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-
PALABRAS
de Nehemías, hijo de Hachâlías. Y
acaeció en el mes de Chisleu, en el
año veinte, estando yo en Susán,
capital del reino,
-
Que vino
Hanani, uno de mis hermanos, él y
ciertos varones de Judá, y
preguntéles por los Judíos que
habían escapado, que habían quedado
de la cautividad, y por Jerusalem.
-
Y
dijéronme: El residuo, los que
quedaron de la cautividad allí en la
provincia, están en gran mal y
afrenta, y el muro de Jerusalem
derribado, y sus puertas quemadas á
fuego.
-
Y fué
que, como yo oí estas palabras,
sentéme y lloré, y enlutéme por
algunos días, y ayuné y oré delante
del Dios de los cielos.
-
Y dije:
Ruégote, oh Jehová, Dios de los
cielos, fuerte, grande, y terrible,
que guarda el pacto y la
misericordia á los que le aman y
guardan sus mandamientos;
-
Esté
ahora atento tu oído, y tus ojos
abiertos, para oír la oración de tu
siervo, que yo hago ahora delante de
ti día y noche, por los hijos de
Israel tus siervos; y confieso los
pecados de los hijos de Israel que
hemos contra ti cometido; sí, yo y
la casa de mi padre hemos pecado.
-
En
extremo nos hemos corrompido contra
ti, y no hemos guardado los
mandamientos, y estatutos y juicios,
que mandaste á Moisés tu siervo.
-
Acuérdate ahora de la palabra que
ordenaste á Moisés tu siervo,
diciendo: Vosotros prevaricaréis, y
yo os esparciré por los pueblos:
-
Mas os
volveréis á mí, y guardaréis mis
mandamientos, y los pondréis por
obra. Si fuere vuestro lanzamiento
hasta el cabo de los cielos, de allí
os juntaré; y traerlos he al lugar
que escogí para hacer habitar allí
mi nombre.
-
Ellos
pues son tus siervos y tu pueblo,
los cuales redimiste con tu gran
fortaleza, y con tu mano fuerte.
-
Ruégote,
oh Jehová, esté ahora atento tu oído
á la oración de tu siervo, y la
oración de tus siervos, quienes
desean temer tu nombre: y ahora
concede hoy próspero suceso á tu
siervo, y dale gracia delante de
aquel varón. Porque yo servía de
copero al rey.
-
Y FUE en
el mes de Nisán, en el año veinte
del rey Artajerjes, que estando ya
el vino delante de él, tomé el vino,
y dilo al rey. Y como yo no había
estado antes triste en su presencia,
-
Díjome
el rey: ¿Por qué está triste tu
rostro, pues no estás enfermo? No es
esto sino quebranto de corazón.
Entonces temí en gran manera.
-
Y dije
al rey: El rey viva para siempre.
¿Cómo no estará triste mi rostro,
cuando la ciudad, casa de los
sepulcros de mis padres, está
desierta, y sus puertas consumidas
del fuego?
-
Y díjome
el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces
oré al Dios de los cielos,
-
Y dije
al rey: Si al rey place, y si agrada
tu siervo delante de ti, que me
envíes á Judá, á la ciudad de los
sepulcros de mis padres, y la
reedificaré.
-
Entonces
el rey me dijo, (y la reina estaba
sentada junto á él): ¿Hasta cuándo
será tu viaje, y cuándo volverás? Y
plugo al rey enviarme, después que
yo le señalé tiempo.
-
Además
dije al rey: Si al rey place,
dénseme cartas para los gobernadores
de la otra parte del río, que me
franqueen el paso hasta que llegue á
Judá;
-
Y carta
para Asaph, guarda del bosque del
rey, á fin que me dé madera para
enmaderar los portales del palacio
de la casa, y para el muro de la
ciudad, y la casa donde entraré. Y
otorgóme lo el rey, según la
benéfica mano de Jehová sobre mí.
-
Y vine
luego á los gobernadores de la otra
parte del río, y les dí las cartas
del rey. Y el rey envió conmigo
capitanes del ejército y gente de á
caballo.
-
Y
oyéndolo Sanballat Horonita, y
Tobías, el siervo Ammonita,
disgustóles en extremo que viniese
alguno para procurar el bien de los
hijos de Israel.
-
Llegué
pues á Jerusalem, y estado que hube
allí tres días,
-
Levantéme de noche, yo y unos pocos
varones conmigo, y no declaré á
hombre alguno lo que Dios había
puesto en mi corazón que hiciese en
Jerusalem; ni había bestia conmigo,
excepto la cabalgadura en que
cabalgaba.
-
Y salí
de noche por la puerta del Valle
hacia la fuente del Dragón y á la
puerta del Muladar; y consideré los
muros de Jerusalem que estaban
derribados, y sus que puertas
estaban consumidas del fuego.
-
Pasé
luego á la puerta de la Fuente, y al
estanque del Rey; mas no había lugar
por donde pasase la cabalgadura en
que iba.
-
Y subí
por el torrente de noche, y
consideré el muro, y regresando
entré por la puerta del Valle, y
volvíme.
-
Y no
sabían los magistrados dónde yo
había ido, ni qué había hecho; ni
hasta entonces lo había yo declarado
á los Judíos y sacerdotes, ni á los
nobles y magristrados, ni á los
demás que hacían la obra.
-
Díjeles
pues: Vosotros veis el mal en que
estamos, que Jerusalem está
desierta, y sus puertas consumidas
del fuego: venid, y edifiquemos el
muro de Jerusalem, y no seamos más
en oprobio.
-
Entonces
les declaré cómo la mano de mi Dios
era buena sobre mí, y asimismo las
palabras del rey, que me había
dicho. Y dijeron: Levantémonos, y
edifiquemos. Así esforzaron sus
manos para bien.
-
Mas
habiéndolo oído Samballat Horonita,
y Tobías el siervo Ammonita, y Gesem
el Arabe, escarnecieron de nosotros,
y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué
es esto que hacéis vosotros? ¿os
rebeláis contra el rey?
-
Y
volvíles respuesta, y díjeles: El
Dios de los cielos, él nos
prosperará, y nosotros sus siervos
nos levantaremos y edificaremos: que
vosotros no tenéis parte, ni
derecho, ni memoria en Jerusalem.
-
Y
LEVANTOSE Eliasib el gran sacerdote
con sus hermanos los sacerdotes, y
edificaron la puerta de las Ovejas.
Ellos aparejaron y levantaron sus
puertas hasta la torre de Meah,
aparejándola hasta la torre de
Hananeel.
-
Y junto
á ella edificaron los varones de
Jericó: y luego edificó Zachûr hijo
de Imri.
-
Y los
hijos de Senaa edificaron la puerta
del Pescado: ellos la enmaderaron, y
levantaron sus puertas, con sus
cerraduras y sus cerrojos.
-
Y junto
á ellos restauró Meremoth hijo de
Urías, hijo de Cos, y al lado de
ellos, restauró Mesullam hijo de
Berechîas, hijo de Mesezabeel. Junto
á ellos restauró Sadoc hijo de
Baana.
-
E
inmediato á ellos restauraron los
Tecoitas; mas sus grandes no
prestaron su cerviz á la obra de su
Señor.
-
Y la
puerta Vieja restauraron Joiada hijo
de Pasea, y Mesullam hijo de
Besodías: ellos la enmaderaron, y
levantaron sus puertas, con sus
cerraduras y sus cerrojos.
-
Junto á
ellos restauró Melatías Gabaonita, y
Jadón Meronothita, varones de Gabaón
y de Mizpa, por la silla del
gobernador de la otra parte del río.
-
Y junto
á ellos restauró Uzziel hijo de
Harhaía, de los plateros; junto al
cual restauró también Hananías, hijo
de un perfumero. Así dejaron
reparado á Jerusalem hasta el muro
ancho.
-
Junto á
ellos restauró también Repaías hijo
de Hur, príncipe de la mitad de la
región de Jerusalem.
-
Asimismo
restauró junto á ellos, y frente á
su casa, Jedaías hijo de Harumaph; y
junto á él restauró Hattus hijo de
Hasbanías.
-
Malchîas
hijo de Harim y Hasub hijo de
Pahath-moab, restauraron la otra
medida, y la torre de los Hornos.
-
Junto á
ellos restauró Sallum hijo de Lohes,
príncipe de la mitad de la región de
Jerusalem, él con sus hijas.
-
La
puerta del Valle la restauró Hanún
con los moradores de Zanoa: ellos la
reedificaron, y levantaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus
cerrojos, y mil codos en el muro
hasta la puerta del Muladar.
-
Y
reedificó la puerta del Muladar,
Malchîas hijo de Rechâb, príncipe de
la provincia de Beth-haccerem: él la
reedificó, y levantó sus puertas,
sus cerraduras y sus cerrojos.
-
Y Sallum
hijo de Chôl-hoce, príncipe de la
región de Mizpa, restauró la puerta
de la Fuente: él la reedificó, y la
enmaderó, y levantó sus puertas, sus
cerraduras y sus cerrojos, y el muro
del estanque de Selah hacia la
huerta del rey, y hasta las gradas
que descienden de la ciudad de
David.
-
Después
de él restauró Nehemías hijo de
Azbuc, príncipe de la mitad de la
región de Beth-sur, hasta delante de
los sepulcros de David, y hasta el
estanque labrado, y hasta la casa de
los Valientes.
-
Tras él
restauraron los Levitas, Rehum hijo
de Bani; junto á él restauró
Asabías, príncipe de la mitad de la
región de Ceila en su región.
-
Después
de él restauraron sus hermanos,
Bavvai hijo de Henadad, príncipe de
la mitad de la región de Ceila.
-
Y junto
á él restauró Ezer hijo de Jesuá,
príncipe de Mizpa, la otra medida
frente á la subida de la armería de
la esquina.
-
Después
de él se enfervorizó á restaurar
Baruch hijo de Zachâi la otra
medida, desde la esquina hasta la
puerta de la casa de Eliasib gran
sacerdote.
-
Tras él
restauró Meremoth hijo de Urías hijo
de Cos la otra medida, desde la
entrada de la casa de Eliasib, hasta
el cabo de la casa de Eliasib.
-
Después
de él restauraron los sacerdotes,
los varones de la campiña.
-
Después
de ellos restauraron Benjamín y
Hasub, frente á su casa: y después
de estos restauró Azarías, hijo de
Maasías hijo de Ananías, cerca de su
casa.
-
Después
de él restauró Binnui hijo de
Henadad la otra medida, desde la
casa de Azarías hasta la revuelta, y
hasta la esquina.
-
Paal
hijo de Uzai, enfrente de la esquina
y la torre alta que sale de la casa
del rey, que está en el patio de la
cárcel. Después de él, Pedaía hijo
de Pharos.
-
(Y los
Nethineos estuvieron en Ophel hasta
enfrente de la puerta de las Aguas
al oriente, y la torre que
sobresalía.)
-
Después
de él restauraron los Tecoitas la
otra medida, enfrente de la grande
torre que sobresale, hasta el muro
de Ophel.
-
Desde la
puerta de los Caballos restauraron
los sacerdotes, cada uno enfrente de
su casa.
-
Después
de ellos resturó Sadoc hijo de
Immer, enfrente de su casa: y
después de él restauró Semaías hijo
de Sechânías, guarda de la puerta
oriental.
-
Tras él
restauró Hananías hijo de Selemías,
y Anún hijo sexto de Salaph, la otra
medida. Después de él restauró
Mesullam, hijo de Berechîas,
enfrente de su cámara.
-
Después
de él restauró Malchîas hijo del
platero, hasta la casa de los
Nethineos y de los tratantes,
enfrente de la puerta del Juicio, y
hasta la sala de la esquina.
-
Y entre
la sala de la esquina hasta la
puerta de las Ovejas, restauraron
los plateros, y los tratantes.
-
Y FUE
que como oyó Sanballat que nosotros
edificábamos el muro, encolerizóse y
enojóse en gran manera, é hizo
escarnio de los Judíos.
-
Y habló
delante de sus hermanos y del
ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué
hacen estos débiles Judíos? ¿hanles
de permitir? ¿han de sacrificar?
¿han de acabar en un día? ¿han de
resucitar de los montones del polvo
las piedras que fueron quemadas?
-
Y estaba
junto á él Tobías Ammonita, el cual
dijo: Aun lo que ellos edifican, si
subiere una zorra derribará su muro
de piedra.
-
Oye, oh
Dios nuestro, que somos en
menosprecio, y vuelve el baldón de
ellos sobre su cabeza, y dalos en
presa en la tierra de su cautiverio:
-
Y no
cubras su iniquidad, ni su pecado
sea raído delante de tu rostro;
porque se airaron contra los que
edificaban.
-
Edificamos pues el muro, y toda la
muralla fué junta hasta su mitad: y
el pueblo tuvo ánimo para obrar.
-
Mas
acaeció que oyendo Sanballat y
Tobías, y los Arabes, y los
Ammonitas, y los de Asdod, que los
muros de Jerusalem eran reparados,
porque ya los portillos comenzaban á
cerrarse, encolerizáronse mucho;
-
Y
conspiraron todos á una para venir á
combatir á Jerusalem, y á hacerle
daño.
-
Entonces
oramos á nuestro Dios, y por causa
de ellos pusimos guarda contra ellos
de día y de noche.
-
Y dijo
Judá: Las fuerzas de los
acarreadores se han enflaquecido, y
el escombro es mucho, y no podemos
edificar el muro.
-
Y
nuestros enemigos dijeron: No sepan,
ni vean, hasta que entremos en medio
de ellos, y los matemos, y hagamos
cesar la obra.
-
Sucedió
empero, que como vinieron los Judíos
que habitaban entre ellos, nos
dieron aviso diez veces de todos los
lugares de donde volvían á nosotros.
-
Entonces
puse por los bajos del lugar, detrás
del muro, en las alturas de los
peñascos, puse el pueblo por
familias con sus espadas, con sus
lanzas, y con sus arcos.
-
Después
miré, y levantéme, y dije á los
principales y á los magistrados, y
al resto del pueblo: No temáis
delante de ellos: acordaos del Seños
grande y terrible, y pelead por
vuestros hermanos, por vuestros
hijos y por vuestras hijas, por
vuestras mujeres y por vuestras
casas.
-
Y
sucedió que como oyeron nuestros
enemigos que lo habíamos entendido,
Dios disipó el consejo de ellos, y
volvímonos todos al muro, cada uno á
su obra.
-
Mas fué
que desde aquel día la mitad de los
mancebos trabajaba en la obra, y la
otra mitad de ellos tenía lanzas y
escudos, y arcos, y corazas; y los
príncipes estaban tras toda la casa
de Judá.
-
Los que
edificaban en el muro, y los que
llevaban cargas y los que cargaban,
con la una mano trabajaban en la
obra, y en la otra tenían la espada.
-
Porque
los que edificaban, cada uno tenía
su espada ceñida á sus lomos, y así
edificaban y el que tocaba la
trompeta estaba junto á mí.
-
Y dije á
los principales, y á los magistrados
y al resto del pueblo: La obra es
grande y larga, y nosotros estamos
apartados en el muro, lejos los unos
de los otros.
-
En el
lugar donde oyereis la voz de la
trompeta, reuníos allí á nosotros:
nuestro Dios peleará por nosotros.
-
Nosotros
pues trabajábamos en la obra; y la
mitad de ellos tenían lanzas desde
la subida del alba hasta salir las
estrellas.
-
También
dije entonces al pueblo: Cada uno
con su criado se quede dentro de
Jerusalem, y hágannos de noche
centinela, y de día á la obra.
-
Y ni yo,
ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la
gente de guardia que me seguía,
desnudamos nuestro vestido: cada uno
se desnudaba solamente para lavarse.
-
ENTONCES
fué grande el clamor del pueblo y de
sus mujeres contra los Judíos sus
hermanos.
-
Y había
quien decía: Nosotros, nuestros
hijos y nuestras hijas, somos
muchos: hemos por tanto tomado grano
para comer y vivir.
-
Y había
quienes decían: Hemos empeñado
nuestras tierras, y nuestras viñas,
y nuestras casas, para comprar grano
en el hambre.
-
Y había
quienes decían: Hemos tomado
prestado dinero para el tributo del
rey, sobre nuestras tierras y viñas.
-
Ahora
bien, nuestra carne es como la carne
de nuestros hermanos, nuestros hijos
como sus hijos; y he aquí que
nosotros sujetamos nuestros hijos y
nuestras hijas á servidumbre, y hay
algunas de nuestras hijas sujetas:
mas no hay facultad en nuestras
manos para rescatarlas, porque
nuestras tierras y nuestras viñas
son de otros.
-
Y
enojéme en gran manera cuando oí su
clamor y estas palabras.
-
Medité
lo entonces para conmigo, y reprendí
á los principales y á los
magistrados, y díjeles: ¿Tomáiscada
uno usura de vuestros hermanos? Y
convoqué contra ellos una grande
junta.
-
Y
díjeles: Nosotros rescatamos á
nuestros hermanos Judíos que habían
sido vendidos á las gentes, conforme
á la facultad que había en nosotros:
¿y vosotros aun vendéis á vuestros
hermanos, y serán vendidos á
nosotros? Y callaron, que no
tuvieron qué responder.
-
Y dije:
No es bien lo que hacéis, ¿no
andaréis en temor de nuestro Dios,
por no ser el oprobio de las gentes
enemigas nuestras?
-
También
yo, y mis hermanos, y mis criados,
les hemos prestado dinero y grano:
relevémosles ahora de este gravamen.
-
Ruégoos
que les devolváis hoy sus tierras,
sus viñas, sus olivares, y sus
casas, y la centésima parte del
dinero y grano, del vino y del
aceite que demandáis de ellos.
-
Y
dijeron: Devolveremos, y nada les
demandaremos; haremos así como tú
dices. Entonces convoqué los
sacerdotes, y juramentélos que
harían conforme á esto.
-
Además
sacudí mi vestido, y dije: Así
sacuda Dios de su casa y de su
trabajo á todo hombre que no
cumpliere esto, y así sea sacudido y
vacío. Y respondió toda la
congregación: ¡Amén! Y alabaron á
Jehová. Y el pueblo hizo conforme á
esto.
-
También
desde el día que me mandó el rey que
fuese gobernador de ellos en la
tierra de Judá, desde el año veinte
del rey Artajerjes hasta el año
treinta y dos, doce años, ni yo ni
mis hermanos comimos el pan del
gobernador.
-
Mas los
primeros gobernadores que fueron
antes de mí, cargaron al pueblo, y
tomaron de ellos por el pan y por el
vino sobre cuarenta siclos de plata:
á más de esto, sus criados se
enseñoreaban sobre el pueblo; pero
yo no hice así, á causa del temor de
Dios.
-
También
en la obra de este muro instauré mi
parte, y no compramos heredad: y
todos mis criados juntos estaban
allí á la obra.
-
Además
ciento y cincuenta hombres de los
Judíos y magistrados, y los que
venían á nosotros de las gentes que
están en nuestros contornos, estaban
á mi mesa.
-
Y lo que
se aderezaba para cada día era un
buey, seis ovejas escogidas, y aves
también se aparejaban para mí, y
cada diez días vino en toda
abundancia: y con todo esto nunca
requerí el pan del gobernador,
porque la servidumbre de este pueblo
era grave.
-
Acuérdate de mí para bien, Dios mío,
y de todo lo que hice á este pueblo.
-
Y FUE
que habiendo oído Sanballat, y
Tobías, y Gesem el Arabe, y los
demás nuestros enemigos, que había
yo edificado el muro, y que no
quedaba en él portillo, (aunque
hasta aquel tiempo no había puesto
en las puertas las hojas,)
-
Sanballat y Gesem enviaron á
decirme: Ven, y compongámonos juntos
en alguna de las aldeas en el campo
de Ono. Mas ellos habían pensado
hacerme mal.
-
Y
enviéles mensajeros, diciendo: Yo
hago una grande obra, y no puedo ir;
porque cesaría la obra, dejándola yo
para ir á vosotros.
-
Y
enviaron á mí con el mismo asunto
por cuatro veces, y yo les respondí
de la misma manera.
-
Envió
entonces Sanballat á mí su criado, á
decir lo mismo por quinta vez, con
una carta abierta en su mano,
-
En la
cual estaba escrito: Hase oído entre
las gentes, y Gasmu lo dice, que tú
y los Judíos pensáis rebelaros; y
que por eso edificas tú el muro, con
la mira, según estas palabras, de
ser tú su rey;
-
Y que
has puesto profetas que prediquen de
ti en Jerusalem, diciendo: ¡Rey en
Judá! Y ahora serán oídas del rey
las tales palabras: ven por tanto, y
consultemos juntos.
-
Entonces
envié yo á decirles: No hay tal cosa
como dices, sino que de tu corazón
tú lo inventas.
-
Porque
todos ellos nos ponían miedo,
diciendo: Debilitaránse las manos de
ellos en la obra, y no será hecha.
Esfuerza pues mis manos, oh Dios.
-
Vine
luego en secreto á casa de Semaías
hijo de Delaías, hijo de Mehetabeel,
porque él estaba encerrado; el cual
me dijo: Juntémonos en la casa de
Dios dentro del templo, y cerremos
las puertas del templo, porque
vienen para matarte; sí, esta noche
vendrán á matarte.
-
Entonces
dije: ¿Un hombre como yo ha de huir?
¿y quién, que como yo fuera,
entraría al templo para salvar la
vida? No entraré.
-
Y
entendí que Dios no lo había
enviado, sino que hablaba aquella
profecía contra mí, porque Tobías y
Sanballat le habían alquilado por
salario.
-
Porque
sobornado fué para hacerme temer
así, y que pecase, y les sirviera de
mal nombre con que fuera yo
infamado.
-
Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de
Sanballat, conforme á estas sus
obras, y también de Noadías
profetisa, y de los otros profetas
que hacían por ponerme miedo.
-
Acabóse
pues el muro el veinticinco del mes
de Elul, en cincuenta y dos días.
-
Y como
lo oyeron todos nuestros enemigos,
temieron todas las gentes que
estaban en nuestros alrededores, y
abatiéronse mucho sus ojos, y
conocieron que por nuestro Dios
había sido hecha esta obra.
-
Asimismo
en aquellos días iban muchas cartas
de los principales de Judá á Tobías,
y las de Tobías venían á ellos.
-
Porque
muchos en Judá se habían conjurado
con él, porque era yerno de
Sechânías hijo de Ara; y Johanán su
hijo había tomado la hija de
Mesullam, hijo de Berechîas.
-
También
contaban delante de mí sus buenas
obras, y referíanle mis palabras. Y
enviaba Tobías cartas para
atemorizarme.
-
Y LUEGO
que el muro fué edificado, y asenté
las puertas, y fueron señalados
porteros y cantores y Levitas,
-
Mandé á
mi hermano Hanani, y á Hananías,
príncipe del palacio de Jerusalem,
(porque era éste, como varón de
verdad y temeroso de Dios, sobre
muchos;)
-
Y
díjeles: No se abran las puertas de
Jerusalem hasta que caliente el sol:
y aun ellos presentes, cierren las
puertas, y atrancad. Y señalé
guardas de los moradores de
Jerusalem, cada cual en su guardia,
y cada uno delante de su casa.
-
Y la
ciudad era espaciosa y grande, pero
poco pueblo dentro de ella, y no
había casas reedificadas.
-
Y puso
Dios en mi corazón que juntase los
principales, y los magistrados, y el
pueblo, para que fuesen empadronados
por el orden de sus linajes: y hallé
el libro de la genealogía de los que
habían subido antes, y encontré en
él escrito:
-
Estos
son los hijos de la provincia que
subieron de la cautividad, de la
transmigración que hizo pasar
Nabucodonosor rey de Babilonia, y
que volvieron á Jerusalem y á Judá
cada uno á su ciudad;
-
Los
cuales vinieron con Zorobabel, Jesuá,
Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani,
Mardochêo, Bilsán, Misperet, Bigvai,
Nehum, Baana. La cuenta de los
varones del pueblo de Israel:
-
Los
hijos de Paros, dos mil ciento
setenta y dos;
-
Los
hijos de Sephatías, trescientos
setenta y dos;
-
Los
hijos de Ara, seiscientos cincuenta
y dos;
-
Los
hijos de Pahath-moab, de los hijos
de Jesuá y de Joab, dos mil
ochocientos dieciocho;
-
Los
hijos de Elam, mil doscientos
cincuenta y cuatro;
-
Los
hijos de Zattu, ochocientos cuarenta
y cinco;
-
Los
hijos de Zachâi, setecientos y
sesenta;
-
Los
hijos de Binnui, seiscientos
cuarenta y ocho;
-
Los
hijos de Bebai, seiscientos
veintiocho;
-
Los
hijos de Azgad, dos mil seiscientos
veintidós;
-
Los
hijos de Adonicam, seiscientos
sesenta y siete;
-
Los
hijos de Bigvai, dos mil sesenta y
siete;
-
Los
hijos de Addin, seiscientos
cincuenta y cinco;
-
Los
hijos de Ater, de Ezechîas, noventa
y ocho;
-
Los
hijos de Hasum, trescientos
veintiocho;
-
Los
hijos de Besai, trescientos
veinticuatro;
-
Los
hijos de Hariph, ciento doce;
-
Los
hijos de Gabaón, noventa y cinco;
-
Los
varones de Beth-lehem y de Netopha,
ciento ochenta y ocho;
-
Los
varones de Anathoth, ciento
veintiocho;
-
Los
varones de Beth-azmaveth, cuarenta y
dos;
-
Los
varones de Chîriath-jearim, Chephira
y Beeroth, setecientos cuarenta y
tres;
-
Los
varones de Rama y de Gebaa,
seiscientos veintiuno;
-
Los
varones de Michmas, ciento
veintidós;
-
Los
varones de Beth-el y de Ai, ciento
veintitrés;
-
Los
varones de la otra Nebo, cincuenta y
dos;
-
Los
hijos de la otra Elam, mil
doscientos cincuenta y cuatro;
-
Los
hijos de Harim, trescientos y
veinte;
-
Los
hijos de Jericó, trescientos
cuarenta y cinco;
-
Los
hijos de Lod, de Hadid, y Ono,
setecientos veintiuno;
-
Los
hijos de Senaa, tres mil novecientos
y treinta.
-
Los
sacerdotes: los hijos de Jedaías, de
la casa de Jesuá, novecientos
setenta y tres;
-
Los
hijos de Immer, mil cincuenta y dos;
-
Los
hijos de Pashur, mil doscientos
cuarenta y siete;
-
Los
hijos de Harim, mil diez y siete.
-
Levitas:
los hijos de Jesuá, de Cadmiel, de
los hijos de Odevía, setenta y
cuatro.
-
Cantores: los hijos de Asaph, ciento
cuarenta y ocho.
-
Porteros: los hijos de Sallum, los
hijos de Ater, los hijos de Talmón,
los hijos de Accub, los hijos de
Hatita, los hijos de Sobai, ciento
treinta y ocho.
-
Nethineos: los hijos de Siha, los
hijos de Hasupha, los hijos de
Thabaoth,
-
Los
hijos de Chêros, los hijos de Siaa,
los hijos de Phadón,
-
Los
hijos de Lebana, los hijos de
Hagaba, los hijos de Salmai,
-
Los
hijos de Hanán, los hijos de Giddel,
los hijos de Gahar,
-
Los
hijos de Rehaía, los hijos de Resín,
los hijos de Necoda,
-
Los
hijos de Gazzam, los hijos de Uzza,
los hijos de Phasea,
-
Los
hijos de Besai, los hijos de Meunim,
los hijos de Nephisesim,
-
Los
hijos de Bacbuc, los hijos de
Hacupha, los hijos de Harhur,
-
Los
hijos de Baslith, los hijos de
Mehida, los hijos de Harsa,
-
Los
hijos de Barcos, los hijos de Sísera,
los hijos de Tema,
-
Los
hijos de Nesía, los hijos de
Hatipha.
-
Los
hijos de los siervos de Salomón: los
hijos de Sotai, los hijos de
Sophereth, los hijos de Perida,
-
Los
hijos de Jahala, los hijos de
Darcón, los hijos de Giddel,
-
Los
hijos de Sephatías, los hijos de
Hattil, los hijos de
Pochêreth-hassebaim, los hijos de
Amón.
-
Todos
los Nethineos, é hijos de los
siervos de Salomón, trescientos
noventa y dos.
-
Y estos
son los que subieron de Tel-melah,
Tel-harsa, Chêrub, Addón, é Immer,
los cuales no pudieron mostrar la
casa de sus padres, ni su linaje, si
eran de Israel:
-
Los
hijos de Delaía, los hijos de
Tobías, los hijos de Necoda,
seiscientos cuarenta y dos.
-
Y de los
sacerdotes: los hijos de Habaías,
los hijos de Cos, los hijos de
Barzillai, el cual tomó mujer de las
hijas de Barzillai Galaadita, y se
llamó del nombre de ellas.
-
Estos
buscaron su registro de genealogías,
y no se halló; y fueron echados del
sacerdocio.
-
Y
díjoles el Tirsatha que no comiesen
de las cosas más santas, hasta que
hubiese sacerdote con Urim y
Thummim.
-
La
congregación toda junta era de
cuarenta y dos mil trescientos y
sesenta,
-
Sin sus
siervos y siervas, que eran siete
mil trescientos treinta y siete; y
entre ellos había doscientos
cuarenta y cinco cantores y
cantoras.
-
Sus
caballos, setecientos treinta y
seis; sus mulos, doscientos cuarenta
y cinco;
-
Camellos, cuatrocientos treinta y
cinco; asnos, seis mil setecientos y
veinte.
-
Y
algunos de los príncipes de las
familias dieron para la obra. El
Tirsatha dió para el tesoro mil
dracmas de oro, cincuenta tazones, y
quinientas treinta vestiduras
sacerdotales.
-
Y de los
príncipes de las familias dieron
para el tesoro de la obra, veinte
mil dracmas de oro, y dos mil y
doscientas libras de plata.
-
Y lo que
dió el resto del pueblo fué veinte
mil dracmas de oro, y dos mil libras
de plata, y sesenta y siete
vestiduras sacerdotales.
-
Y
habitaron los sacerdotes y los
Levitas, y los porteros, y los
cantores, y los del pueblo, y los
Nethineos, y todo Israel, en sus
ciudades. Y venido el mes séptimo,
los hijos de Israel estaban en sus
ciudades.
-
Y JUNTOSE
todo el pueblo como un solo hombre
en la plaza que está delante de la
puerta de las Aguas, y dijeron á
Esdras el escriba, que trajese el
libro de la ley de Moisés, la cual
mandó Jehová á Israel.
-
Y Esdras
el sacerdote, trajo la ley delante
de la congregación, así de hombres
como de mujeres, y de todo entendido
para escuchar, el primer día del mes
séptimo.
-
Y leyó
en el libro delante de la plaza que
está delante de la puerta de las
Aguas, desde el alba hasta el medio
día, en presencia de hombres y
mujeres y entendidos; y los oídos de
todo el pueblo estaban atentos al
libro de la ley.
-
Y Esdras
el escriba estaba sobre un púlpito
de madera, que habían hecho para
ello; y junto á él estaban
Mathithías, y Sema, y Anías, y
Urías, é Hilcías, y Maasías, á su
mano derecha; y á su mano izquierda,
Pedaía, Misael, y Malchîas, y Hasum,
y Hasbedana, Zachârías, y Mesullam.
-
Abrió
pues Esdras el libro á ojos de todo
el pueblo, (porque estaba más alto
que todo el pueblo); y como lo
abrió, todo el pueblo estuvo atento.
-
Bendijo
entonces Esdras á Jehová, Dios
grande. Y todo el pueblo respondió,
¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y
humilláronse, y adoraron á Jehová
inclinados á tierra.
-
Y Jesuá,
y Bani, y Serebías, Jamín, Accub,
Sabethai, Odías, Maasías, Celita,
Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaía,
Levitas, hacían entender al pueblo
la ley: y el pueblo estaba en su
lugar.
-
Y leían
en el libro de la ley de Dios
claramente, y ponían el sentido, de
modo que entendiesen la lectura.
-
Y
Nehemías el Tirsatha, y el sacerdote
Esdras, escriba, y los Levitas que
hacían entender al pueblo, dijeron á
todo el pueblo: Día santo es á
Jehová nuestro Dios; no os
entristezcáis, ni lloréis: porque
todo el pueblo lloraba oyendo las
palabras de la ley.
-
Díjoles
luego: Id, comed grosuras, y bebed
vino dulce, y enviad porciones á los
que no tienen prevenido; porque día
santo es á nuestro Señor: y no os
entristezcáis, porque el gozo de
Jehová es vuestra fortaleza.
-
Los
Levitas pues, hacían callar á todo
el pueblo, diciendo: Callad, que es
día santo, y no os entristezcáis.
-
Y todo
el pueblo se fué á comer y á beber,
y á enviar porciones, y á gozar de
grande alegría, porque habían
entendido las palabras que les
habían enseñado.
-
Y el día
siguiente se juntaron los príncipes
de las familias de todo el pueblo,
sacerdotes, y Levitas, á Esdras
escriba, para entender las palabras
de la ley.
-
Y
hallaron escrito en la ley que
Jehová había mandado por mano de
Moisés, que habitasen los hijos de
Israel en cabañas en la solemnidad
del mes séptimo;
-
Y que
hiciesen saber, y pasar pregón por
todas sus ciudades y por Jerusalem,
diciendo: Salid al monte, y traed
ramos de oliva, y ramos de pino, y
ramos de arrayán, y ramos de palmas,
y ramos de todo árbol espeso, para
hacer cabañas como está escrito.
-
Salió
pues el pueblo, y trajeron, é
hiciéronse cabañas, cada uno sobre
su terrado, y en sus patios, y en
los patios de la casa de Dios, y en
la plaza de la puerta de las Aguas,
y en la plaza de la puerta de
Ephraim.
-
Y toda
la congregación que volvió de la
cautividad hicieron cabañas, y en
cabañas habitaron; porque desde los
días de Josué hijo de Nun hasta
aquel día, no habían hecho así los
hijos de Israel. Y hubo alegría muy
grande.
-
Y leyó
Esdras en el libro de la ley de Dios
cada día, desde el primer día hasta
el postrero; é hicieron la
solemnidad por siete días, y al
octavo día congregación, según el
rito.
-
Y EL día
veinticuatro del mismo mes se
juntaron los hijos de Israel en
ayuno, y con sacos, y tierra sobre
sí.
-
Y
habíase ya apartado la simiente de
Israel de todos los extranjeros; y
estando en pie, confesaron sus
pecados, y las iniquidades de sus
padres.
-
Y
puestos de pie en su lugar, leyeron
en el libro de la ley de Jehóva su
Dios la cuarta parte del día, y la
cuarta parte confesaron y adoraron á
Jehóva su Dios.
-
Levantáronse luego sobre la grada de
los Levitas, Jesuá y Bunni, Serebias,
Dani Cadmiel, Sebanías, Bani y
Chênani, y clamaron en voz alta á
Jehová su Dios.
-
Y
dijeron los Levitas, Jesuá y Cadmiel,
Bani, Hosabnías, Serebías, Odaías,
Sebanías y Pethaía: Levantaos,
bendecid á Jehová vuestro Dios desde
el siglo hasta el siglo: y bendigan
el nombre tuyo, glorioso y alto
sobre toda bendición y alabanza.
-
Tú, oh
Jehová, eres solo; tú hiciste los
cielos, y los cielos de los cielos,
y toda su milicia, la tierra y todo
lo que está en ella, los mares y
todo lo que hay en ellos; y tú
vivificas todas estas cosas, y los
ejércitos de los cielos te adoran.
-
Tú, eres
oh Jehová, el Dios que escogiste á
Abram, y lo sacaste de Ur de los
Caldeos, y pusístele el nombre
Abraham;
-
Y
hallaste fiel su corazón delante de
ti, é hiciste con él alianza para
darle la tierra del Cananeo, del
Hetheo, y del Amorreheo, y del
Pherezeo, y del Jebuseo, y del
Gergeseo, para darla á su simiente:
y cumpliste tu palabra, porque eres
justo.
-
Y
miraste la aflicción de nuestos
padres en Egipto, y oíste el clamor
de ellos en el mar Bermejo;
-
Y diste
señales y maravillas en Faraón, y en
todos sus siervos, y en todo el
pueblo de su tierra; porque sabías
que habían hecho soberbiamente
contra ellos; é hicíste nombre
grande, como este día.
-
Y
dividiste la mar delante de ellos y
pasaron por medio de ella en seco; y
á sus perseguidores echaste en los
profundos, como una piedra en
grandes aguas.
-
Y con
columna de nube los guiaste de día,
y con columna de fuego de noche,
para alumbrarles el camino por donde
habían de ir.
-
Y sobre
el monte de Sinaí descendiste, y
hablaste con ellos desde el cielo, y
dísteles juicios rectos, leyes
verdaderas, y estatutos y
mandamientos buenos:
-
Y
notificásteles el sábado tuyo santo,
y les prescribiste, por mano de
Moisés tu siervo, mandamientos y
estatutos y ley.
-
Y
dísteles pan del cielo en su hambre,
y en su sed les sacaste aguas de la
piedra; y dijísteles que entrasen á
poseer la tierra, por la cual
alzaste tu mano que se la habías de
dar.
-
Mas
ellos y nuestros padres hicieron
soberbiamente, y endurecieron su
cerviz, y no escucharon tus
mandamientos,
-
Y no
quisieron oir, ni se acordaron de
tus maravillas que habías hecho con
ellos; antes endurecieron su cerviz,
y en su rebelión pensaron poner
caudillo para volverse á su
servidumbre. Tú empero, eres Dios de
perdones, clemente y piadoso, tardo
para la ira, y de mucha
misericordia, que no los dejaste.
-
Además,
cuando hicieron para sí becerro de
fundición, y dijeron: Este es tu
Dios que te hizo subir de Egipto; y
cometieron grandes abominaciones;
-
Tú, con
todo, por tus muchas misericordias
no los abandonaste en el desierto:
la columna de nube no se apartó de
ellos de día, para guiarlos por el
camino, ni la columna de fuego de
noche, para alumbrarles el camino
por el cual habían de ir.
-
Y diste
tu espíritu bueno para enseñarlos, y
no retiraste tu maná de su boca, y
agua les diste en su sed.
-
Y
sustentástelos cuarenta años en el
desierto; de ninguna cosa tuvieron
necesidad: sus vestidos no se
envejecieron, ni se hincharon sus
pies.
-
Y
dísteles reinos y pueblos, y los
distribuiste por cantones: y
poseyeron la tierra de Sehón, y la
tierra del rey Hesbón, y la tierra
de Og rey de Basán.
-
Y
multiplicaste sus hijos como las
estrellas del cielo, y metístelos en
la tierra, de la cual habías dicho á
sus padres que habían de entrar á
poseerla.
-
Y los
hijos vinieron y poseyeron la
tierra, y humillaste delante de
ellos á los moradores del país, á
los Cananeos, los cuales entregaste
en su mano, y á sus reyes, y á los
pueblos de la tierra, para que
hiciesen de ellos á su voluntad.
-
Y
tomaron ciudades fortalecidas, y
tierra pingüe, y heredaron casas
llenas de todo bien, cisternas
hechas, viñas y olivares, y muchos
árboles de comer; y comieron, y
hartáronse, y engrosáronse, y
deleitáronse en tu grande bondad.
-
Empero
te irritaron, y rebeláronse contra
ti, y echaron tu ley tras sus
espaldas, y mataron tus profetas que
protestaban contra ellos para
convertirlos á ti; é hicieron
grandes abominaciones.
-
Y
entregástelos en mano de sus
enemigos, los cuales los afligieron:
y en el tiempo de su tribulación
clamaron á ti, y tú desde los cielos
los oíste; y según tus muchas
miseraciones les dabas salvadores,
que los salvasen de mano de sus
enemigos.
-
Mas en
teniendo reposo, se volvían á hacer
lo malo delante de ti; por lo cual
los dejaste en mano de sus enemigos,
que se enseñorearon de ellos: pero
convertidos clamaban otra vez á ti,
y tú desde los cielos los oías, y
según tus miseraciones muchas veces
los libraste.
-
Y
protestásteles que se volviesen á tu
ley; mas ellos hicieron
soberbiamente, y no oyeron tus
mandamientos, sino que pecaron
contra tus juicios, los cuales si el
hombre hiciere, en ellos vivirá; y
dieron hombro renitente, y
endurecieron su cerviz, y no
escucharon.
-
Y
alargaste sobre ellos muchos años, y
protestásteles con tu espíritu por
mano de tus profetas, mas no
escucharon; por lo cual los
entregaste en mano de los pueblos de
la tierra.
-
Empero
por tus muchas misericordias no los
consumiste, ni los dejaste; porque
eres Dios clemente y misericordioso.
-
Ahora
pues, Dios nuestro, Dios grande,
fuerte, terrible, que guardas el
pacto y la misericordia, no sea
tenido en poco delante de ti todo el
trabajo que nos ha alcanzando á
nuestros reyes, á nuestros
príncipes, á nuestros sacerdotes, y
á nuestros profetas, y á nuestros
padres, y á todo tu pueblo, desde
los días de los reyes de Asiria
hasta este día.
-
Tú
empero eres justo en todo lo que ha
venido sobre nosotros; porque
rectamente has hecho, mas nosotros
hemos hecho lo malo:
-
Y
nuestros reyes, nuestros príncipes,
nuestros sacerdotes, y nuestros
padres, no pusieron por obra tu ley,
ni atendieron á tus mandamiento y á
tus testimonios, con que les
protestabas.
-
Y ellos
en su reino y en tu mucho bien que
les diste, y en la tierra espaciosa
y pingüe que entregaste delante de
ellos, no te sirvieron, ni se
convirtieron de sus malas obras.
-
He aquí
que hoy somos siervos, henos aquí,
siervos en la tierra que diste á
nuestros padres para que comiesen
sus fruto y su bien.
-
Y se
multiplica su fruto para los reyes
que has puesto sobre nosotros por
nuestros pecados, quienes se
enseñorean sobre nuestros cuerpos, y
sobre nuestras bestias, conforme á
su voluntad, y estamos en grande
angustia.
-
A causa
pues de todo eso nosotros hacemos
fiel alianza, y la escribimos,
signada de nuestros príncipes, de
nuestros Levitas, y de nuestros
sacerdotes.
-
y LOS
que firmaron fueron, Nehemías el
Tirsatha, hijo de Hachâlías, y
Sedecías,
-
Seraías,
Azarías, Jeremías,
-
Pashur,
Amarías, Malchías,
-
Hattus,
Sebanías, Malluch,
-
Harim,
Meremoth, Obadías,
-
Daniel,
Ginethón, Baruch,
-
Mesullam,
Abías, Miamín,
-
Maazías,
Bilgai, Semeías: estos, sacerdotes.
-
Y
Levitas: Jesuá hijo de Azanías,
Binnui de los hijos de Henadad,
Cadmiel;
-
Y sus
hermanos Sebanías, Odaía, Celita,
Pelaías, Hanán;
-
Michâ,
Rehob, Hasabías,
-
Zachû,
Serebías, Sebanías,
-
Odaía,
Bani, Beninu.
-
Cabezas
del pueblo: Pharos, Pahath-moab,
Elam, Zattu, Bani,
-
Bunni,
Azgad, Bebai,
-
Adonías,
Bigvai, Adín,
-
Ater,
Ezekías, Azur,
-
Odaía,
Hasum, Besai,
-
Ariph,
Anathoth, Nebai,
-
Magpías,
Mesullam, Hezir,
-
Mesezabeel, Sadoc, Jadua,
-
Pelatías, Hanán, Anaías,
-
Hoseas,
Hananías, Asub,
-
Lohes,
Pilha, Sobec,
-
Rehum,
Hasabna, Maaseías,
-
Y
Ahijas, Hanán, Anan,
-
Malluch,
Harim, Baana.
-
Y el
resto del pueblo, los sacerdotes,
Levitas, porteros, y cantores,
Nethineos, y todos los que se habían
apartado de los pueblos de las
tierras á la ley de Dios, sus
mujeres, sus hijos y sus hijas, y
todo el que tenía comprensión y
discernimiento,
-
Adhiriéronse á sus hermanos, sus
principales, y vinieron en la
protestación y en el juramento de
que andarían en la ley de Dios, que
fué dada por mano de Moisés siervo
de Dios, y que guardarían y
cumplirían todos los mandamientos de
Jehová nuestro Señor, y sus juicios
y sus estatutos;
-
Y que no
daríamos nuestras hijas á los
pueblos de la tierra, ni tomaríamos
sus hijas para nuestros hijos.
-
Asimismo, que si los pueblos de la
tierra trajesen á vender mercaderías
y comestibles en día de sábado, nada
tomaríamos de ellos en sábado, ni en
día santificado; y que dejaríamos el
año séptimo, con remisión de toda
deuda.
-
Impusímonos además por ley el cargo
de contribuir cada año con la
tercera parte de un siclo, para la
obra de la casa de nuestro Dios;
-
Para el
pan de la proposición, y para la
ofrenda continua, y para el
holocausto continuo, de los sábados,
y de las nuevas lunas, y de las
festividades, y para las
santificaciones y sacrificios por el
pecado para expiar á Israel, y para
toda la obra de la casa de nuestro
Dios.
-
Echamos
también las suertes, los sacerdotes,
los Levitas, y el pueblo, acerca de
la ofrenda de la leña, para traerla
á la casa de nuestro Dios, según las
casas de nuestros padres, en los
tiempos determinados cada un año,
para quemar sobre el altar de Jehová
nuestro Dios, como está escrito en
la ley.
-
Y que
cada año traeríamos las primicias de
nuestra tierra, y las primicias de
todo fruto de todo árbol, á la casa
de Jehóva:
-
Asimismo
los primogénitos de nuestros hijos y
de nuestras bestias, como está
escrito en la ley; y que traeríamos
los primogénitos de nuestras vacas y
de nuestras ovejas á la casa de
nuestro Dios, á los sacerdotes que
ministran en la casa de nuestro
Dios:
-
Que
traeríamos también las primicias de
nuestras masas, y nuestras ofrendas,
y del fruto de todo árbol, del vino
y del aceite, á los sacerdotes, á
las cámaras de la casa de nuestro
Dios, y el diezmo de nuestra tierra
á los Levitas; y que los Levitas
recibirían las décimas de nuestras
labores en todas las ciudades:
-
Y que
estaría el sacerdote hijo de Aarón
con los Levitas, cuando los Levitas
recibirían el diezmo: y que los
Levitas llevarían el diezmo del
diezmo á la casa de nuestro Dios, á
las cámaras en la casa del tesoro.
-
Porque á
las cámaras han de llevar los hijos
de Israel y los hijos de Leví la
ofrenda del grano, del vino, y del
aceite; y allí estarán los vasos del
santuario, y los sacerdotes que
ministran, y los porteros, y los
cantores; y no abandonaremos la casa
de nuestro Dios.
-
Y
HABITARON los príncipes del pueblo
en Jerusalem; mas el resto del
pueblo echó suertes para traer uno
de diez que morase en Jerusalem,
ciudad santa, y las nueve partes en
las otras ciudades.
-
Y
bendijo el pueblo á todos los
varones que voluntariamente se
ofrecieron á morar en Jerusalem.
-
Y estos
son los principales de la provincia
que moraron en Jerusalem; mas en las
ciudades de Judá habitaron cada uno
en su posesión en sus ciudades, de
Israel, de los sacerdotes, y
Levitas, y Nethineos, y de los hijos
de los siervos de Salomón.
-
En
Jerusalem pues habitaron de los
hijos de Judá, y de los hijos de
Benjamín. De los hijos de Judá:
Athaías, hijo de Uzzías, hijo de
Zacarías, hijo de Amarías, hijo de
Sephatías, hijo de Mahalaleel, de
los hijos de Phares;
-
Y
Maasías hijo de Baruch, hijo de
Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de
Adaías, hijo de Joiarib, hijo de
Zacarías, hijo de Siloni.
-
Todos
los hijos de Phares que moraron en
Jerusalem, fueron cuatrocientos
setenta y ocho hombres fuertes.
-
Y estos
son los hijos de Benjamín: Salú hijo
de Mesullam, hijo de Joed, hijo de
Pedaías, hijo de Colaías, hijo de
Maaseías, hijo de Ithiel, hijo de
Jesaía.
-
Y tras
él, Gabbai, Sallai, novecientos
veinte y ocho.
-
Y Joel
hijo de Zichri, era prefecto de
ellos, y Jehudas hijo de Senua, el
segundo de la ciudad.
-
De los
sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib,
Jachîn,
-
Seraías
hijo de Hilcías, hijo de Mesullam,
hijo de Sadoc, hijo de Meraioth,
hijo de Ahitub, príncipe de la casa
de Dios,
-
Y sus
hermanos los que hacían la obra de
la casa, ochocientos veintidós: y
Adaías hijo de Jeroham, hijo de
Pelalías, hijo de Amsi, hijo de
Zacarías, hijo de Pashur, hijo de
Malachías,
-
Y sus
hermanos, príncipes de familias,
doscientos cuarenta y dos: y Amasai
hijo de Azarael, hijo de Azai, hijo
de Mesillemoth, hijo de Immer,
-
Y sus
hermanos, hombres de grande vigor,
ciento veintiocho: jefe de los
cuales era Zabdiel, hijo de Gedolim.
-
Y de los
Levitas: Semaías hijo de Hassub,
hijo de Azricam, hijo de Hasabías,
hijo de Buni;
-
Y
Sabethai y Jozabad, de los
principales de los Levitas,
sobrestantes de la obra exterior de
la casa de Dios;
-
Y
Mattanías hijo de Michâ, hijo de
Zabdi, hijo de Asaph, el principal,
el que empezaba las alabanzas y
acción de gracias al tiempo de la
oración; y Bacbucías el segundo de
entre sus hermanos; y Abda hijo de
Samua, hijo de Galal, hijo de
Jeduthún.
-
Todos
los Levitas en la santa ciudad
fueron doscientos ochenta y cuatro.
-
Y los
porteros, Accub, Talmón, y sus
hermanos, guardas en las puertas,
ciento setenta y dos.
-
Y el
resto de Israel, de los sacerdotes,
de los Levitas, en todas las
ciudades de Judá, cada uno en su
heredad.
-
Y los
Nethineos habitaban en Ophel; y Siha
y Gispa eran sobre los Nethineos.
-
Y el
prepósito de los Levitas en
Jerusalem era Uzzi hijo de Bani,
hijo de Hasabías, hijo de Mattanías,
hijo de Michâ de los cantores los
hijos de Asaph, sobre la obra de la
casa de Dios.
-
Porque
había mandamiento del rey acerca de
ellos, y determinación acerca de los
cantores para cada día.
-
Y
Pethahías hijo de Mesezabel, de los
hijos de Zerah hijo de Judá, estaba
á la mano del rey en todo negocio
del pueblo.
-
Y
tocante á las aldeas y sus tierras,
algunos de los hijos de Judá
habitaron en Chîriat-arba y sus
aldeas, y en Dibón y sus aldeas, y
en Jecabseel y sus aldeas;
-
Y en
Jesuá, Moladah, y en Beth-pelet;
-
Y en
Hasar-sual, y en Beer-seba, y en sus
aldeas;
-
Y en
Siclag, y en Mechôna, y en sus
aldeas;
-
Y en
En-rimmón, y en Soreah y en Jarmuth;
-
Zanoah,
Adullam, y en sus aldeas; en Lachîs
y sus tierras, Azeca y sus aldeas. Y
habitaron desde Beer-seba hasta el
valle de Hinnom.
-
Y los
hijos de Benjamín desde Geba
habitaron en Michmas, y Aía, y en
Beth-el y sus aldeas;
-
En
Anathoth, Nob, Ananiah;
-
Hasor,
Rama, Gitthaim;
-
Hadid,
Seboim, Neballath;
-
Lod, y
Ono, valle de los artífices.
-
Y
algunos de los Levitas, en los
repartimientos de Judá y de
Benjamín.
-
Y ÉSTOS
son los sacerdotes y Levitas que
subieron con Zorobabel hijo de
Sealthiel, y con Jesuá: Seraías,
Jeremías, Esdras,
-
Amarías,
Malluch, Hartus,
-
Sechânías, Rehum, Meremoth,
-
Iddo,
Ginetho, Abías,
-
Miamin,
Maadías, Bilga,
-
Semaías,
y Joiarib, Jedaías,
-
Sallum,
Amoc, Hilcías, Jedaías. Estos eran
los príncipes de los sacerdotes y
sus hermanos en los días de Jesuá.
-
Y los
Levitas: Jesuá, Binnui, Cadmiel,
Serebías, Judá, y Mathanías, que con
sus hermanos oficiaba en los himnos.
-
Y
Bacbucías y Unni, sus hermanos, cada
cual en su ministerio.
-
Y Jesuá
engendró á Joiacim, y Joiacim
engendró á Eliasib y Eliasib
engendró á Joiada,
-
Y Joiada
engendró á Jonathán, y Jonathán
engendró á Jaddua.
-
Y en los
días de Joiacim los sacerdotes
cabezas de familias fueron: de
Seraías, Meraías; de Jeremías,
Hananías;
-
De
Esdras, Mesullam; de Amarías,
Johanán;
-
De
Melichâ, Jonathán; de Sebanías,
Joseph;
-
De
Harim, Adna; de Meraioth, Helcai;
-
De Iddo,
Zacarías; de Ginnethón, Mesullam;
-
De
Abías, Zichri; de Miniamín, de
Moadías, Piltai;
-
De
Bilga, Sammua; de Semaías, Jonathán;
-
De
Joiarib, Mathenai; de Jedaías, Uzzi;
-
De
Sallai, Callai; de Amoc, Eber;
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De
Hilcías, Hasabías; de Jedaías,
Nathanael.
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Los
Levitas en días de Eliasib, de
Joiada, y de Johanán y Jaddua,
fueron escritos por cabezas de
familias; también los sacerdotes,
hasta el reinado de Darío el Persa.
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Los
hijos de Leví, cabezas de familias,
fueron escritos en el libro de las
Crónicas hasta los días de Johanán,
hijo de Eliasib.
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Los
cabezas de los Levitas: Hasabías,
Serebías, y Jesuá hijo de Cadmiel, y
sus hermanos delante de ellos, para
alabar y para rendir gracias,
conforme al estatuto de David varón
de Dios, guardando su turno.
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Mathanías, y Bacbucías, Obadías,
Mesullam, Talmón, Accub, guardas,
eran porteros para la guardia á las
entradas de las puertas.
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Estos
fueron en los días de Joiacim, hijo
de Jesuá, hijo de Josadac, y en los
días del gobernador Nehemías, y del
sacerdote Esdras, escriba.
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Y á la
dedicación del muro de Jerusalem
buscaron á los Levitas de todos los
lugares, para traerlos á Jerusalem,
para hacer la dedicación y la fiesta
con alabanzas y con cánticos, con
címbalos, salterios y cítaras.
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Y fueron
reunidos los hijos de los cantores,
así de la campiña alrededor de
Jerusalem como de las aldeas de
Netophati;
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Y de la
casa de Gilgal, y de los campos de
Geba, y de Azmaveth; porque los
cantores se habían edificado aldeas
alrededor de Jerusalem.
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Y se
purificaron los sacerdotes y los
Levitas; y purificaron al pueblo, y
las puertas, y el muro.
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Hice
luego subir á los príncipes de Judá
sobre el muro, y puse dos coros
grandes que fueron en procesión: el
uno á la mano derecha sobre el muro
hacia la puerta del Muladar.
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E iba
tras de ellos Osaías, y la mitad de
los príncipes de Judá,
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Y
Azarías, Esdras y Mesullam,
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Judá y
Benjamín, y Semaías, y Jeremías;
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Y de los
hijos de los sacerdotes iban con
trompetas, Zacarías hijo de
Jonathán, hijo de Semaías, hijo de
Mathanías, hijo de Michâías, hijo de
Zachûr, hijo de Asaph;
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Y sus
hermanos Semaías, y Azarael,
Milalai, Gilalai, Maai, Nathanael,
Judá y Hanani, con los instrumentos
músicos de David varón de Dios; y
Esdras escriba, delante de ellos.
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Y á la
puerta de la Fuente, en derecho
delante de ellos, subieron por las
gradas de la ciudad de David, por la
subida del muro, desde la casa de
David hasta la puerta de las Aguas
al oriente.
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Y el
segundo coro iba del lado opuesto, y
yo en pos de él, con la mitad del
pueblo sobre el muro, desde la torre
de los Hornos hasta el muro ancho;
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Y desde
la puerta de Ephraim hasta la puerta
vieja, y á la puerta del Pescado, y
la torre de Hananeel, y la torre de
Hamath, hasta la puerta de las
Ovejas: y pararon en la puerta de la
Cárcel.
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Pararon
luego los dos coros en la casa de
Dios; y yo, y la mitad de los
magistrados conmigo;
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Y los
sacerdotes, Eliacim, Maaseías,
Miniamin, Michâías, Elioenai,
Zacarías, y Hananías, con trompetas;
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Y
Maaseías, y Semeías, y Eleazar, y
Uzzi, y Johanán, y Malchías, y Elam,
y Ezer. Y los cantores cantaban
alto, é Israhía era el prefecto.
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Y
sacrificaron aquel día grandes
víctimas, é hicieron alegrías;
porque Dios los había recreado con
grande contentamiento: alegráronse
también la mujeres y muchachos; y el
alborozo de Jerusalem fué oído de
lejos.
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Y en
aquel día fueron puestos varones
sobres las cámaras de los tesoros,
de las ofrendas, de las primicias, y
de los diezmos, para juntar en
ellas, de los campos de la ciudades,
las porciones legales para los
sacerdotes y Levitas: porque era
grande el gozo de Judá con respecto
á los sacerdotes y Levitas que
asistían.
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Y habían
guardado la observancia de su Dios,
y la observancia de la expiación,
como también los cantores y los
porteros, conforme al estatuto de
David y de Salomón su hijo.
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Porque
desde el tiempo de David y de Asaph,
ya de antiguo, había príncipes de
cantores, y cántico y alabanza, y
acción de gracias á Dios.
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Y todo
Israel en días de Zorobabel, y en
días de Nehemías, daba raciones á
los cantores y á los porteros, cada
cosa en su día: consagraban asimismo
sus porciones á los Levitas, y los
Levitas consagraban parte á los
hijos de Aarón.
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AQUÉL
día se leyó en el libro de Moisés
oyéndolo el pueblo, y fué hallado en
él escrito, que los Ammonitas y
Moabitas no debían entrar jamás en
la congregación de Dios;
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Por
cuanto no salieron á recibir á los
hijos de Israel con pan y agua,
antes alquilaron á Balaam contra
ellos, para que los maldijera: mas
nuestro Dios volvió la maldición en
bendición.
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Y fué
que, como oyeron la ley, apartaron
de Israel toda mistura.
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Y antes
de esto, Eliasib sacerdote, siendo
superintendente de la cámara de la
casa de nuestro Dios, había
emparentado con Tobías,
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Y le
había hecho una grande cámara, en la
cual guardaban antes las ofrendas, y
el perfume, y los vasos, y el diezmo
del grano, y del vino y del aceite,
que estaba mandado dar á los
Levitas, á los cantores, y á los
porteros; y la ofrenda de los
sacerdotes.
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Mas á
todo esto, yo no estaba en
Jerusalem; porque el año treinta y
dos de Artajerjes rey de Babilonia,
vine al rey; y al cabo de días fuí
enviado del rey.
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Y venido
á Jerusalem, entendí el mal que
había hecho Eliasib en atención á
Tobías, haciendo para él cámara en
los patios de la casa de Dios.
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Y
dolióme en gran manera; y eché todas
las alhajas de la casa de Tobías
fuera de la cámara;
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Y dije
que limpiasen las cámaras, é hice
volver allí las alhajas de la casa
de Dios, las ofrendas y el perfume.
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Entendí
asimismo que las partes de los
Levitas no se les habían dado; y que
los Levitas y cantores que hacían el
servicio se habían huído cada uno á
su heredad.
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Y
reprendí á los magistrados, y dije:
¿Por qué está la casa de Dios
abandonada? Y juntélos, y púselos en
su lugar.
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Y todo
Judá trajo el diezmo del grano, del
vino y del aceite, á los almacenes.
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Y puse
por sobrestantes de ellos á Selemías
sacerdote, y á Sadoc escriba, y de
los Levitas, á Pedaías; y á mano de
ellos Hanán hijo de Zaccur, hijo de
Mathanías: pues que eran tenidos por
fieles, y de ellos eran el repartir
á sus hermanos.
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Acuérdate de mí, oh Dios, en orden á
esto, y no raigas mis misericordias
que hice en la casa de mi Dios, y en
sus observancias.
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En
aquellos días ví en Judá algunos que
pisaban en lagares el sábado, y que
acarreaban haces, y cargaban asnos
con vino, y también de uvas, de
higos, y toda suerte de carga, y
traían á Jerusalem en día de sábado;
y protesté les acerca del día que
vendían el mantenimiento.
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También
estaban en ella Tirios que traían
pescado y toda mercadería, y vendían
en sábado á los hijos de Judá en
Jerusalem.
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Y
reprendí á los señores de Judá, y
díjeles: ¿Qué mala cosa es esta que
vosotros hacéis, profanando así el
día del sábado?
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¿No
hicieron así vuestros padres, y
trajo nuestro Dios sobre nosotros
todo este mal, y sobre esta ciudad?
¿Y vosotros añadís ira sobre Israel
profanando el sábado?
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Sucedió
pues, que cuando iba oscureciendo á
las puertas de Jerusalem antes del
sábado, dije que se cerrasen las
puertas, y ordené que no las
abriesen hasta después del sábado; y
puse á las puertas algunos de mis
criados, para que en día de sábado
no entrasen carga.
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Y
quedáronse fuera de Jerusalem una y
dos veces los negociantes, y los que
vendían toda especie de mercancía.
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Y
protestéles, y díjeles: ¿Por qué os
quedáis vosotros delante del muro?
Si lo hacéis otra vez, os echaré
mano. Desde entonces no vinieron en
sábado.
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Y dije á
los Levitas que se purificasen, y
viniesen á guardar las puertas, para
santificar el día del sábado.
También por esto acuérdate de mí,
Dios mío, y perdóname según la
muchedumbre de tu misericordia.
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Ví
asimismo en aquellos días Judíos que
habían tomado mujeres de Asdod,
Ammonitas, y Moabitas:
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Y sus
hijos la mitad hablaban asdod, y
conforme á la lengua de cada pueblo;
que no sabían hablar judaico.
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Y reñí
con ellos, y maldíjelos, y herí
algunos de ellos, y arranquéles los
cabellos, y juramentélos, diciendo:
No daréis vuestras hijas á sus
hijos, y no tomaréis de sus hijas
para vuestros hijos, ó para
vosotros.
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¿No pecó
por esto Salomón, rey de Israel?
Bien que en muchas gentes no hubo
rey como él, que era amado de su
Dios y Dios lo había puesto por rey
sobre todo Israel, aun á él hicieron
pecar las mujeres extanjeras.
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¿Y
obedeceremos á vosotros para cometer
todo este mal tan grande de
prevaricar contra nuestro Dios,
tomando mujeres extranjeras?
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Y uno de
los hijos de Joiada, hijo de Eliasib
el gran sacerdote era yerno de
Sanballat Horonita: ahuyentélo por
tanto de mí.
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Acuérdate de ellos, Dios mío, contra
los que contaminan el sacerdocio, y
el pacto del sacerdocio y de los
Levitas.
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Limpiélos pues de todo extranjero, y
puse á los sacerdotes y Levitas por
sus clases, á cada uno en su obra;
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Y para
la ofrenda de la leña en los tiempos
señalados, y para las primicias.
Acuérdate de mí, Dios mío, para
bien.
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