¿Hasta
cuándo hablarás tales cosas, Y las
palabras de tu boca serán como un
viento fuerte?
-
¿Acaso
pervertirá Dios el derecho, O el
Todopoderoso pervertirá la justicia?
-
Si tus
hijos pecaron contra él, El los echó
en el lugar de su pecado.
-
Si tú de
mañana buscares á Dios, Y rogares al
Todopoderoso;
-
Si
fueres limpio y derecho, Cierto
luego se despertará sobre ti, Y hará
próspera la morada de tu justicia.
-
Y tu
principio habrá sido pequeño, Y tu
postrimería acrecerá en gran manera.
-
Porque
pregunta ahora á la edad pasada, Y
disponte para inquirir de sus padres
de ellos;
-
Pues
nosotros somos de ayer, y no
sabemos, Siendo nuestros días sobre
la tierra como sombra.
-
¿No te
enseñarán ellos, te dirán, Y de su
corazón sacarán palabras?
-
¿Crece
el junco sin lodo? ¿Crece el prado
sin agua?
-
Aun él
en su verdor no será cortado, Y
antes de toda hierba se secará.
-
Tales
son los caminos de todos los que
olvidan á Dios: Y la esperanza del
impío perecerá:
-
Porque
su esperanza será cortada, Y su
confianza es casa de araña.
-
Apoyaráse él sobre su casa, mas no
permanecerá en pie; Atendráse á
ella, mas no se afirmará.
-
A manera
de un árbol, está verde delante del
sol, Y sus renuevos salen sobre su
huerto;
-
Vanse
entretejiendo sus raíces junto á una
fuente, Y enlazándose hasta un lugar
pedregoso.
-
Si le
arrancaren de su lugar, Este
negarále entonces, diciendo: Nunca
te vi.
-
Ciertamente éste será el gozo de su
camino; Y de la tierra de donde se
traspusiere, nacerán otros.
-
He aquí,
Dios no aborrece al perfecto, Ni
toma la mano de los malignos.
-
Aun
henchirá tu boca de risa, Y tus
labios de júbilo.
-
Los que
te aborrecen, serán vestidos de
confusión; Y la habitación de los
impíos perecerá.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
Ciertamente yo conozco que es así:
¿Y cómo se justificará el hombre con
Dios?
-
Si
quisiere contender con él, No le
podrá responder á una cosa de mil.
-
El es
sabio de corazón, y poderoso en
fortaleza, ¿Quién se endureció
contra él, y quedó en paz?
-
Que
arranca los montes con su furor, Y
no conocen quién los trastornó:
-
Que
remueve la tierra de su lugar, Y
hace temblar sus columnas:
-
Que
manda al sol, y no sale; Y sella las
estrellas:
-
El que
extiende solo los cielos, Y anda
sobre las alturas de la mar:
-
El que
hizo el Arcturo, y el Orión, y las
Pléyadas, Y los lugares secretos del
mediodía:
-
El que
hace cosas grandes é
incomprensibles, Y maravillosas, sin
número.
-
He aquí
que él pasará delante de mí, y yo no
lo veré; Y pasará, y no lo
entenderé.
-
He aquí,
arrebatará; ¿quién le hará
restituir? ¿Quién le dirá, Qué
haces?
-
Dios no
tornará atrás su ira, Y debajo de él
se encorvan los que ayudan á los
soberbios.
-
¿Cuánto
menos le responderé yo, Y hablaré
con él palabras estudiadas?
-
Que
aunque fuese yo justo, no
responderé; Antes habré de rogar á
mi juez.
-
Que si
yo le invocase, y él me respondiese,
Aun no creeré que haya escuchado mi
voz.
-
Porque
me ha quebrado con tempestad, Y ha
aumentado mis heridas sin causa.
-
No me ha
concedido que tome mi aliento; Mas
hame hartado de amarguras.
-
Si
habláremos de su potencia, fuerte
por cierto es; Si de juicio, ¿quién
me emplazará?
-
Si yo me
justificare, me condenará mi boca;
Si me dijere perfecto, esto me hará
inicuo.
-
Bien que
yo fuese íntegro, no conozco mi
alma: Reprocharé mi vida.
-
Una cosa
resta que yo diga: Al perfecto y al
impío él los consume.
-
Si azote
mata de presto, Ríese de la prueba
de los inocentes.
-
La
tierra es entregada en manos de los
impíos, Y él cubre el rostro de sus
jueces. Si no es él, ¿quién es?
¿dónde está?
-
Mis días
han sido más ligeros que un correo;
Huyeron, y no vieron el bien.
-
Pasaron
cual navíos veloces: Como el águila
que se arroja á la comida.
-
Si digo:
Olvidaré mi queja, Dejaré mi
aburrimiento, y esforzaréme:
-
Contúrbanme todos mis trabajos; Sé
que no me darás por libre.
-
Yo soy
impío, ¿Para qué trabajaré en vano?
-
Aunque
me lave con aguas de nieve, Y limpie
mis manos con la misma limpieza,
-
Aun me
hundirás en el hoyo, Y mis propios
vestidos me abominarán.
-
Porque
no es hombre como yo, para que yo le
responda, Y vengamos juntamente á
juicio.
-
No hay
entre nosotros árbitro Que ponga su
mano sobre nosotros ambos.
-
Quite de
sobre mí su vara, Y su terror no me
espante.
-
Entonces
hablaré, y no le temeré: Porque así
no estoy en mí mismo.
-
ESTá
mi alma aburrida de mi vida: Daré yo
suelta á mi queja sobre mí, Hablaré
con amargura de mi alma.
-
Diré á
Dios: no me condenes; Hazme entender
por qué pleiteas conmigo.
-
¿Parécete bien que oprimas, Que
deseches la obra de tus manos, Y que
resplandezcas sobre el consejo de
los impíos?
-
¿Tienes
tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el
hombre?
-
¿Son tus
días como los días del hombre, O tus
años como los tiempos humanos,
-
Para que
inquieras mi iniquidad, Y busques mi
pecado,
-
Sobre
saber tú que no soy impío, Y que no
hay quien de tu mano libre?
-
Tus
manos me formaron y me compusieron
Todo en contorno: ¿y así me
deshaces?
-
Acuérdate ahora que como á lodo me
diste forma: ¿Y en polvo me has de
tornar?
-
¿No me
fundiste como leche, Y como un queso
me cuajaste?
-
Vestísteme de piel y carne, Y
cubrísteme de huesos y nervios.
-
Vida y
misericordia me concediste, Y tu
visitación guardó mi espíritu.
-
Y estas
cosas tienes guardadas en tu
corazón; Yo sé que esto está cerca
de ti.
-
Si
pequé, tú me has observado, Y no me
limpias de mi iniquidad.
-
Si fuere
malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo,
no levantaré mi cabeza, Estando
harto de deshonra, Y de verme
afligido.
-
Y subirá
de punto, pues me cazas como á león,
Y tornas á hacer en mí maravillas.
-
Renuevas
contra mí tus plagas, Y aumentas
conmigo tu furor, Remudándose sobre
mí ejércitos.
-
¿Por qué
me sacaste de la matriz? Habría yo
espirado, y no me vieran ojos.
-
Fuera,
como si nunca hubiera sido, Llevado
desde el vientre á la sepultura.
-
¿No son
mis días poca cosa? Cesa pues, y
déjame, para que me conforte un
poco.
-
Antes
que vaya para no volver, A la tierra
de tinieblas y de sombra de muerte;
-
Tierra
de oscuridad, lóbrega Como sombra de
muerte, sin orden, Y que aparece
como la oscuridad misma.
-
Y
RESPONDIÓ Sophar Naamathita, y dijo:
-
¿Las
muchas palabras no han de tener
respuesta? ¿Y el hombre parlero será
justificado?
-
¿Harán
tus falacias callar á los hombres?
¿Y harás escarnio, y no habrá quien
te avergüence?
-
Tú
dices: Mi conversar es puro, Y yo
soy limpio delante de tus ojos.
-
Mas ¡oh
quién diera que Dios hablara, Y
abriera sus labios contigo,
-
Y que te
declarara los arcanos de la
sabiduría, Que son de doble valor
que la hacienda! Conocerías entonces
que Dios te ha castigado menos que
tu iniquidad merece.
-
¿Alcanzarás tú el rastro de Dios?
¿Llegarás tú á la perfección del
Todopoderoso?
-
Es más
alto que los cielos: ¿qué harás? Es
más profundo que el infierno: ¿cómo
lo conocerás?
-
Su
dimensión es más larga que la
tierra, Y más ancha que la mar.
-
Si
cortare, ó encerrare, O juntare,
¿quién podrá contrarrestarle?
-
Porque
él conoce á los hombres vanos: Ve
asimismo la iniquidad, ¿y no hará
caso?
-
El
hombre vano se hará entendido,
Aunque nazca como el pollino del
asno montés.
-
Si tú
apercibieres tu corazón, Y
extendieres á él tus manos;
-
Si
alguna iniquidad hubiere en tu mano,
y la echares de ti, Y no
consintieres que more maldad en tus
habitaciones;
-
Entonces
levantarás tu rostro limpio de
mancha, Y serás fuerte y no temerás:
-
Y
olvidarás tu trabajo, O te acordarás
de él como de aguas que pasaron:
-
Y en
mitad de la siesta se levantará
bonanza; Resplandecerás, y serás
como la mañana:
-
Y
confiarás, que habrá esperanza; Y
cavarás, y dormirás seguro:
-
Y te
acostarás, y no habrá quien te
espante: Y muchos te rogarán.
-
Mas los
ojos de los malos se consumirán, Y
no tendrán refugio; Y su esperanza
será agonía del alma.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
Ciertamente que vosotros sois el
pueblo; Y con vosotros morirá la
sabiduría.
-
También
tengo yo seso como vosotros; No soy
yo menos que vosotros: ¿Y quién
habrá que no pueda decir otro tanto?
-
Yo soy
uno de quien su amigo se mofa, Que
invoca á Dios, y él le responde: Con
todo, el justo y perfecto es
escarnecido.
-
Aquel
cuyos pies van á resbalar, Es como
una lámpara despreciada de aquel que
está á sus anchuras.
-
Prosperan las tiendas de los
ladrones, Y los que provocan á Dios
viven seguros; En cuyas manos él ha
puesto cuanto tienen.
-
Y en
efecto, pregunta ahora á las
bestias, que ellas te enseñarán; Y á
las aves de los cielos, que ellas te
lo mostrarán;
-
O habla
á la tierra, que ella te enseñará;
Los peces de la mar te lo declararán
también.
-
¿Qué
cosa de todas estas no entiende Que
la mano de Jehová la hizo?
-
En su
mano está el alma de todo viviente,
Y el espíritu de toda carne humana.
-
Ciertamente el oído distingue las
palabras, Y el paladar gusta las
viandas.
-
En los
viejos está la ciencia, Y en la
larga edad la inteligencia.
-
Con Dios
está la sabiduría y la fortaleza;
Suyo es el consejo y la
inteligencia.
-
He aquí,
él derribará, y no será edificado:
Encerrará al hombre, y no habrá
quien le abra.
-
He aquí,
el detendrá las aguas, y se secarán;
El las enviará, y destruirán la
tierra.
-
Con él
está la fortaleza y la existencia;
Suyo es el que yerra, y el que hace
errar.
-
El hace
andar á los consejeros desnudos de
consejo, Y hace enloquecer á los
jueces.
-
El
suelta la atadura de los tiranos, Y
ata el cinto á sus lomos.
-
El lleva
despojados á los príncipes, Y
trastorna á los poderosos.
-
El
impide el labio á los que dicen
verdad, Y quita á los ancianos el
consejo.
-
El
derrama menosprecio sobre los
príncipes, Y enflaquece la fuerza de
los esforzados.
-
El
descubre las profundidades de las
tinieblas, Y saca á luz la sombra de
muerte.
-
El
multiplica las gentes, y él las
destruye: El esparce las gentes, y
las torna á recoger.
-
El quita
el seso de las cabezas del pueblo de
la tierra, Y háceles que se pierdan
vagueando sin camino:
-
Van á
tientas como en tinieblas y sin luz,
Y los hace errar como borrachos.
-
HE AQUÍ
que todas estas cosas han visto mis
ojos, Y oído y entendido de por sí
mis oídos.
-
Como
vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy
menos que vosotros.
-
Mas yo
hablaría con el Todopoderoso, Y
querría razonar con Dios.
-
Que
ciertamente vosotros sois
fraguadores de mentira; Sois todos
vosotros médicos nulos.
-
Ojalá
callarais del todo, Porque os fuera
sabiduría.
-
Oid
ahora mi razonamiento, Y estad
atentos á los argumentos de mis
labios.
-
¿Habéis
de hablar iniquidad por Dios?
¿Habéis de hablar por él engaño?
-
¿Habéis
de hacer acepción de su persona?
¿Habéis de pleitear vosotros por
Dios?
-
¿Sería
bueno que él os escudriñase? ¿Os
burlaréis de él como quien se burla
de algún hombre?
-
El os
reprochará de seguro, Si
solapadamente hacéis acepción de
personas.
-
De
cierto su alteza os había de
espantar, Y su pavor había de caer
sobre vosotros.
-
Vuestras
memorias serán comparadas á la
ceniza, Y vuestros cuerpos como
cuerpos de lodo.
-
Escuchadme, y hablaré yo, Y véngame
después lo que viniere.
-
¿Por qué
quitaré yo mi carne con mis dientes,
Y pondré mi alma en mi mano?
-
He aquí,
aunque me matare, en él esperaré;
Empero defenderé delante de él mis
caminos.
-
Y él
mismo me será salud, Porque no
entrará en su presencia el
hipócrita.
-
Oid con
atención mi razonamiento, Y mi
denunciación con vuestros oídos.
-
He aquí
ahora, si yo me apercibiere á
juicio, Sé que seré justificado.
-
¿Quién
es el que pleiteará conmigo? Porque
si ahora yo callara, fenecería.
-
A lo
menos dos cosas no hagas conmigo;
Entonces no me esconderé de tu
rostro:
-
Aparta
de mí tu mano, Y no me asombre tu
terror.
-
Llama
luego, y yo responderé; O yo
hablaré, y respóndeme tú.
-
¿Cuántas
iniquidades y pecados tengo yo?
Hazme entender mi prevaricación y mi
pecado.
-
¿Por qué
escondes tu rostro, Y me cuentas por
tu enemigo?
-
¿A la
hoja arrebatada has de quebrantar?
¿Y á una arista seca has de
perseguir?
-
¿Por qué
escribes contra mí amarguras, Y me
haces cargo de los pecados de mi
mocedad?
-
Pones
además mis pies en el cepo, y
guardas todos mis caminos,
Imprimiéndolo á las raíces de mis
pies.
-
Y el
cuerpo mío se va gastando como de
carcoma, Como vestido que se come de
polilla.
-
EL
HOMBRE nacido de mujer, Corto de
días, y harto de sinsabores:
-
Que sale
como una flor y es cortado; Y huye
como la sombra, y no permanece.
-
¿Y sobre
éste abres tus ojos, Y me traes á
juicio contigo?
-
¿Quién
hará limpio de inmundo? Nadie.
-
Ciertamente sus días están
determinados, y el número de sus
meses está cerca de ti: Tú le
pusiste términos, de los cuales no
pasará.
-
Si tú lo
dejares, él dejará de ser: Entre
tanto deseará, como el jornalero, su
día.
-
Porque
si el árbol fuere cortado, aún queda
de él esperanza; retoñecerá aún, Y
sus renuevos no faltarán.
-
Si se
envejeciere en la tierra su raíz, Y
su tronco fuere muerto en el polvo,
-
Al
percibir el agua reverdecerá, Y hará
copa como planta.
-
Mas el
hombre morirá, y será cortado; Y
perecerá el hombre, ¿y dónde estará
él?
-
Las
aguas de la mar se fueron, Y agotóse
el río, secóse.
-
Así el
hombre yace, y no se tornará á
levantar: Hasta que no haya cielo no
despertarán, Ni se levantarán de su
sueño.
-
¡Oh
quién me diera que me escondieses en
el sepulcro, Que me encubrieras
hasta apaciguarse tu ira, Que me
pusieses plazo, y de mí te
acordaras!
-
Si el
hombre muriere, ¿volverá á vivir?
Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi mutación.
-
Aficionado á la obra de tus manos,
Llamarás, y yo te responderé.
-
Pues
ahora me cuentas los pasos, Y no das
tregua á mi pecado.
-
Tienes
sellada en saco mi prevaricación, Y
coacervas mi iniquidad.
-
Y
ciertamente el monte que cae se
deshace, Y las peñas son traspasadas
de su lugar;
-
Las
piedras son desgastadas con el agua
impetuosa, Que se lleva el polvo de
la tierra: de tal manera haces tú
perecer la esperanza del hombre.
-
Para
siempre serás más fuerte que él, y
él se va; Demudarás su rostro, y
enviaráslo.
-
Sus
hijos serán honrados, y él no lo
sabrá; O serán humillados, y no
entenderá de ellos.
-
Mas su
carne sobre él se dolerá, Y
entristecerse ha en él su alma.
-
Y
RESPONDIÓ Eliphaz Temanita, y dijo:
-
¿Si
proferirá el sabio vana sabiduría, Y
henchirá su vientre de viento
solano?
-
¿Disputará con palabras inútiles, Y
con razones sin provecho?
-
Tú
también disipas el temor, Y
menoscabas la oración delante de
Dios.
-
Porque
tu boca declaró tu iniquidad, Pues
has escogido el hablar de los
astutos.
-
Tu boca
te condenará, y no yo; Y tus labios
testificarán contra ti.
-
¿Naciste
tú primero que Adam? ¿O fuiste
formado antes que los collados?
-
¿Oíste
tú el secreto de Dios, Que detienes
en ti solo la sabiduría?
-
¿Qué
sabes tú que no sepamos? ¿Qué
entiendes que no se halle en
nosotros?
-
Entre
nosotros también hay cano, también
hay viejo Mucho mayor en días que tu
padre.
-
¿En tan
poco tienes las consolaciones de
Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa
oculta cerca de ti?
-
¿Por qué
te enajena tu corazón, Y por qué
guiñan tus ojos,
-
Pues
haces frente á Dios con tu espíritu,
Y sacas tales palabras de tu boca?
-
¿Qué
cosa es el hombre para que sea
limpio, Y que se justifique el
nacido de mujer?
-
He aquí
que en sus santos no confía, Y ni
los cielos son limpios delante de
sus ojos:
-
¿Cuánto
menos el hombre abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como agua?
-
Escúchame; yo te mostraré Y te
contaré lo que he visto:
-
(Lo que
los sabios nos contaron De sus
padres, y no lo encubrieron;
-
A los
cuales solos fué dada la tierra, Y
no pasó extraño por medio de ellos:)
-
Todos
los días del impío, él es
atormentado de dolor, Y el número de
años es escondido al violento.
-
Estruendos espantosos hay en sus
oídos; En la paz le vendrá quien lo
asuele.
-
El no
creerá que ha de volver de las
tinieblas, Y está mirando al
cuchillo.
-
Desasosegado á comer siempre, Sabe
que le está aparejado día de
tinieblas.
-
Tribulación y angustia le
asombrarán, Y esforzaránse contra él
como un rey apercibido para la
batalla.
-
Por
cuanto él extendió su mano contra
Dios, Y se esforzó contra el
Todopoderoso,
-
El le
acometerá en la cerviz, En lo grueso
de las hombreras de sus escudos:
-
Porque
cubrió su rostro con su gordura, E
hizo pliegues sobre los ijares;
-
Y habitó
las ciudades asoladas, Las casas
inhabitadas, Que estaban puestas en
montones.
-
No
enriquecerá, ni será firme su
potencia, Ni extenderá por la tierra
su hermosura.
-
No se
escapará de las tinieblas: La llama
secará sus ramos, Y con el aliento
de su boca perecerá.
-
No
confíe el iluso en la vanidad;
Porque ella será su recompensa.
-
El será
cortado antes de su tiempo, Y sus
renuevos no reverdecerán.
-
El
perderá su agraz como la vid, Y
derramará su flor como la oliva.
-
Porque
la sociedad de los hipócritas será
asolada, Y fuego consumirá las
tiendas de soborno.
-
Concibieron dolor, y parieron
iniquidad; Y las entradas de ellos
meditan engaño.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
Muchas
veces he oído cosas como estas:
Consoladores molestos sois todos
vosotros.
-
¿Tendrán
fin las palabras ventosas? O ¿qué te
animará á responder?
-
También
yo hablaría como vosotros. Ojalá
vuestra alma estuviera en lugar de
la mía, Que yo os tendría compañía
en las palabras, Y sobre vosotros
movería mi cabeza.
-
Mas yo
os alentaría con mis palabras, Y la
consolación de mis labios
apaciguaría el dolor vuestro.
-
Si
hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo
de hablar, no se aparta de mí.
-
Empero
ahora me ha fatigado: Has tú asolado
toda mi compañía.
-
Tú me
has arrugado; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para
testificar en mi rostro.
-
Su furor
me destrizó, y me ha sido contrario:
Crujió sus dientes contra mí; Contra
mí aguzó sus ojos mi enemigo.
-
Abrieron
contra mí su boca; Hirieron mis
mejillas con afrenta; Contra mí se
juntaron todos.
-
Hame
entregado Dios al mentiroso, Y en
las manos de los impíos me hizo
estremecer.
-
Próspero
estaba, y desmenuzóme: Y arrebatóme
por la cerviz, y despedazóme, Y
púsome por blanco suyo.
-
Cercáronme sus flecheros, Partió mis
riñones, y no perdonó: Mi hiel
derramó por tierra.
-
Quebrantóme de quebranto sobre
quebranto; Corrió contra mí como un
gigante.
-
Yo cosí
saco sobre mi piel, Y cargué mi
cabeza de polvo.
-
Mi
rostro está enlodado con lloro, Y
mis párpados entenebrecidos:
-
A pesar
de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido mi oración pura.
-
¡Oh
tierra! no cubras mi sangre, Y no
haya lugar á mi clamor.
-
Mas he
aquí que en los cielos está mi
testigo, Y mi testimonio en las
alturas.
-
Disputadores son mis amigos: Mas á
Dios destilarán mis ojos.
-
¡Ojalá
pudiese disputar el hombre con Dios,
Como con su prójimo!
-
Mas los
años contados vendrán, Y yo iré el
camino por donde no volveré.
-
MI
ALIENTO está corrompido, acórtanse
mis días, Y me está aparejado el
sepulcro.
-
No hay
conmigo sino escarnecedores, En cuya
acrimonia se detienen mis ojos.
-
Pon
ahora, dame fianza para litigar
contigo: ¿Quién tocará ahora mi
mano?
-
Porque á
éstos has tú escondido su corazón de
inteligencia: Por tanto, no los
ensalzarás.
-
El que
denuncia lisonjas á sus prójimos,
Los ojos de sus hijos desfallezcan.
-
El me ha
puesto por parábola de pueblos, Y
delante de ellos he sido como
tamboril.
-
Y mis
ojos se oscurecieron de
desabrimiento, Y mis pensamientos
todos son como sombra.
-
Los
rectos se maravillarán de esto, Y el
inocente se levantará contra el
hipócrita.
-
No
obstante, proseguirá el justo su
camino, Y el limpio de manos
aumentará la fuerza.
-
Mas
volved todos vosotros, y venid
ahora, Que no hallaré entre vosotros
sabio.
-
Pasáronse mis días, fueron
arrancados mis pensamientos, Los
designios de mi corazón.
-
Pusieron
la noche por día, Y la luz se acorta
delante de las tinieblas.
-
Si yo
espero, el sepulcro es mi casa: Haré
mi cama en las tinieblas.
-
A la
huesa tengo dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi
hermana.
-
¿Dónde
pues estará ahora mi esperanza? Y mi
esperanza ¿quién la verá?
-
A los
rincones de la huesa descenderán, Y
juntamente descansarán en el polvo.
-
Y
RESPONDIÓ Bildad Suhita, y dijo:
-
¿Cuándo
pondréis fin á las palabras?
Entended, y después hablemos.
-
¿Por qué
somos tenidos por bestias, Y en
vuestros ojos somos viles?
-
Oh tú,
que despedazas tu alma con tu furor,
¿Será dejada la tierra por tu causa,
Y serán traspasadas de su lugar las
peñas?
-
Ciertamente la luz de los impíos
será apagada, Y no resplandecerá la
centella de su fuego.
-
La luz
se oscurecerá en su tienda, Y
apagaráse sobre él su lámpara.
-
Los
pasos de su pujanza serán acortados,
Y precipitarálo su mismo consejo.
-
Porque
red será echada en sus pies, Y sobre
red andará.
-
Lazo
prenderá su calcañar: Afirmaráse la
trampa contra él.
-
Su
cuerda está escondida en la tierra,
Y su torzuelo sobre la senda.
-
De todas
partes lo asombrarán temores, Y
haránle huir desconcertado.
-
Su
fuerza será hambrienta, Y á su lado
estará aparejado quebrantamiento.
-
El
primogénito de la muerte comerá los
ramos de su piel, Y devorará sus
miembros.
-
Su
confianza será arrancada de su
tienda, Y harále esto llevar al rey
de los espantos.
-
En su
tienda morará como si no fuese suya:
Piedra azufre será esparcida sobre
su morada.
-
Abajo se
secarán sus raíces, Y arriba serán
cortadas sus ramas.
-
Su
memoria perecerá de la tierra, Y no
tendrá nombre por las calles.
-
De la
luz será lanzado á las tinieblas, Y
echado fuera del mundo.
-
No
tendrá hijo ni nieto en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas.
-
Sobre su
día se espantarán los por venir,
Como ocupó el pavor á los que fueron
antes.
-
Ciertamente tales son las moradas
del impío, Y este será el lugar del
que no conoció á Dios.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
¿Hasta
cuándo angustiaréis mi alma, Y me
moleréis con palabras?
-
Ya me
habéis vituperado diez veces: ¿No os
avergonzáis de descomediros delante
de mí?
-
Sea así
que realmente haya yo errado,
Conmigo se quedará mi yerro.
-
Mas si
vosotros os engrandeciereis contra
mí, Y adujereis contra mí mi
oprobio,
-
Sabed
ahora que Dios me ha trastornado, Y
traído en derredor su red sobre mí.
-
He aquí
yo clamaré agravio, y no seré oído:
Daré voces, y no habrá juicio.
-
Cercó de
vallado mi camino, y no pasaré; Y
sobre mis veredas puso tinieblas.
-
Hame
despojado de mi gloria, Y quitado la
corona de mi cabeza.
-
Arruinóme por todos lados, y
perezco; Y ha hecho pasar mi
esperanza como árbol arrancado.
-
E hizo
inflamar contra mí su furor, Y
contóme para sí entre sus enemigos.
-
Vinieron
sus ejércitos á una, y trillaron
sobre mí su camino, Y asentaron
campo en derredor de mi tienda.
-
Hizo
alejar de mí mis hermanos, Y
positivamente se extrañaron de mí
mis conocidos.
-
Mis
parientes se detuvieron, Y mis
conocidos se olvidaron de mí.
-
Los
moradores de mi casa y mis criadas
me tuvieron por extraño; Forastero
fuí yo en sus ojos.
-
Llamé á
mi siervo, y no respondió; De mi
propia boca le suplicaba.
-
Mi
aliento vino á ser extraño á mi
mujer, Aunque por los hijos de mis
entrañas le rogaba.
-
Aun los
muchachos me menospreciaron: En
levantándome, hablaban contra mí.
-
Todos
mis confidentes me aborrecieron; Y
los que yo amaba, se tornaron contra
mí.
-
Mi cuero
y mi carne se pegaron á mis huesos;
Y he escapado con la piel de mis
dientes.
-
Oh
vosotros mis amigos, tened compasión
de mí, tened compasión de mí; Porque
la mano de Dios me ha tocado.
-
¿Por qué
me perseguís como Dios, Y no os
hartáis de mis carnes?
-
¡Quién
diese ahora que mis palabras fuesen
escritas! ¡Quién diese que se
escribieran en un libro!
-
¡Que con
cincel de hierro y con plomo Fuesen
en piedra esculpidas para siempre!
-
Yo sé
que mi Redentor vive, Y al fin se
levantará sobre el polvo:
-
Y
después de deshecha esta mi piel,
Aun he de ver en mi carne á Dios;
-
Al cual
yo tengo de ver por mí, Y mis ojos
lo verán, y no otro, Aunque mis
riñones se consuman dentro de mí.
-
Mas
debierais decir: ¿Por qué lo
perseguimos? Ya que la raíz del
negocio en mí se halla.
-
Temed
vosotros delante de la espada;
Porque sobreviene el furor de la
espada á causa de las injusticias,
Para que sepáis que hay un juicio.
-
Y
RESPONDIÓ Sophar Naamathita, y dijo:
-
Por
cierto mis pensamientos me hacen
responder, Y por tanto me apresuro.
-
La
reprensión de mi censura he oído, Y
háceme responder el espíritu de mi
inteligencia.
-
¿No
sabes esto que fué siempre, Desde el
tiempo que fué puesto el hombre
sobre la tierra,
-
Que la
alegría de los impíos es breve, Y el
gozo del hipócrita por un momento?
-
Si
subiere su altivez hasta el cielo, Y
su cabeza tocare en las nubes,
-
Con su
estiércol perecerá para siempre: Los
que le hubieren visto, dirán: ¿Qué
es de él?
-
Como
sueño volará, y no será hallado: Y
disiparáse como visión nocturna.
-
El ojo
que le habrá visto, nunca más le
verá; Ni su lugar le echará más de
ver.
-
Sus
hijos pobres andarán rogando; Y sus
manos tornarán lo que él robó.
-
Sus
huesos están llenos de sus
mocedades, Y con él serán sepultados
en el polvo.
-
Si el
mal se endulzó en su boca, Si lo
ocultaba debajo de su lengua;
-
Si le
parecía bien, y no lo dejaba, Mas
antes lo detenía entre su paladar;
-
Su
comida se mudará en sus entrañas,
Hiel de áspides será dentro de él.
-
Devoró
riquezas, mas vomitarálas; De su
vientre las sacará Dios.
-
Veneno
de áspides chupará; Matarálo lengua
de víbora.
-
No verá
los arroyos, los ríos, Los torrentes
de miel y de manteca.
-
Restituirá el trabajo conforme á la
hacienda que tomó; Y no tragará, ni
gozará.
-
Por
cuanto quebrantó y desamparó á los
pobres, Robó casas, y no las
edificó;
-
Por
tanto, no sentirá él sosiego en su
vientre, Ni salvará nada de lo que
codiciaba.
-
No quedó
nada que no comiese: Por tanto su
bien no será durable.
-
Cuando
fuere lleno su bastimento, tendrá
angustia: Las manos todas de los
malvados vendrán sobre él.
-
Cuando
se pusiere á henchir su vientre,
Dios enviará sobre él el furor de su
ira, Y harála llover sobre él y
sobre su comida.
-
Huirá de
las armas de hierro, Y el arco de
acero le atravesará.
-
Desenvainará y sacará saeta de su
aljaba, Y relumbrante pasará por su
hiel: Sobre él vendrán terrores.
-
Todas
tinieblas están guardadas para sus
secretos: Fuego no soplado lo
devorará; Su sucesor será
quebrantado en su tienda.
-
Los
cielos descubrirán su iniquidad, Y
la tierra se levantará contra él.
-
Los
renuevos de su casa serán
trasportados; Serán derramados en el
día de su furor.
-
Esta es
la parte que Dios apareja al hombre
impío, Y la heredad que Dios le
señala por su palabra.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
Oíd
atentamente mi palabra, Y sea esto
vuestros consuelos.
-
Soportadme, y yo hablaré; Y después
que hubiere hablado, escarneced.
-
¿Hablo
yo á algún hombre? Y ¿por qué no se
ha de angustiar mi espíritu?
-
Miradme,
y espantaos, Y poned la mano sobre
la boca.
-
Aun yo
mismo, cuando me acuerdo, me
asombro, Y toma temblor mi carne.
-
¿Por qué
viven los impíos, Y se envejecen, y
aun crecen en riquezas?
-
Su
simiente con ellos, compuesta
delante de ellos; Y sus renuevos
delante de sus ojos.
-
Sus
casas seguras de temor, Ni hay azote
de Dios sobre ellos.
-
Sus
vacas conciben, no abortan; Paren
sus vacas, y no malogran su cría.
-
Salen
sus chiquitos como manada, Y sus
hijos andan saltando.
-
Al son
de tamboril y cítara saltan, Y se
huelgan al son del órgano.
-
Gastan
sus días en bien, Y en un momento
descienden á la sepultura.
-
Dicen
pues á Dios: Apártate de nosotros,
Que no queremos el conocimiento de
tus caminos.
-
¿Quién
es el Todopoderoso, para que le
sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará
que oremos á él?
-
He aquí
que su bien no está en manos de
ellos: El consejo de los impíos
lejos esté de mí.
-
¡Oh
cuántas veces la lámpara de los
impíos es apagada, Y viene sobre
ellos su quebranto, Y Dios en su ira
les reparte dolores!
-
Serán
como la paja delante del viento, Y
como el tamo que arrebata el
torbellino.
-
Dios
guardará para sus hijos su
violencia; Y le dará su pago, para
que conozca.
-
Verán
sus ojos su quebranto, Y beberá de
la ira del Todopoderoso.
-
Porque
¿qué deleite tendrá él de su casa
después de sí, Siendo cortado el
número de sus meses?
-
¿Enseñará alguien á Dios sabiduría,
Juzgando él á los que están
elevados?
-
Este
morirá en el vigor de su hermosura,
todo quieto y pacífico.
-
Sus
colodras están llenas de leche, Y
sus huesos serán regados de tuétano.
-
Y
estotro morirá en amargura de ánimo,
Y no habiendo comido jamás con
gusto.
-
Igualmente yacerán ellos en el
polvo, Y gusanos los cubrirán.
-
He aquí,
yo conozco vuestros pensamientos, Y
las imaginaciones que contra mí
forjáis.
-
Porque
decís: ¿Qué es de la casa del
príncipe, Y qué de la tienda de las
moradas de los impíos?
-
¿No
habéis preguntado á los que pasan
por los caminos, Por cuyas señas no
negaréis,
-
Que el
malo es reservado para el día de la
destrucción? Presentados serán en el
día de las iras.
-
¿Quién
le denunciará en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará
el pago?
-
Porque
llevado será él á los sepulcros, Y
en el montón permanecerá.
-
Los
terrones del valle le serán dulces;
Y tras de él será llevado todo
hombre, Y antes de él han ido
innumerables.
-
¿Cómo
pues me consoláis en vano, Viniendo
á parar vuestras respuestas en
falacia?
-
Y
RESPONDIÓ Eliphaz Temanita, y dijo:
-
¿Traerá
el hombre provecho á Dios, Porque el
sabio sea provechoso á sí mismo?
-
¿Tiene
su contentamiento el Omnipotente en
que tú seas justificado, O provecho
de que tú hagas perfectos tus
caminos?
-
¿Castigarte acaso, O vendrá contigo
á juicio porque te teme?
-
Por
cierto tu malicia es grande, Y tus
maldades no tienen fin.
-
Porque
sacaste prenda á tus hermanos sin
causa, E hiciste desnudar las ropas
de los desnudos.
-
No diste
de beber agua al cansado, Y
detuviste el pan al hambriento.
-
Empero
el hombre pudiente tuvo la tierra; Y
habitó en ella el distinguido.
-
Las
viudas enviaste vacías, Y los brazos
de los huérfanos fueron quebrados.
-
Por
tanto hay lazos alrededor de ti, Y
te turba espanto repentino;
-
O
tinieblas, porque no veas; Y
abundancia de agua te cubre.
-
¿No está
Dios en la altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas,
cuán elevadas están.
-
¿Y dirás
tú: Qué sabe Dios? ¿Cómo juzgará por
medio de la oscuridad?
-
Las
nubes son su escondedero, y no ve; Y
por el circuito del cielo se pasea.
-
¿Quieres
tú guardar la senda antigua, Que
pisaron los hombres perversos?
-
Los
cuales fueron cortados antes de
tiempo, Cuyo fundamento fué como un
río derramado:
-
Que
decían á Dios: Apártate de nosotros.
¿Y qué les había hecho el
Omnipotente?
-
Habíales
él henchido sus casas de bienes. Sea
empero el consejo de ellos lejos de
mí.
-
Verán
los justos y se gozarán; Y el
inocente los escarnecerá, diciendo:
-
Fué
cortada nuestra sustancia, Habiendo
consumido el fuego el resto de
ellos.
-
Amístate
ahora con él, y tendrás paz; Y por
ello te vendrá bien.
-
Toma
ahora la ley de su boca, Y pon sus
palabras en tu corazón.
-
Si te
tornares al Omnipotente, serás
edificado; Alejarás de tu tienda la
aflicción;
-
Y
tendrás más oro que tierra, Y como
piedras de arroyos oro de Ophir;
-
Y el
Todopoderoso será tu defensa, Y
tendrás plata á montones.
-
Porque
entonces te deleitarás en el
Omnipotente, Y alzarás á Dios tu
rostro.
-
Orarás á
él, y él te oirá; Y tú pagarás tus
votos.
-
Determinarás asimismo una cosa, y
serte ha firme; Y sobre tus caminos
resplandecerá luz.
-
Cuando
fueren abatidos, dirás tú:
Ensalzamiento habrá: Y Dios salvará
al humilde de ojos.
-
El
libertará la isla del inocente; Y
por la limpieza de tus manos será
librada.
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
Hoy
también hablaré con amargura; Que es
más grave mi llaga que mi gemido.
-
¡Quién
me diera el saber dónde hallar á
Dios! Yo iría hasta su silla.
-
Ordenaría juicio delante de él, Y
henchiría mi boca de argumentos.
-
Yo
sabría lo que él me respondería, Y
entendería lo que me dijese.
-
¿Pleitearía conmigo con grandeza de
fuerza? No: antes él la pondría en
mí.
-
Allí el
justo razonaría con él: Y escaparía
para siempre de mi juez.
-
He aquí
yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré:
-
Si al
norte él obrare, yo no lo veré; Al
mediodía se esconderá, y no lo veré.
-
Mas él
conoció mi camino: Probaráme, y
saldré como oro.
-
Mis pies
tomaron su rastro; Guardé su camino,
y no me aparté.
-
Del
mandamiento de sus labios nunca me
separé; Guardé las palabras de su
boca más que mi comida.
-
Empero
si él se determina en una cosa,
¿quién lo apartará? Su alma deseó, é
hizo.
-
El pues
acabará lo que ha determinado de mí:
Y muchas cosas como estas hay en él.
-
Por lo
cual yo me espanto en su presencia:
Consideraré, y temerélo.
-
Dios ha
enervado mi corazón, Y hame turbado
el Omnipotente.
-
¿Por qué
no fuí yo cortado delante de las
tinieblas, Y cubrió con oscuridad mi
rostro?
-
PUESTO
que no son ocultos los tiempos al
Todopoderoso, ¿Por qué los que le
conocen no ven sus días?
-
Traspasan los términos, Roban los
ganados, y apaciéntanlos.
-
Llévanse
el asno de los huérfanos; Prenden el
buey de la viuda.
-
Hacen
apartar del camino á los
menesterosos: Y todos los pobres de
la tierra se esconden.
-
He aquí,
como asnos monteses en el desierto,
Salen á su obra madrugando para
robar; El desierto es mantenimiento
de sus hijos.
-
En el
campo siegan su pasto, Y los impíos
vendimian la viña ajena.
-
Al
desnudo hacen dormir sin ropa, Y que
en el frío no tenga cobertura.
-
Con las
avenidas de los montes se mojan, Y
abrazan las peñas sin tener abrigo.
-
Quitan
el pecho á los huérfanos, Y de sobre
el pobre toman la prenda.
-
Al
desnudo hacen andar sin vestido, Y á
los hambrientos quitan los
hacecillos.
-
De
dentro de sus paredes exprimen el
aceite, Pisan los lagares, y mueren
de sed.
-
De la
ciudad gimen los hombres, Y claman
las almas de los heridos de muerte:
Mas Dios no puso estorbo.
-
Ellos
son los que, rebeldes á la luz,
Nunca conocieron sus caminos, Ni
estuvieron en sus veredas.
-
A la luz
se levanta el matador, mata al pobre
y al necesitado, Y de noche es como
ladrón.
-
El ojo
del adúltero está aguardando la
noche, Diciendo: No me verá nadie: Y
esconde su rostro.
-
En las
tinieblas minan las casas, Que de
día para sí señalaron; No conocen la
luz.
-
Porque
la mañana es á todos ellos como
sombra de muerte; Si son conocidos,
terrores de sombra de muerte los
toman.
-
Son
instables más que la superficie de
las aguas; Su porción es maldita en
la tierra; No andarán por el camino
de las viñas.
-
La
sequía y el calor arrebatan las
aguas de la nieve; Y el sepulcro á
los pecadores.
-
Olvidaráse de ellos el seno materno;
de ellos sentirán los gusanos
dulzura; Nunca más habrá de ellos
memoria, Y como un árbol serán los
impíos quebrantados.
-
A la
mujer estéril que no paría, afligió;
Y á la viuda nunca hizo bien.
-
Mas á
los fuertes adelantó con su poder:
Levantóse, y no se da por segura la
vida.
-
Le
dieron á crédito, y se afirmó: Sus
ojos están sobre los caminos de
ellos.
-
Fueron
ensalzados por un poco, mas
desaparecen, Y son abatidos como
cada cual: serán encerrados, Y
cortados como cabezas de espigas.
-
Y si no,
¿quién me desmentirá ahora, O
reducirá á nada mis palabras?
-
Y
RESPONDIÓ Bildad Suhita, y dijo:
-
El
señorío y el temor están con él: El
hace paz en sus alturas.
-
¿Tienen
sus ejércitos número? ¿Y sobre quién
no está su luz?
-
¿Cómo
pues se justificará el hombre con
Dios? ¿Y cómo será limpio el que
nace de mujer?
-
He aquí
que ni aun la misma luna será
resplandeciente, Ni las estrellas
son limpias delante de sus ojos.
-
¿Cuánto
menos el hombre que es un gusano, Y
el hijo de hombre, también gusano?
-
Y
RESPONDIÓ Job, y dijo:
-
¿En qué
ayudaste al que no tiene fuerza?
¿Has amparado al brazo sin
fortaleza?
-
¿En qué
aconsejaste al que no tiene ciencia,
Y mostraste bien sabiduría?
-
¿A quién
has anunciado palabras, Y cuyo es el
espíritu que de ti sale?
-
Cosas
inanimadas son formadas Debajo de
las aguas, y los habitantes de
ellas.
-
El
sepulcro es descubierto delante de
él, Y el infierno no tiene
cobertura.
-
Extiende
el alquilón sobre vacío, Cuelga la
tierra sobre nada.
-
Ata las
aguas en sus nubes, Y las nubes no
se rompen debajo de ellas.
-
El
restriñe la faz de su trono, Y sobre
él extiende su nube.
-
El cercó
con término la superficie de las
aguas, Hasta el fin de la luz y las
tinieblas.
-
Las
columnas del cielo tiemblan, Y se
espantan de su reprensión.
-
El rompe
la mar con su poder, Y con su
entendimiento hiere la hinchazón
suya.
-
Su
espíritu adornó los cielos; Su mano
crió la serpiente tortuosa.
-
He aquí,
estas son partes de sus caminos:
¡Mas cuán poco hemos oído de él!
Porque el estruendo de sus
fortalezas, ¿quién lo detendrá?
-
Y
REASUMIO Job su discurso, y dijo:
-
Vive
Dios, el cual ha apartado mi causa,
Y el Omnipotente, que amargó el alma
mía,
-
Que todo
el tiempo que mi alma estuviere en
mí, Y hubiere hálito de Dios en mis
narices,
-
Mis
labios no hablarán iniquidad, Ni mi
lengua pronunciará engaño.
-
Nunca
tal acontezca que yo os justifique:
Hasta morir no quitaré de mí mi
integridad.
-
Mi
justicia tengo asida, y no la
cederé: No me reprochará mi corazón
en el tiempo de mi vida.
-
Sea como
el impío mi enemigo, Y como el
inicuo mi adversario.
-
Porque
¿cuál es la esperanza del hipócrita,
por mucho que hubiere robado, Cuando
Dios arrebatare su alma?
-
¿Oirá
Dios su clamor Cuando la tribulación
sobre él viniere?
-
¿Deleitaráse
en el Omnipotente? ¿Invocará á Dios
en todo tiempo?
-
Yo os
enseñaré en orden á la mano de Dios:
No esconderé lo que hay para con el
Omnipotente.
-
He aquí
que todos vosotros lo habéis visto:
¿Por qué pues os desvanecéis con
fantasía?
-
Esta es
para con Dios la suerte del hombre
impío, Y la herencia que los
violentos han de recibir del
Omnipotente.
-
Si sus
hijos fueren multiplicados, serán
para el cuchillo; Y sus pequeños no
se hartarán de pan;
-
Los que
le quedaren, en muerte serán
sepultados; Y no llorarán sus
viudas.
-
Si
amontonare plata como polvo, Y si
preparare ropa como lodo;
-
Habrála
él preparado, mas el justo se
vestirá, Y el inocente repartirá la
plata.
-
Edificó
su casa como la polilla, Y cual
cabaña que el guarda hizo.
-
El rico
dormirá, mas no será recogido:
Abrirá sus ojos, mas él no será.
-
Asirán
de él terrores como aguas:
Torbellino lo arrebatará de noche.
-
Lo
antecogerá el solano, y partirá; Y
tempestad lo arrebatará del lugar
suyo.
-
Dios
pues descargará sobre él, y no
perdonará: Hará él por huir de su
mano.
-
Batirán
sus manos sobre él, Y desde su lugar
le silbarán.
-
CIERTAMENTE la plata tiene sus
veneros, Y el oro lugar donde se
forma.
-
El
hierro se saca del polvo, Y de la
piedra es fundido el metal.
-
A las
tinieblas puso término, Y examina
todo á la perfección, Las piedras
que hay en la oscuridad y en la
sombra de muerte.
-
Brota el
torrente de junto al morador, Aguas
que el pie había olvidado: Sécanse
luego, vanse del hombre.
-
De la
tierra nace el pan, Y debajo de ella
estará como convertida en fuego.
-
Lugar
hay cuyas piedras son zafiro, Y sus
polvos de oro.
-
Senda
que nunca la conoció ave, Ni ojo de
buitre la vió:
-
Nunca la
pisaron animales fieros, Ni león
pasó por ella.
-
En el
pedernal puso su mano, Y trastornó
los montes de raíz.
-
De los
peñascos cortó ríos, Y sus ojos
vieron todo lo preciado.
-
Detuvo
los ríos en su nacimiento, E hizo
salir á luz lo escondido.
-
Empero
¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y
dónde está el lugar de la prudencia?
-
No
conoce su valor el hombre, Ni se
halla en la tierra de los vivientes.
-
El
abismo dice: No está en mí: Y la mar
dijo: Ni conmigo.
-
No se
dará por oro, Ni su precio será á
peso de plata.
-
No puede
ser apreciada con oro de Ophir, Ni
con onique precioso, ni con zafiro.
-
El oro
no se le igualará, ni el diamante;
Ni se trocará por vaso de oro fino.
-
De coral
ni de perlas no se hará mención: La
sabiduría es mejor que piedras
preciosas.
-
No se
igualará con ella esmeralda de
Ethiopía; No se podrá apreciar con
oro fino.
-
¿De
dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y
dónde está el lugar de la
inteligencia?
-
Porque
encubierta está á los ojos de todo
viviente, y á toda ave del cielo es
oculta.
-
El
infierno y la muerte dijeron: Su
fama hemos oído con nuestros oídos.
-
Dios
entiende el camino de ella, Y él
conoce su lugar.
-
Porque
él mira hasta los fines de la
tierra, Y ve debajo de todo el
cielo.
-
Al dar
peso al viento, Y poner las aguas
por medida;
-
Cuando
él hizo ley á la lluvia, Y camino al
relámpago de los truenos:
-
Entonces
la veía él, y la manifestaba:
Preparóla y descubrióla también.
-
Y dijo
al hombre: He aquí que el temor del
Señor es la sabiduría, Y el
apartarse del mal la inteligencia.
-
Y VOLVIÓ
Job á tomar su propósito, y dijo:
-
¡Quién
me tornase como en los meses
pasados, Como en los días que Dios
me guardaba,
-
Cuando
hacía resplandecer su candela sobre
mi cabeza, A la luz de la cual yo
caminaba en la oscuridad;
-
Como fué
en los días de mi mocedad, Cuando el
secreto de Dios estaba en mi tienda;
-
Cuando
aún el Omnipotente estaba conmigo, Y
mis hijos alrededor de mi;
-
Cuando
lavaba yo mis caminos con manteca, Y
la piedra me derramaba ríos de
aceite!
-
Cuando
salía á la puerta á juicio, Y en la
plaza hacía preparar mi asiento,
-
Los
mozos me veían, y se escondían; Y
los viejos se levantaban, y estaban
en pie;
-
Los
príncipes detenían sus palabras,
Ponían la mano sobre su boca;
-
La voz
de los principales se ocultaba, Y su
lengua se pegaba á su paladar:
-
Cuando
los oídos que me oían, me llamaban
bienaventurado, Y los ojos que me
veían, me daban testimonio:
-
Porque
libraba al pobre que gritaba, Y al
huérfano que carecía de ayudador.
-
La
bendición del que se iba á perder
venía sobre mí; Y al corazón de la
viuda daba alegría.
-
Vestíame
de justicia, y ella me vestía como
un manto; Y mi toca era juicio.
-
Yo era
ojos al ciego, Y pies al cojo.
-
A los
menesterosos era padre; Y de la
causa que no entendía, me informaba
con diligencia:
-
Y
quebraba los colmillos del inicuo, Y
de sus dientes hacía soltar la
presa.
-
Y decía
yo: En mi nido moriré, Y como arena
multiplicaré días.
-
Mi raíz
estaba abierta junto á las aguas, Y
en mis ramas permanecía el rocío.
-
Mi honra
se renovaba en mí, Y mi arco se
corroboraba en mi mano.
-
Oíanme,
y esperaban; Y callaban á mi
consejo.
-
Tras mi
palabra no replicaban, Y mi razón
destilaba sobre ellos.
-
Y
esperábanme como á la lluvia, Y
abrían su boca como á la lluvia
tardía.
-
Si me
reía con ellos, no lo creían: Y no
abatían la luz de mi rostro.
-
Calificaba yo el camino de ellos, y
sentábame en cabecera; Y moraba como
rey en el ejército, Como el que
consuela llorosos.
-
MáS
ahora los más mozos de días que yo,
se ríen de mí; Cuyos padres yo
desdeñara ponerlos con los perros de
mi ganado.
-
Porque
¿para qué yo habría menester la
fuerza de sus manos, En los cuales
había perecido con el tiempo?
-
Por
causa de la pobreza y del hambre
andaban solos; Huían á la soledad, á
lugar tenebroso, asolado y desierto.
-
Que
cogían malvas entre los arbustos, Y
raíces de enebro para calentarse.
-
Eran
echados de entre las gentes, Y todos
les daban grita como al ladrón.
-
Habitaban en las barrancas de los
arroyos, En las cavernas de la
tierra, y en las rocas.
-
Bramaban
entre las matas, Y se reunían debajo
de las espinas.
-
Hijos de
viles, y hombres sin nombre, Más
bajos que la misma tierra.
-
Y ahora
yo soy su canción, Y he sido hecho
su refrán.
-
Abomínanme, aléjanse de mí, Y aun de
mi rostro no detuvieron su saliva.
-
Porque
Dios desató mi cuerda, y me afligió,
Por eso se desenfrenaron delante de
mi rostro.
-
A la
mano derecha se levantaron los
jóvenes; Empujaron mis pies, Y
sentaron contra mí las vías de su
ruina.
-
Mi senda
desbarataron, Aprovecháronse de mi
quebrantamiento, Contra los cuales
no hubo ayudador.
-
Vinieron
como por portillo ancho,
Revolviéronse á mi calamidad.
-
Hanse
revuelto turbaciones sobre mí;
Combatieron como viento mi alma, Y
mi salud pasó como nube
-
Y ahora
mi alma está derramada en mí; Días
de aflicción me han aprehendido.
-
De noche
taladra sobre mí mis huesos, Y mis
pulsos no reposan.
-
Con la
grande copia de materia mi vestidura
está demudada; Cíñeme como el cuello
de mi túnica.
-
Derribóme en el lodo, Y soy
semejante al polvo y á la ceniza.
-
Clamo á
ti, y no me oyes; Preséntome, y no
me atiendes.
-
Haste
tornado cruel para mí: Con la
fortaleza de tu mano me amenazas.
-
Levantásteme, é hicísteme cabalgar
sobre el viento, Y disolviste mi
sustancia.
-
Porque
yo conozco que me reduces á la
muerte; Y á la casa determinada á
todo viviente.
-
Mas él
no extenderá la mano contra el
sepulcro; ¿Clamarán los sepultados
cuando él los quebrantare?
-
¿No
lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no
se entristeció sobre el menesteroso?
-
Cuando
esperaba yo el bien, entonces vino
el mal; Y cuando esperaba luz, la
oscuridad vino.
-
Mis
entrañas hierven, y no reposan; Días
de aflicción me han sobrecogido.
-
Denegrido ando, y no por el sol:
Levantádome he en la congregación, y
clamado.
-
He
venido á ser hermano de los
dragones, Y compañero de los buhos.
-
Mi piel
está denegrida sobre mí, Y mis
huesos se secaron con ardentía.
-
Y hase
tornado mi arpa en luto, Y mi órgano
en voz de lamentadores.
-
HICE
pacto con mis ojos: ¿Cómo pues había
yo de pensar en virgen?
-
Porque
¿qué galardón me daría de arriba
Dios, Y qué heredad el Omnipotente
de las alturas?
-
¿No hay
quebrantamiento para el impío, Y
extrañamiento para los que obran
iniquidad?
-
¿No ve
él mis caminos, Y cuenta todos mis
pasos?
-
Si
anduve con mentira, Y si mi pie se
apresuró á engaño,
-
Péseme
Dios en balanzas de justicia, Y
conocerá mi integridad.
-
Si mis
pasos se apartaron del camino, Y si
mi corazón se fué tras mis ojos, Y
si algo se apegó á mis manos,
-
Siembre
yo, y otro coma, Y mis verduras sean
arrancadas.
-
Si fué
mi corazón engañado acerca de mujer,
Y si estuve acechando á la puerta de
mi prójimo:
-
Muela
para otro mi mujer, Y sobre ella
otros se encorven.
-
Porque
es maldad é iniquidad, Que han de
castigar los jueces.
-
Porque
es fuego que devoraría hasta el
sepulcro, Y desarraigaría toda mi
hacienda.
-
Si
hubiera tenido en poco el derecho de
mi siervo y de mi sierva, Cuando
ellos pleitearan conmigo,
-
¿Qué
haría yo cuando Dios se levantase? Y
cuando él visitara, ¿qué le
respondería yo?
-
El que
en el vientre me hizo á mí, ¿no lo
hizo á él? ¿Y no nos dispuso uno
mismo en la matriz?
-
Si
estorbé el contento de los pobres, E
hice desfallecer los ojos de la
viuda;
-
Y si
comí mi bocado solo, Y no comió de
él el huerfano;
-
(Porque
desde mi mocedad creció conmigo como
con padre, Y desde el vientre de mi
madre fuí guía de la viuda;)
-
Si he
visto que pereciera alguno sin
vestido, Y al menesteroso sin
cobertura;
-
Si no me
bendijeron sus lomos, Y del vellón
de mis ovejas se calentaron;
-
Si alcé
contra el huérfano mi mano, Aunque
viese que me ayudarían en la puerta;
-
Mi
espalda se caiga de mi hombro, Y mi
brazo sea quebrado de mi canilla.
-
Porque
temí el castigo de Dios, Contra cuya
alteza yo no tendría poder.
-
Si puse
en oro mi esperanza, Y dije al oro:
Mi confianza eres tú;
-
Si me
alegré de que mi hacienda se
multiplicase, Y de que mi mano
hallase mucho;
-
Si he
mirado al sol cuando resplandecía, Y
á la luna cuando iba hermosa,
-
Y mi
corazón se engañó en secreto, Y mi
boca besó mi mano:
-
Esto
también fuera maldad juzgada; Porque
habría negado al Dios soberano.
-
Si me
alegré en el quebrantamiento del que
me aborrecía, Y me regocijé cuando
le halló el mal;
-
(Que ni
aun entregué al pecado mi paladar,
Pidiendo maldición para su alma;)
-
Cuando
mis domésticos decían: ¡Quién nos
diese de su carne! nunca nos
hartaríamos.
-
El
extranjero no tenía fuera la noche;
Mis puertas abría al caminante.
-
Si
encubrí, como los hombres mis
prevaricaciones, Escondiendo en mi
seno mi iniquidad;
-
Porque
quebrantaba á la gran multitud, Y el
menosprecio de las familias me
atemorizó, Y callé, y no salí de mi
puerta:
-
¡Quién
me diera quien me oyese! He aquí mi
impresión es que el Omnipotente
testificaría por mí, Aunque mi
adversario me hiciera el proceso.
-
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi
hombro, Y me lo ataría en lugar de
corona.
-
Yo le
contaría el número de mis pasos, Y
como príncipe me llegaría á él.
-
Si mi
tierra clama contra mí, Y lloran
todos sus surcos;
-
Si comí
su sustancia sin dinero, O afligí el
alma de sus dueños;
-
En lugar
de trigo me nazcan abrojos, Y
espinas en lugar de cebada.
-
Y
CESARON estos tres varones de
responder á Job, por cuanto él era
justo en sus ojos.
-
Entonces
Eliú hijo de Barachêl, Bucita, de la
familia de Ram, se enojó con furor
contra Job: enojóse con furor, por
cuanto justificaba su vida más que á
Dios.
-
Enojóse
asimismo con furor contra sus tres
amigos, porque no hallaban qué
responder, aunque habían condenado á
Job.
-
Y Eliú
había esperado á Job en la disputa,
porque eran más viejos de días que
él.
-
Empero
viendo Eliú que no había respuesta
en la boca de aquelllos tres
varones, su furor se encendió.
-
Y
respondió Eliú hijo de Barachêl,
Buzita, y dijo: Yo soy menor de días
y vosotros viejos; He tenido por
tanto miedo, y temido declararos mi
opinión.
-
Yo
decía: Los días hablarán, Y la
muchedumbre de años declarará
sabiduría.
-
Ciertamente espíritu hay en el
hombre, E inspiración del
Omnipotente los hace que entiendan.
-
No los
grandes son los sabios, Ni los
viejos entienden el derecho.
-
Por
tanto yo dije: Escuchadme; Declararé
yo también mi sabiduría.
-
He aquí
yo he esperado á vuestras razones,
He escuchado vuestros argumentos, En
tanto que buscabais palabras.
-
Os he
pues prestado atención, Y he aquí
que no hay de vosotros quien
redarguya á Job, Y responda á sus
razones.
-
Porque
no digáis: Nosotros hemos hallado
sabiduría: Lanzólo Dios, no el
hombre.
-
Ahora
bien, Job no enderezó á mí sus
palabras, Ni yo le responderé con
vuestras razones.
-
Espantáronse, no respondieron más;
Fuéronseles los razonamientos.
-
Yo pues
he esperado, porque no hablaban,
Antes pararon, y no respondieron
más.
-
Por eso
yo también responderé mi parte,
También yo declararé mi juicio.
-
Porque
lleno estoy de palabras, Y el
espíritu de mi vientre me constriñe.
-
De
cierto mi vientre está como el vino
que no tiene respiradero, Y se rompe
como odres nuevos.
-
Hablaré
pues y respiraré; Abriré mis labios,
y responderé.
-
No haré
ahora acepción de personas, Ni usaré
con hombre de lisonjeros títulos.
-
Porque
no sé hablar lisonjas: De otra
manera en breve mi Hacedor me
consuma.
-
POR
tanto, Job, oye ahora mis razones, Y
escucha todas mis palabras.
-
He aquí
yo abriré ahora mi boca, Y mi lengua
hablará en mi garganta.
-
Mis
razones declararán la rectitud de mi
corazón, Y mis labios proferirán
pura sabiduría.
-
El
espíritu de Dios me hizo, Y la
inspiración del Omnipotente me dió
vida.
-
Si
pudieres, respóndeme: Dispón tus
palabras, está delante de mí.
-
Heme
aquí á mí en lugar de Dios, conforme
á tu dicho: De lodo soy yo también
formado.
-
He aquí
que mi terror no te espantará, Ni mi
mano se agravará sobre ti.
-
De
cierto tú dijiste á oídos míos, Y yo
oí la voz de tus palabras que
decían:
-
Yo soy
limpio y sin defecto; Y soy
inocente, y no hay maldad en mí.
-
He aquí
que él buscó achaques contra mí, Y
me tiene por su enemigo;
-
Puso mis
pies en el cepo, Y guardó todas mis
sendas.
-
He aquí
en esto no has hablado justamente:
Yo te responderé que mayor es Dios
que el hombre.
-
¿Por qué
tomaste pleito contra él? Porque él
no da cuenta de ninguna de sus
razones.
-
Sin
embargo, en una ó en dos maneras
habla Dios; Mas el hombre no
entiende.
-
Por
sueño de visión nocturna, Cuando el
sueño cae sobre los hombres, Cuando
se adormecen sobre el lecho;
-
Entonces
revela al oído de los hombres, Y les
señala su consejo;
-
Para
quitar al hombre de su obra, Y
apartar del varón la soberbia.
-
Detendrá
su alma de corrupción, Y su vida de
que pase á cuchillo.
-
También
sobre su cama es castigado Con dolor
fuerte en todos sus huesos,
-
Que le
hace que su vida aborrezca el pan, Y
su alma la comida suave.
-
Su carne
desfallece sin verse, Y sus huesos,
que antes no se veían, aparecen.
-
Y su
alma se acerca al sepulcro, Y su
vida á los que causan la muerte.
-
Si
tuviera cerca de él Algún elocuente
anunciador muy escogido, Que anuncie
al hombre su deber;
-
Que le
diga que Dios tuvo de él
misericordia, Que lo libró de
descender al sepulcro, Que halló
redención:
-
Enterneceráse su carne más que de
niño, Volverá á los días de su
mocedad.
-
Orará á
Dios, y le amará, Y verá su faz con
júbilo: Y él restituirá al hombre su
justicia.
-
El mira
sobre los hombres; y el que dijere:
Pequé, y pervertí lo recto, Y no me
ha aprovechado;
-
Dios
redimirá su alma, que no pase al
sepulcro, Y su vida se verá en luz.
-
He aquí,
todas estas cosas hace Dios Dos y
tres veces con el hombre;
-
Para
apartar su alma del sepulcro, Y para
iluminarlo con la luz de los
vivientes.
-
Escucha,
Job, y óyeme; Calla, y yo hablaré.
-
Que si
tuvieres razones, respóndeme; Habla,
porque yo te quiero justificar.
-
Y si no,
óyeme tú á mí; Calla, y enseñarte he
sabiduría.
-
ADEMÁS
respondió Eliú, y dijo:
-
Oíd,
sabios, mis palabras; Y vosotros,
doctos, estadme atentos.
-
Porque
el oído prueba las palabras, Como el
paladar gusta para comer.
-
Escojamos para nosotros el juicio,
Conozcamos entre nosotros cuál sea
lo bueno;
-
Porque
Job ha dicho: Yo soy justo, Y Dios
me ha quitado mi derecho.
-
¿He de
mentir yo contra mi razón? Mi saeta
es gravosa sin haber yo prevaricado.
-
¿Qué
hombre hay como Job, Que bebe el
escarnio como agua?
-
Y va en
compañía con los que obran
iniquidad, Y anda con los hombres
maliciosos.
-
Porque
ha dicho: De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad con Dios.
-
Por
tanto, varones de seso, oidme; Lejos
esté de Dios la impiedad, Y del
Omnipotente la iniquidad.
-
Porque
él pagará al hombre según su obra, Y
él le hará hallar conforme á su
camino.
-
Sí, por
cierto, Dios no hará injusticia, Y
el Omnipotente no pervertirá el
derecho.
-
¿Quién
visitó por él la tierra? ¿Y quién
puso en orden todo el mundo?
-
Si él
pusiese sobre el hombre su corazón,
Y recogiese así su espíritu y su
aliento,
-
Toda
carne perecería juntamente, Y el
hombre se tornaría en polvo.
-
Si pues
hay en ti entendimiento, oye esto:
Escucha la voz de mis palabras.
-
¿Enseñorearáse
el que aborrece juicio? ¿Y
condenarás tú al que es tan justo?
-
¿Hase de
decir al rey: Perverso; Y á los
príncipes: Impíos?
-
¿Cuánto
menos á aquel que no hace acepción
de personas de príncipes, Ni el rico
es de él más respetado que el pobre?
Porque todos son obras de sus manos.
-
En un
momento morirán, y á media noche Se
alborotarán los pueblos, y pasarán,
Y sin mano será quitado el poderoso.
-
Porque
sus ojos están sobre los caminos del
hombre, Y ve todos sus pasos.
-
No hay
tinieblas ni sombra de muerte Donde
se encubran los que obran maldad.
-
No carga
pues él al hombre más de lo justo,
Para que vaya con Dios á juicio.
-
El
quebrantará á los fuertes sin
pesquisa, Y hará estar otros en su
lugar.
-
Por
tanto él hará notorias las obras de
ellos, Cuando los trastornará en la
noche, y serán quebrantados.
-
Como á
malos los herirá En lugar donde sean
vistos:
-
Por
cuanto así se apartaron de él, Y no
consideraron todos sus caminos;
-
Haciendo
venir delante de él el clamor del
pobre, Y que oiga el clamor de los
necesitados.
-
Y si él
diere reposo, ¿quién inquietará? Si
escondiere el rostro, ¿quién lo
mirará? Esto sobre una nación, y lo
mismo sobre un hombre;
-
Haciendo
que no reine el hombre hipócrita
Para vejaciones del pueblo.
-
De
seguro conviene se diga á Dios:
Llevado he ya castigo, no más
ofenderé:
-
Enséñame
tú lo que yo no veo: Que si hice
mal, no lo haré más.
-
¿Ha de
ser eso según tu mente? El te
retribuirá, ora rehuses, Ora
aceptes, y no yo: Di si no, lo que
tú sabes.
-
Los
hombres de seso dirán conmigo, Y el
hombre sabio me oirá:
-
Que Job
no habla con sabiduría, Y que sus
palabras no son con entendimiento.
-
Deseo yo
que Job sea probado ampliamente, A
causa de sus respuestas por los
hombres inicuos.
-
Porque á
su pecado añadió impiedad: Bate las
manos entre nosotros, Y contra Dios
multiplica sus palabras.
-
Y
PROCEDIENDO Eliú en su razonamiento,
dijo:
-
¿Piensas
ser conforme á derecho Esto que
dijiste: Más justo soy yo que Dios?
-
Porque
dijiste: ¿Qué ventaja sacarás tú de
ello? ¿O qué provecho tendré de mi
pecado?
-
Yo te
responderé razones, Y á tus
compañeros contigo.
-
Mira á
los cielos, y ve, Y considera que
las nubes son más altas que tú.
-
Si
pecares, ¿qué habrás hecho contra
él? Y si tus rebeliones se
multiplicaren, ¿qué le harás tú?
-
Si
fueres justo, ¿qué le darás á el? ¿O
qué recibirá de tu mano?
-
Al
hombre como tú dañará tu impiedad, Y
al hijo del hombre aprovechará tu
justicia.
-
A causa
de la multitud de las violencias
clamarán, Y se lamentarán por el
poderío de los grandes.
-
Y
ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi
Hacedor, Que da canciones en la
noche,
-
Que nos
enseña más que á las bestias de la
tierra, Y nos hace sabios más que
las aves del cielo?
-
Allí
clamarán, y él no oirá, Por la
soberbia de los malos.
-
Ciertamente Dios no oirá la vanidad,
Ni la mirará el Omnipotente.
-
Aunque
más digas, No lo mirará; Haz juicio
delante de él, y en él espera.
-
Mas
ahora, porque en su ira no visita,
Ni conoce con rigor,
-
(35-15)
Por eso Job abrió su boca vanamente,
Y multiplica palabras sin sabiduría.
-
Y AÑADIÓ
Eliú, y dijo:
-
Espérame
un poco, y enseñarte he; Porque
todavía tengo razones en orden á
Dios.
-
Tomaré
mi noticia de lejos, Y atribuiré
justicia á mi Hacedor.
-
Porque
de cierto no son mentira mis
palabras; Contigo está el que es
íntegro en sus conceptos.
-
He aquí
que Dios es grande, mas no desestima
á nadie; Es poderoso en fuerza de
sabiduría.
-
No
otorgará vida al impío, Y á los
afligidos dará su derecho.
-
No
quitará sus ojos del justo; Antes
bien con los reyes los pondrá en
solio para siempre, Y serán
ensalzados.
-
Y si
estuvieren prendidos en grillos, Y
aprisionados en las cuerdas de
aflicción,
-
El les
dará á conocer la obra de ellos, Y
que prevalecieron sus rebeliones.
-
Despierta además el oído de ellos
para la corrección, Y díce les que
se conviertan de la iniquidad.
-
Si
oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus
días en bien, y sus años en
deleites.
-
Mas si
no oyeren, serán pasados á cuchillo,
Y perecerán sin sabiduría.
-
Empero
los hipócritas de corazón lo
irritarán más, Y no clamarán cuando
él los atare.
-
Fallecerá el alma de ellos en su
mocedad, Y su vida entre los
sodomitas.
-
Al pobre
librará de su pobreza, Y en la
aflicción despertará su oído.
-
Asimismo
te apartaría de la boca de la
angustia A lugar espacioso, libre de
todo apuro; Y te asentará mesa llena
de grosura.
-
Mas tú
has llenado el juicio del impío, En
vez de sustentar el juicio y la
justicia.
-
Por lo
cual teme que en su ira no te quite
con golpe, El cual no puedas apartar
de ti con gran rescate.
-
¿Hará él
estima de tus riquezas, ni del oro,
Ni de todas las fuerzas del poder?
-
No
anheles la noche, En que desaparecen
los pueblos de su lugar.
-
Guárdate, no tornes á la iniquidad;
Pues ésta escogiste más bien que la
aflicción.
-
He aquí
que Dios es excelso con su potencia;
¿Qué enseñador semejante á él?
-
¿Quién
le ha prescrito su camino? ¿Y quién
le dirá: Iniquidad has hecho?
-
Acuérdate de engrandecer su obra, La
cual contemplan los hombres.
-
Los
hombres todos la ven; Mírala el
hombre de lejos.
-
He aquí,
Dios es grande, y nosotros no le
conocemos; Ni se puede rastrear el
número de sus años.
-
El
reduce las gotas de las aguas, Al
derramarse la lluvia según el vapor;
-
Las
cuales destilan las nubes, Goteando
en abundancia sobre los hombres.
-
¿Quién
podrá tampoco comprender la
extensión de las nubes, Y el sonido
estrepitoso de su pabellón?
-
He aquí
que sobre él extiende su luz, Y
cobija con ella las raíces de la
mar.
-
Bien que
por esos medios castiga á los
pueblos, A la multitud da comida.
-
Con las
nubes encubre la luz, Y mándale no
brillar, interponiendo aquéllas.
-
Tocante
á ella anunciará el trueno, su
compañero, Que hay acumulación de
ira sobre el que se eleva.
-
A ESTO
también se espanta mi corazón, Y
salta de su lugar.
-
Oid
atentamente su voz terrible, y el
sonido que sale de su boca.
-
Debajo
de todos los cielos lo dirige, Y su
luz hasta los fines de la tierra.
-
Después
de ella bramará el sonido, Tronará
él con la voz de su magnificencia; Y
aunque sea oída su voz, no los
detiene.
-
Tronará
Dios maravillosamente con su voz; El
hace grandes cosas, que nosotros no
entendemos.
-
Porque á
la nieve dice: Desciende á la
tierra; También á la llovizna, Y á
los aguaceros de su fortaleza.
-
Así hace
retirarse á todo hombre, Para que
los hombres todos reconozcan su
obra.
-
La
bestia se entrará en su escondrijo,
Y estaráse en sus moradas.
-
Del
mediodía viene el torbellino, Y el
frío de los vientos del norte.
-
Por el
soplo de Dios se da el hielo, Y las
anchas aguas son constreñidas.
-
Regando
también llega á disipar la densa
nube, Y con su luz esparce la
niebla.
-
Asimismo
por sus designios se revuelven las
nubes en derredor, Para hacer sobre
la haz del mundo, En la tierra, lo
que él les mandara.
-
Unas
veces por azote, otras pos causa de
su tierra, Otras por misericordia
las hará parecer.
-
Escucha
esto, Job; Repósate, y considera las
maravillas de Dios.
-
¿Supiste
tú cuándo Dios las ponía en
concierto, Y hacía levantar la luz
de su nube?
-
¿Has tú
conocido las diferencias de las
nubes, Las maravillas del Perfecto
en sabiduría?
-
¿Por qué
están calientes tus vestidos Cuando
se fija el viento del mediodía sobre
la tierra?
-
¿Extendiste tú con él los cielos,
Firmes como un espejo sólido?
-
Muéstranos qué le hemos de decir;
Porque nosotros no podemos componer
las ideas á causa de las tinieblas.
-
¿Será
preciso contarle cuando yo hablaré?
Por más que el hombre razone,
quedará como abismado.
-
He aquí
aún: no se puede mirar la luz
esplendente en los cielos, Luego que
pasa el viento y los limpia,
-
Viniendo
de la parte del norte la dorada
claridad. En Dios hay una majestad
terrible.
-
El es
Todopoderoso, al cual no alcanzamos,
grande en potencia; Y en juicio y en
multitud de justicia no afligirá.
-
Temerlo
han por tanto los hombres: El no
mira á los sabios de corazón.
-
Y
RESPONDIÓ Jehová á Job desde un
torbellino, y dijo:
-
¿Quién
es ése que oscurece el consejo Con
palabras sin sabiduría?
-
Ahora
ciñe como varón tus lomos; Yo te
preguntaré, y hazme saber tú.
-
¿Dónde
estabas cuando yo fundaba la tierra?
Házme lo saber, si tienes
inteligencia.
-
¿Quién
ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O
quién extendió sobre ella cordel?
-
¿Sobre
qué están fundadas sus basas? ¿O
quién puso su piedra angular,
-
Cuando
las estrellas todas del alba
alababan, Y se regocijaban todos los
hijos de Dios?
-
¿Quién
encerró con puertas la mar, Cuando
se derramaba por fuera como saliendo
de madre;
-
Cuando
puse yo nubes por vestidura suya, Y
por su faja oscuridad.
-
Y
establecí sobre ella mi decreto, Y
le puse puertas y cerrojo,
-
Y dije:
Hasta aquí vendrás, y no pasarás
adelante, Y ahí parará la hinchazón
de tus ondas?
-
¿Has tu
mandado á la mañana en tus días?
¿Has mostrado al alba su lugar,
-
Para que
ocupe los fines de la tierra, Y que
sean sacudidos de ella los impíos?
-
Trasmúdase como lodo bajo de sello,
Y viene á estar como con vestidura:
-
Mas la
luz de los impíos es quitada de
ellos, Y el brazo enaltecido es
quebrantado.
-
¿Has
entrado tú hasta los profundos de la
mar, Y has andado escudriñando el
abismo?
-
¿Hante
sido descubiertas las puertas de la
muerte, Y has visto las puertas de
la sombra de muerte?
-
¿Has tú
considerado hasta las anchuras de la
tierra? Declara si sabes todo esto.
-
¿Por
dónde va el camino á la habitación
de la luz, Y dónde está el lugar de
las tinieblas?
-
¿Si
llevarás tú ambas cosas á sus
términos, Y entenderás las sendas de
su casa?
-
¿Sabíaslo
tú porque hubieses ya nacido, O
porque es grande el número de tus
días?
-
¿Has tú
entrado en los tesoros de la nieve,
O has visto los tesoros del granizo,
-
Lo cual
tengo yo reservado para el tiempo de
angustia, Para el día de la guerra y
de la batalla?
-
¿Por qué
camino se reparte la luz, Y se
esparce el viento solano sobre la
tierra?
-
¿Quién
repartió conducto al turbión, Y
camino á los relámpagos y truenos,
-
Haciendo
llover sobre la tierra deshabitada,
Sobre el desierto, donde no hay
hombre,
-
Para
hartar la tierra desierta é inculta,
Y para hacer brotar la tierna
hierba?
-
¿Tiene
la lluvia padre? ¿O quién engendró
las gotas del rocío?
-
¿De qué
vientre salió el hielo? Y la
escarcha del cielo, ¿quién la
engendró?
-
Las
aguas se endurecen á manera de
piedra, Y congélase la haz del
abismo.
-
¿Podrás
tú impedir las delicias de las
Pléyades, O desatarás las ligaduras
del Orión?
-
¿Sacarás
tú á su tiempo los signos de los
cielos, O guiarás el Arcturo con sus
hijos?
-
¿Supiste
tú las ordenanzas de los cielos?
¿Dispondrás tú de su potestad en la
tierra?
-
¿Alzarás
tú á las nubes tu voz, Para que te
cubra muchedumbre de aguas?
-
¿Enviarás tú los relámpagos, para
que ellos vayan? ¿Y diránte ellos:
Henos aquí?
-
¿Quién
puso la sabiduría en el interior? ¿O
quién dió al entendimiento la
inteligencia?
-
¿Quién
puso por cuenta los cielos con
sabiduría? Y los odres de los
cielos, ¿quién los hace parar,
-
Cuando
el polvo se ha convertido en dureza,
Y los terrones se han pegado unos
con otros?
-
¿CAZARÁS
tú la presa para el león? ¿Y
saciarás el hambre de los
leoncillos,
-
Cuando
están echados en las cuevas, O se
están en sus guaridas para acechar?
-
¿Quién
preparó al cuervo su alimento,
Cuando sus pollos claman á Dios,
Bullendo de un lado á otro por
carecer de comida?
-
¿Sabes
tú el tiempo en que paren las cabras
monteses? ¿O miraste tú las ciervas
cuando están pariendo?
-
¿Contaste tú los meses de su preñez,
Y sabes el tiempo cuando han de
parir?
-
Encórvanse, hacen salir sus hijos,
Pasan sus dolores.
-
Sus
hijos están sanos, crecen con el
pasto: Salen y no vuelven á ellas.
-
¿Quién
echó libre al asno montés, y quién
soltó sus ataduras?
-
Al cual
yo puse casa en la soledad, Y sus
moradas en lugares estériles.
-
Búrlase
de la multitud de la ciudad: No oye
las voces del arriero.
-
Lo
oculto de los montes es su pasto, Y
anda buscando todo lo que está
verde.
-
¿Querrá
el unicornio servirte á ti, Ni
quedar á tu pesebre?
-
¿Atarás
tú al unicornio con su coyunda para
el surco? ¿Labrará los valles en pos
de ti?
-
¿Confiarás tú en él, por ser grande
su fortaleza, Y le fiarás tu labor?
-
¿Fiarás
de él que te tornará tu simiente, Y
que la allegará en tu era?
-
¿Diste
tú hermosas alas al pavo real, O
alas y plumas al avestruz?
-
El cual
desampara en la tierra sus huevos, Y
sobre el polvo los calienta,
-
Y
olvídase de que los pisará el pie, Y
que los quebrará bestia del campo.
-
Endurécese para con sus hijos, como
si no fuesen suyos, No temiendo que
su trabajo haya sido en vano:
-
Porque
le privó Dios de sabiduría, Y no le
dió inteligencia.
-
Luego
que se levanta en alto, Búrlase del
caballo y de su jinete.
-
¿Diste
tú al caballo la fortaleza?
¿Vestiste tú su cerviz de relincho?
-
¿Le
intimidarás tú como á alguna
langosta? El resoplido de su nariz
es formidable:
-
Escarba
la tierra, alégrase en su fuerza,
Sale al encuentro de las armas:
-
Hace
burla del espanto, y no teme, Ni
vuelve el rostro delante de la
espada.
-
Contra
él suena la aljaba, El hierro de la
lanza y de la pica:
-
Y él con
ímpetu y furor escarba la tierra,
Sin importarle el sonido de la
bocina;
-
Antes
como que dice entre los clarines: ¡Ea!
Y desde lejos huele la batalla, el
grito de los capitanes, y la
vocería.
-
¿Vuela
el gavilán por tu industria, Y
extiende hacia el mediodía sus alas?
-
¿Se
remonta el águila por tu
mandamiento, Y pone en alto su nido?
-
Ella
habita y está en la piedra, En la
cumbre del peñasco y de la roca.
-
Desde
allí acecha la comida: Sus ojos
observan de muy lejos.
-
Sus
pollos chupan la sangre: Y donde
hubiere cadáveres, allí está.
-
A más de
eso respondió Jehová á Job y dijo:
-
¿Es
sabiduría contender con el
Omnipotente? El que disputa con
Dios, responda á esto.
-
Y
respondió Job á Jehová, y dijo:
-
He aquí
que yo soy vil, ¿qué te responderé?
Mi mano pongo sobre mi boca.
-
Una vez
hablé, y no responderé: Aun dos
veces, mas no tornaré á hablar.
-
ENTONCES
respondió Jehová á Job desde la
oscuridad, y dijo:
-
Cíñete
ahora como varón tus lomos; Yo te
preguntaré, y explícame.
-
¿Invalidarás tú también mi juicio?
¿Me condenarás á mí, para
justificarte á ti?
-
¿Tienes
tú brazo como Dios? ¿Y tronarás tú
con voz como él?
-
Atavíate
ahora de majestad y de alteza: Y
vístete de honra y de hermosura.
-
Esparce
furores de tu ira: Y mira á todo
soberbio, y abátelo.
-
Mira á
todo soberbio, y humíllalo, Y
quebranta á los impíos en su
asiento.
-
Encúbrelos á todos en el polvo,
Venda sus rostros en la oscuridad;
-
Y yo
también te confesaré Que podrá
salvarte tu diestra.
-
He aquí
ahora behemoth, al cual yo hice
contigo; Hierba come como buey.
-
He aquí
ahora que su fuerza está en sus
lomos, Y su fortaleza en el ombligo
de su vientre.
-
Su cola
mueve como un cedro, Y los nervios
de sus genitales son entretejidos.
-
Sus
huesos son fuertes como bronce, Y
sus miembros como barras de hierro.
-
El es la
cabeza de los caminos de Dios: El
que lo hizo, puede hacer que su
cuchillo á él se acerque.
-
Ciertamente los montes producen
hierba para él: Y toda bestia del
campo retoza allá.
-
Echaráse
debajo de las sombras, En lo oculto
de las cañas, y de los lugares
húmedos.
-
Los
árboles sombríos lo cubren con su
sombra; Los sauces del arroyo lo
cercan.
-
He aquí
que él tomará el río sin inmutarse:
Y confíase que el Jordán pasará por
su boca.
-
¿Tomarálo
alguno por sus ojos en armadijos, Y
horadará su nariz?
-
¿SACARáS
tú al leviathán con el anzuelo, O
con la cuerda que le echares en su
lengua?
-
¿Pondrás
tú garfio en sus narices, Y
horadarás con espinas su quijada?
-
¿Multiplicará él ruegos para
contigo? ¿Hablaráte él lisonjas?
-
¿Hará
concierto contigo Para que lo tomes
por siervo perpetuo?
-
¿Jugarás
tú con él como con pájaro, O lo
atarás para tus niñas?
-
¿Harán
de él banquete los compañeros? ¿Partiránlo
entre los mercaderes?
-
¿Cortarás tú con cuchillo su cuero,
O con asta de pescadores su cabeza?
-
Pon tu
mano sobre él; Te acordarás de la
batalla, y nunca más tornarás.
-
He aquí
que la esperanza acerca de él será
burlada; Porque aun á su sola vista
se desmayarán.
-
Nadie
hay tan osado que lo despierte:
¿Quién pues podrá estar delante de
mí?
-
¿Quién
me ha anticipado, para que yo
restituya? Todo lo que hay debajo
del cielo es mío.
-
Yo no
callaré sus miembros, Ni lo de sus
fuerzas y la gracia de su
disposición.
-
¿Quién
descubrirá la delantera de su
vestidura? ¿Quién se llegará á él
con freno doble?
-
¿Quién
abrirá las puertas de su rostro? Los
órdenes de sus dientes espantan.
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La
gloria de su vestido son escudos
fuertes, Cerrados entre sí
estrechamente.
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El uno
se junta con el otro, Que viento no
entra entre ellos.
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Pegado
está el uno con el otro, Están
trabados entre sí, que no se pueden
apartar.
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Con sus
estornudos encienden lumbre, Y sus
ojos son como los párpados del alba.
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De su
boca salen hachas de fuego,
Centellas de fuego proceden.
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De sus
narices sale humo, Como de una olla
ó caldero que hierve.
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Su
aliento enciende los carbones, Y de
su boca sale llama.
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En su
cerviz mora la fortaleza, Y
espárcese el desaliento delante de
él.
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Las
partes momias de su carne están
apretadas: Están en él firmes, y no
se mueven.
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Su
corazón es firme como una piedra, Y
fuerte como la muela de abajo.
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De su
grandeza tienen temor los fuertes, Y
á causa de su desfallecimiento hacen
por purificarse.
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Cuando
alguno lo alcanzare, ni espada, Ni
lanza, ni dardo, ni coselete durará.
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El
hierro estima por pajas, Y el acero
por leño podrido.
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Saeta no
le hace huir; Las piedras de honda
se le tornan aristas.
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Tiene
toda arma por hojarascas, Y del
blandir de la pica se burla.
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Por
debajo tiene agudas conchas; Imprime
su agudez en el suelo.
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Hace
hervir como una olla la profunda
mar, Y tórnala como una olla de
ungüento.
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En pos
de sí hace resplandecer la senda,
Que parece que la mar es cana.
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No hay
sobre la tierra su semejante, Hecho
para nada temer.
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Menosprecia toda cosa alta: Es rey
sobre todos los soberbios.
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Y
RESPONDIÓ Job á Jehová, y dijo:
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Yo
conozco que todo lo puedes, Y que no
hay pensamiento que se esconda de
ti.
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¿Quién
es el que oscurece el consejo sin
ciencia? Por tanto yo denunciaba lo
que no entendía; Cosas que me eran
ocultas, y que no las sabía.
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Oye te
ruego, y hablaré; Te preguntaré, y
tú me enseñarás.
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De oídas
te había oído; Mas ahora mis ojos te
ven.
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Por
tanto me aborrezco, y me arrepiento
En el polvo y en la ceniza.
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Y
aconteció que después que habló
Jehová estas palabras á Job, Jehová
dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se
encendió contra ti y tus dos
compañeros: porque no habéis hablado
por mí lo recto, como mi siervo Job.
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Ahora
pues, tomaos siete becerros y siete
carneros, y andad á mi siervo Job, y
ofreced holocausto por vosotros, y
mi siervo Job orará por vosotros;
porque de cierto á él atenderé para
no trataros afrentosamente, por
cuanto no habéis hablado por mí con
rectitud, como mi siervo Job.
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Fueron
pues Eliphaz Temanita, y Bildad
Suhita, y Sophar Naamatita, é
hicieron como Jehová les dijo: y
Jehová atendió á Job.
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Y mudó
Jehová la aflicción de Job, orando
él por sus amigos: y aumentó al
doble todas las cosas que habían
sido de Job.
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Y
vinieron é él todos sus hermanos, y
todas sus hermanas, y todos los que
antes le habían conocido, y comieron
con él pan en su casa, y
condoliéronse de él, y consoláronle
de todo aquel mal que sobre él había
Jehová traído; y cada uno de ellos
le dió una pieza de moneda, y un
zarcillo de oro.
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Y
bendijo Jehová la postrimería de Job
más que su principio; porque tuvo
catorce mil ovejas, y seis mil
camellos, y mil yuntas de bueyes, y
mil asnas.
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Y tuvo
siete hijos y tres hijas.
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Y llamó
el nombre de la una, Jemimah, y el
nombre de la segunda, Cesiah, y el
nombre de la tercera, Keren-happuch.
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Y no se
hallaron mujeres tan hermosas como
las hijas de Job en toda la tierra:
y dióles su padre herencia entre sus
hermanos.
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Y
después de esto vivió Job ciento y
cuarenta años, y vio á sus hijos, y
á los hijos de sus hijos, hasta la
cuarta generación.
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Murió
pues Job viejo, y lleno de días.
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